“Solamente
se necesita una ganzúa o llave maestra,
y no la llave única diseñada para copiar
específicamente
el perfil de una cerradura específica”
Steve De Shazer
Steve De Shazer llamó llaves maestras a aquellas
tareas que resultaban útiles en una amplia variedad de situaciones difíciles y
que se basaban en el presupuesto de que “las intervenciones pueden iniciar el
cambio sin que medie una primera comprensión detallada del terapeuta en cuanto
a lo que ha estado sucediendo”.
Las llaves maestras que se presentan en esta
entrada fueron desarrolladas por el equipo del Centro de Terapia Familiar Breve
de Milwaukee inspirados en el trabajo del equipo de Milán (Selvini Palazoli y
Pratta, 80) acerca de las intervenciones invariables.
Escribir,
leer y quemar
En está tarea se pide a la persona que durante
30 minutos al día escriba todo lo negativo que hay en su vida para después leer
las notas y quemarlas o tirarlas a la basura. Se le sugiere al consultante que si
esos pensamientos indeseados vuelven en otro horario deberá decirse a sí mismo “Ahora
tengo otras cosas sobre las que pensar; pensaré sobre esto en el horario que
corresponde”
Esta formula funciona como una autentica prescripción
del síntoma por tanto es útil cuando el consultante se queja de pensamientos “obsesivos”
o “depresivos”
La pelea
estructurada
Esta formula está indicada para parejas que
constantemente discuten sobre los mismos temas, sin llegar a una solución. Cabe
señalar que está contraindicada si existe riesgo de violencia.
La tarea se compone de 4 pasos:
1) Arrojar una moneda al
aire para ver quién comienza.
2) El primero en hablar
expondrá durante 10 minutos su lista de agravios mientras que el otro sólo
escucha.
3) Cambian los roles y el
que escuchaba se dedicará durante 10 minutos a manifestar su lista de agravios.
4) Pasarán 10 minutos de
silencio antes de que inicie otra vuelta arrojando de nuevo la moneda.
“Haga
algo diferente”
Esta intervención tiene como objetivo introducir
un cambio en la secuencia problema, sin prejuzgar qué cambio ha de ser. Está
indicada cuando la secuencia del problema es muy rígida y estereotipada.
La tarea consiste en pedir a los consultantes
que cuando aparezca el problema, hagan algo diferente, totalmente distinto de
lo que han hecho hasta ahora. El terapeuta anima a sus clientes a que de forma
libre intenten cualquier cosa, por ilógica y descabellada que parezca, siempre
que sea diferente a los intentos de solución fallidos.
“Preste
atención a lo que hace cuando supera el impulso de…”
El terapeuta pide a los pacientes que estén
atentos a los momentos en los que no ocurre el problema (excepciones) para en
la sesión subsiguiente sea el tema a abordar.
Esta formula está destina a emplearse cuando una
persona se queja de su propia conducta o de sí misma. Ayuda a focalizar la
atención sobre las excepciones y, por esto mismo, contribuye a hacerlas más
visibles.
Por otro lado, debido a que la instrucción genera
expectativas en el consultante, resulta una forma indirecta de animar a la
persona a que haga aquello en lo que se le pide fijarse.
El
empleo de estas intervenciones invariables pone énfasis en tres ideas primordiales
para la práctica de la terapia breve: a) el cliente es el protagonista y
creativo del cambio, no el terapeuta, b) El cambio se puede promover desde la
(s) primera (s) sesión (es), y c) sólo
se necesita un pequeño cambio para iniciar la solución.
Fuente:
De
Shazer, Steve (1985) Claves para la solución en terapia breve. Paidós.
Barcelona.
Beyebach,
M y Herrero de Vega, M. (2010) 200 tareas en terapia breve. Paidós. Barcelona