La
relación terapeuta-cliente es el
acoplamiento de estructuras entre dos seres humanos singulares que tienen roles
complementarios: el profesional de la terapia y el cliente que se siente
incapaz de resolver un problema. Sí esta relación tiene cualidad y fortaleza de
colaboración la denominaremos alianza terapéutica. Esta Alianza, según nos
indica lipchik (2005), podemos concebirla como “un viaje de ambos hacia la
solución del cliente, encargado de decidir el destino final”. El
terapeuta actúa como una guía que, mediante preguntas y respuestas cuidadas,
ayuda al cliente a ver con claridad su dirección o cambiarla por otra con
mayores probabilidades de llevarla a su destino. Todo esto basado en la
confianza, el respeto, el interés y el compromiso activo por las metas y medios
para alcanzarlas (ingredientes básicos para lograr una alianza).
Pero,
¿Qué tan importante es esta alianza en
el ejercicio de la psicoterapia? Las investigaciones en factores comunes de la
psicoterapia estiman que los principales determinantes del resultado de la
terapia son en 40% factores extra terapéuticos recursos del cliente, en 30% relación
terapeuta cliente, en 15% factores específicos propios del modelo y en 15%
efecto placebo. Lo anterior confirma que la
persona del psicoterapeuta está inextricablemente entrelazada con el resultado
de la terapia y, por tanto, es de vital importancia utilizarle en beneficio de
fortalecer su relación con el cliente.
Modelo de relación terapeuta-cliente de
De Shazer
Steve
de shazer afirma que, en terapia, la “resistencia” no es un concepto útil. Otorgar
a la persona una etiqueta lleva al terapeuta a correr el riesgo de actuar en
forma de una profecía que termina por cumplirse. En contraste con la idea de
valorar la resistencia en términos de una característica personal, De Shazer
sugiere evaluar la colaboración en términos de la interacción entre el
terapeuta y el cliente apoyado de una metáfora qué procede del ámbito mercantil:
describe tres tipos de relación terapeuta cliente (visitante, demandante y
comprador) y desarrolla, con base a las características de esta interacción,
estrategias para ajustarse al lenguaje de cada cliente. Cabe señalar que los
diferentes tipos de vínculos no son estáticos sino que su dinámica se modifica
a partir de los cambios que introducen cualquiera de los participantes en la
relación.
La
siguiente tabla describe cada una de ellas y las estrategias para abordar la
comunicación con el sistema cliente.
Tipo de relación
|
Descripción
|
Estrategia
|
Visitante
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No percibe que hay un problema, no considera
que haya algo que resolver.
(paciente coaccionado, involuntario)
|
Utiliza la empatía, hazle saber que estás de
su lado)
Elogia lo que hace bien, lo que funciona
Dirige la conversación hacia “¿Qué hacer para
convencer a quién lo mandó que no necesita ir a terapia?”
No dejar tareas.
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Demandante
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Ve un problema, quiere que se solucione, pero
no se ve como parte de la solución.
|
Dirige la conversación hacia la reflexión
sobre la conducta de PI
Elogia su comprensión de la problemática y su
preocupación
Tareas de observación y reflexión que le
permitan describir la interacción y, por ende, su participación el problema
|
Comprador
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Ve un problema, quiere solucionarlo y se ve
como parte de la solución.
|
Tareas conductuales
|
Se
ha presentado en esta entrada un modelo práctico y sencillo para la revisión y
mantenimiento de la relación terapeuta-cliente. Se espera que el lector lo
encuentre útil para lograr un mayor ajuste con las personas y familias con las
que colabora. Se sugiere se use como un mapa para la evaluación de la relación
en el momento de la pausa, mientras elabora un mensaje de recapitulación para
la devolución de las sesiones, o en las supervisiones de caso para idear
estrategias que impacten en la relación terapéutica.
Fuentes:
De Shazer, Steve (2009). Claves de solución en
terapia breve. Gedisa. Barcelona.
Lipchik, Eve (2005) Terapia centrada en la
solución: más allá de la técnica. Amorrortu. Buenos Aires.