domingo, 11 de junio de 2017

La comunicación en el modelo de Terapia Breve orientada a Soluciones



Se ha dicho de la terapia que es el arte de la cura por la palabra. Resulta evidente que tanto la relación como el proceso terapéutico se desarrollan a través de la comunicación ente profesional y consultante. Por tanto, es difícil no estar de acuerdo con la idea de que el lenguaje representa el eje central de la psicoterapia.

Debido a que, como refiere Tarragona (2006), “la forma en la que pensamos y hablamos de nuestros problemas o dificultades puede contribuir a que nos hundamos más en ellos o podamos contemplar nuevas formas de verlos, de solucionarlos o transformarlos”, resulta importante especificar qué uso hace el terapeuta del lenguaje y el enfoque que le da a los aspectos relacionados con el contenido, la forma, los significados y significantes.


En esta entrada se reflexiona sobre el uso del lenguaje desde el modelo de Terapia Breve Centrado en las Soluciones (TBSo). Para ello, se describen las diferentes perspectivas del lenguaje, se intenta ubicar a la TBSo en el mapa de los distintos enfoques y se enumeran algunas de las implicaciones que se tienen al adoptar esta perspectiva en la práctica clínica.   

Perspectivas del lenguaje


De Shazer (1999) describe 4 principales perspectivas en el uso del lenguaje: 1) el sentido común, 2) la estructuralista, 3) la budista y 4) la post-estructuralista. Ubica al manejo de la comunicación del modelo de TBSo en esta última (perspectiva post-estructuralista) y declara al lenguaje como eje central de la terapia.






La siguiente tabla recoge las diferentes perspectivas del lenguaje, sus presupuestos principales y los autores que las representan.


PERSPECTIVA

PRESUPUESTOS

AUTORES






SENTIDO COMÚN


-La significación de las palabras es clara e inequívoca: una palabra se refiere a la cosa misma.
-El cambio no sucede en el lenguaje.
-El lenguaje solo refleja cambios que se producen con anterioridad a los cambios en el lenguaje.
-El que habla percibe la verdad de la realidad y expresa la experiencia mediante el lenguaje.
-El oyente puede saber exactamente qué quiso decir el hablante.








Popular





ESTRUCTURALISTA


-Existe una realidad “afuera” que puede ser representada. Se estudia el lenguaje observando hasta qué punto representa bien esa realidad.
- Aunque las significaciones pueden ser arbitrarias, es posible saber que significan las palabras, porque sus significaciones fueron fijadas por la tradición.
-Las soluciones dependen de los problemas.
-Puede desarrollarse una ciencia del lenguaje observando por debajo y por detrás de las palabras.





Chomsky
De Saussure
Bandler y Grinder





BUDISTA


-El lenguaje nos bloquea el acceso a la realidad.
-Existe una realidad “allí afuera”
-La meditación se emplea para desconectar el pensamiento y lenguaje para ponerse en contacto con la realidad.
-Las palabras/conceptos se entienden como ilusiones que nos impiden conocer la realidad.




(Izutso, Watts, Suzuki)







POST- ESTRUCTURALISTA


-El lenguaje es la realidad.
-Los conceptos/palabras son construcciones de quienes las emplean.
-La significación es arbitraria e inestable: varía según quién utiliza el término, a quién se dirige y en qué contexto.
-No se puede comprender con alguna certeza lo que el otro REALMENTE quiere decir, porque cada uno lleva al encuentro toda la carga de su experiencia previa, única.
-La verdad se construye por medio de la interacción. Se llega a la significación a través de la negociación.
-El cambio ocurre dentro del lenguaje.







(Wittgenstein)
Derrida,
De Shazer


Implicación para una práctica clínica

Asumir está postura, de acuerdo con De Shazer, trae consigo implicaciones sustanciales en la práctica clínica. A saber 5:

1) El terapeuta puede tomar la decisión de ayudar a sus pacientes a construir soluciones a partir de centrar la conversación en lo que los clientes hacen bien y en los recursos y lados fuertes con los que cuentan (ver excepciones en Cambios pre tratamiento)

2) Utilizar escalas numéricas para construir un puente que facilite el tratamiento (“hacer hablar a los números”). De su uso De Shazer comenta: “las empleamos no sólo para medir la propia percepción del paciente sino también para motivar y alentar y para dilucidar los objetivos las soluciones y todo lo que pueda ser importante para cada paciente”
(ver Escalas )

3) Tomar en serio lo que el paciente dice, en lugar de “leer entre líneas”. De Shazer dice al respecto: 

“Tratamos de seguir un principio conversacional de Caridad. Esto significa que estamos dispuestos a asumir que los demás dan sentido a sus experiencias de una manera que no es radicalmente diferente de la nuestra, o sea que cualquiera que estuviera en la misma situación probablemente la describiría del mismo modo”  

En este sentido, el terapeuta parte de 3 preguntas básicas: ¿qué pueden contarnos que sea útil para construir una solución?, ¿qué pueden esperar razonablemente lograr? y ¿qué deberíamos hacer (tanto el paciente como el terapeuta) para lograrlo?

4) El terapeuta intentará construir, a partir de los intervalos transcurridos entre las sesiones, auténticos periodos en los que se ha logrado una mejoría para enseguida ayudar al paciente a determinar qué está haciendo o qué sucedió que lo conduce al logro de modo tal que pueda advertir en qué debería perseverar.

5) Cimentar soluciones a partir de centrar la conversación en un futuro en donde el problema y haya sido resuelto de manera satisfactoria (ver proyección a futuro aquí)


Hasta aquí se han descrito 4 formas de entender el lenguaje y se ha ubicado el uso de la comunicación en la TBSo dentro de la perspectiva post-estructuralista. Por último, se han mencionado algunas de las implicaciones prácticas que se esperan sirvan de guía en la conversación terapeuta-cliente.



Fuente:


De Shazer, Steve (1999) En un origen las palabras eran magia. Gedisa, 

Tarragona, Margarita. Las terapias posmodernas: una breve introducción a la terapia colaborativa, la terapia narrativa y la terapia centrada en soluciones. Psicología Conductual, Vol. 14, Nº 3, 2006, pp. 511-532