En la viñeta, la terapia es tan aburrida
que se han quedado dormidos en la consulta. Cecchin advierte que, en terapia, “el
aburrimiento ocurre con frecuencia cuando sentimos cómo si fácilmente sabemos
lo que está ocurriendo”, es decir, cuando no hay ninguna nueva información que
signifique algo para el terapeuta. En consecuencia, se deja de escuchar y se
experimenta el aburrimiento.
Para Cecchin este aburrimiento del terapeuta
no es más que un síntoma de no-neutralidad. Propone para enfrentarle: “mantener
una postura de curiosidad y deleitarse con la intervención y descubrimiento de
múltiples patrones”.
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