martes, 2 de agosto de 2016

Objetivos de la Terapia Breve Sistémica orientada a Soluciones 3/3


     Para continuar profundizando en los objetivos de la terapia breve sistémica centrada en Soluciones se presenta en esta entrada una viñeta de caso que sirve de ejemplo para entender el propósito de:

Evocar recursos y fortalezas para aplicar a la situación problemática

Comencé a trabajar en un hospital psiquiátrico como voluntario en el área de consulta externa a la par que estudiaba mi maestría. El coordinador del departamento solicitó a los psicólogos adscritos derivarme algunos de sus casos y con esto desahogar un poco su saturadas agendas. Los compañeros aprovecharon la oportunidad para mandarme los casos difíciles que no deseaban atender. Mis primeras experiencias clínicas fueron con casos amenazantes.

Recuerdo uno en particular. Soledad, una mujer pasada los cuarenta años que había sido diagnosticada con trastorno depresivo con síntomas psicóticos no respondía a los tratamientos farmacológicos ni a la terapia electroconvulsiva. Soltera, vivía con su madre con quien sostenía una relación demasiado conflictiva. Sus episodios depresivos la llevaban a pasar largas temporadas en cama sin fuerzas para despegarse las sábanas y salir de ella.

Su madre reprochaba su conducta, la tachaba de floja mantenida y la agredía verbalmente. Esto enfurecía a Soledad que respondía a las ofensas maternas y la discusión subía de tono de manera precipitada hasta que comenzaba a escuchar voces internas que le ordenaban autoagredirse. Partía a su habitación en donde golpeaba su cabeza contra la pared hasta perder el conocimiento.

Al finalizar la primera entrevista la felicité por evitar las agresiones físicas hacía su madre. Mencioné que esto reflejaba el gran amor que le tenía a pesar de los momentos difíciles: impedía el ataque a su progenitora aunque eso significara hacerse daño a sí misma. Le dije que, en cambio, me extrañaba el hecho de que fuera tan obediente con las voces y que pensaba que tal vez hacía falta encontrar una forma menos drástica de parar las discusiones con su madre.

En la pausa consulté el manual de terapia breve y seguí al pie de la letra los procedimientos indicados: una tarea de proyección a futuro con la técnica de la pregunta por el milagro. Básicamente le pedí a Soledad preguntarse qué sería diferente si los problemas que la traían a consulta ya se hubieran resuelto.

En las sesiones subsecuentes dedicamos el tiempo a deconstruir en pasos pequeños el milagro relatado (que incluía, entre otras cosas, conseguir un empleo) y hablar de los recursos propios y de su entorno que le ayudarían a lograrlo.

Soledad mejoró de manera sorprendente ante los ojos incrédulos de los adscritos y autoridades del hospital. Seguía escuchando voces pero está vez había decidido no hacerles caso.


       El caso ilustra un presupuesto básico de la terapia breve centrada en soluciones: “todas las personas cuentan con recursos para resolver sus problemas”.  El terapeuta sólo recordó a la paciente sus recursos y fomentó estas fortalezas y capacidades para facilitar cambios en sus acciones y en perspectiva.