Una línea de intervención para trabajar en
terapia breve sistémica con familias con hijos pequeños consiste en identificar
cuál es el denominador común de los intentos ineficaces de solución de los
padres y bloquearlo proponiendo una actuación que sea significativamente
diferente: el “giro de 180º descrito hace décadas por el equipo de terapia
breve del MRI de Palo Alto (Fisch et al., 1982). Esta estrategia demanda rastrear
detalladamente de las secuencias problemáticas y explorar a fondo los diversos
intentos de solución, discriminando cuáles sí son eficaces (excepciones) y
cuáles no (contribuyen al problema). Beyebach y Herrero de Vega describen
algunos denominadores comunes habituales, cada uno con su estrategia de
intervención correspondiente:
PIP
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Descripción
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Estrategia
de intervención
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“Acertar
por separado”.
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Ante los problemas de un hijo el padre y la madre
reaccionan de forma diferente. Si la situación se cronifica, estas
diferencias se acentúan y cristalizan en posturas contrapuestas pero
complementarias: por ejemplo, el padre hace el papel de “duro” y la madre el
de “blanda”, o la madre intenta ignorar el tema, mientras que el padre sigue
insistiendo, etc.
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1) Validar a los padres compartiendo que su insistencia en
hacer cada uno las cosas a su manera es una muestra más de su amor a su hijo
y de su interés por ayudarle.
2) Reencuadrar la falta de un criterio común como fuente
de fracaso y proponer que sigan un mismo curso de acción (“Para el bien de su
hijo es mejor que se equivoquen juntos a que acierten por separado”)
3) Generar un plan de acción durante la sesión
4) Tareas de inversión de roles cómo “Días pares y días
impares”
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“Sola
ante el peligro”.
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Cuando la madre es la principal encargada de la crianza y
educación de los hijos, con un padre periférico que apenas interviene. Esta distribución tan poco equitativa puede ser funcional en muchos
casos, pero en otros contribuye a mantener y agravar los problemas
presentados por los niños, especialmente cuando se trata de conductas
oposicionistas, desafiantes o violentas.
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Trabajar en sesión para conseguir que el padre se
involucre de forma más activa en la crianza de sus hijos.
Una de las claves para conseguirlo está en ayudar a la
madre a que exprese qué tipo de apoyo quiere de su marido; y en ayudar a éste
a proporcionarlo adecuadamente.
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“Por
la boca muere el pez”
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Se refiere a la pretensión de resolver los problemas de
conducta de los hijos solamente hablando, bien sea en forma de “diálogo”,
“consejos” o “sermones”. Cuando las palabras no se acompañan de hechos y
consecuencias, cuando no se marcan con claridad los límites en la familia,
pierden su valor educativo.
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Animar a los padres a que recuperen su posición de
autoridad de modo que las conductas disruptivas de sus hijos tengan
consecuencias negativas y que las positivas reciban consecuencias
beneficiosas.
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“La
batalla interminable”.
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Es la escalada simétrica, en el que los padres entran en
constantes batallas con sus hijos, sobre todo los que van siendo mayores y se
acercan a la adolescencia, recurriendo a las armas de las amenazas, los
chantajes, los gritos e incluso los insultos.
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1) “mano de hierro en guante de seda”, que consiste en que
los padres se mantengan firmes en cuanto a las consecuencias que tendrán las
conductas negativas de sus hijos, pero desde una actitud de amabilidad y
cercanía
2) Es importante en estos casos que los padres establezcan
prioridades y no pretendan abordar todos los problemas de su hijo a la vez.
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“Intentar
enseñar responsabilidad quitándola”.
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Los padres se quejan de la falta de responsabilidad o
incluso del “infantilismo” de su hijo y sin embargo lo promueven al asumir
ellos constantemente la responsabilidad.
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Tratar de ayudar a los padres a que vayan cediendo más
áreas de responsabilidad a sus hijos, lo que implica aceptar y tolerar que
cometan errores.
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“Buscando el hijo perfecto”.
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Los problemas de un hijo se vean mantenidos y exacerbados
por la hiper-exigencia de los padres, que se traduce menudo en unas
expectativas desmedidas en el campo académico, pero también deportivo y
social.
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Utilizar un abordaje más psicoeducativo para transladar a
los padres los inconvenientes y resultados negativos de este exceso de
exigencia.
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“Ya madurará”.
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Se trata de un patrón interaccional de laissez-faire que
se sitúa en las antípodas del “hiperexigente” ya que los padres (o al menos
uno de ellos) perciben las conductas de su hijo como problemáticas, pero
entienden que es el niño el que debe de cambiar por su propia maduración, y
en todo caso con la ayuda del “terapeuta-incubador”.
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Utilizar un abordaje psicoeducativo, dirigido a que los
padres adopten una postura de mayor exigencia.
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Fuentes:
Mark
Beyebach y Margarita Herrero de Vega “MÁS PAPAS Y MENOS PASTILLAS”: LA TERAPIA FAMILIAR
COLABORATIVA Y BASADA EN FORTALEZAS EN LA INTERVENCIÓN CON NIÑOS Y SUS FAMILIAS. Artículo en prensa. Prevista su publicación en la
revista “Sistemas Familiares”
Richard Fisch, John H. Weakland, L.
Segal, Lynn Segal. La táctica del
cambio: cómo abreviar la terapia. Herder, 1994.
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