¡Qué costumbre tan
salvaje esta de enterrar a los muertos!,
¡de
matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra!
Es
tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.
Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten,
que rompan el ataúd y digan alegremente:
¿por qué lloras?
Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja,
la introducen, le ponen lajas encima,
y luego tierra, tras, tras, tras, paletada
tras paletada,
terrones, polvo, piedras, apisonando,
amacizando,
ahí te quedas, de aquí ya no sales.
Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto,
los besos derramados. Es una burla: ¿para
qué lo enterraron?,
¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse,
hasta que nos hablaran sus huesos de su
muerte?
¿O por qué no quemarlo, o darlo a los
animales, o tirarlo a un río?
Habría que tener una casa de reposo para los muertos,
ventilada, limpia, con música y con agua
corriente.
Lo
menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.
Sabines, Jaime
En
esta entrada se presenta una propuesta para la intervención sobre duelo
complicado desde un modelo de terapia centrado en soluciones. En primer lugar,
se conceptualiza a la experiencia de la pérdida como un proceso de diferentes
etapas y tareas por cumplir. En segunda instancia, se propone una visión
constructivista del duelo a partir de 6 presupuestos básicos. Por último, se presenta una
serie de pautas para el acompañamiento de las familias que afrontan pérdidas. El
planteamiento contempla 2 tipos de intervenciones: 1) las que están
relacionadas con las diferentes etapas del proceso de la terapia breve
orientada a soluciones y 2) las que se basan en la lógica de facilitar las tareas propias del proceso
de duelo.
El duelo
La
experiencia de la pérdida es universal. Debido a que el cambio es inherente a
la vida y cada cambio implica una pérdida, resulta imposible pensar en la
pérdida sin relacionarla con el ciclo vital. A lo largo de su desarrollo, las familias experimentan estos cambios y pérdidas cómo importantes crisis que pueden ser de tipo normativo (situaciones planeadas, esperadas) o de tipo paranormativo (experiencias adversas o inesperadas).
Un ejemplo de evento paranormativo es la muerte. Cuando una persona
pierde a un ser querido a través de la muerte advierte una crisis y una respuesta a ella, es decir, ciertas reacciones,
sentimientos y procesos de curación que están mediadas por su particular manera
de afrontar la adversidad y por la naturaleza de la relación que mantenía con
la persona fallecida. A este proceso se le conoce como “duelo”. Neimeyer (2002)
distingue tres etapas del proceso de elaboración de duelo que se describen en
la siguiente tabla:
Etapa
|
Reacción
|
Contenido manifiesto
|
Evitación
|
¡Dios mío! ¡No puede
ser verdad! ¡tiene que haber un error!
|
Sensación de
aturdimiento e irrealidad
Oír las voces de los
demás como si estuvieran lejos
Sentirse distanciado
del entorno Desorganización
Distracción
Incapacidad por
llevar a cabo sus rutinas y deberes
Enojo hacia las
personas que se creen son responsables de la muerte
|
Asimilación
|
¿Cómo voy a poder
seguir viviendo sin esta persona a la que tanto quería?
|
Sentimientos de
soledad y tristeza
Sentimientos de culpa
Aislamiento social
Imágenes intrusivas
Sueños y pesadillas
relacionadas con el fallecido
Síntomas de depresión
Ansiedad
Náuseas
Trastornos digestivos
|
Acomodación
|
¿Qué va a ser de mi
vida ahora?
|
Recuperación del
autocontrol emocional, hábitos alimenticios y de sueño
Mayor energía en actividades
diarias
|
Tabla 1 Etapas del proceso de duelo
(Neimeyer, 2002)
En
su paso por estas etapas, las personas se ven obligadas a cumplir con una serie
de tareas en el proceso de duelo. Worden (1997) habla de cuatro: 1) aceptar la
realidad de la pérdida, 2) expresar sus emociones y su dolor, 3) adaptarse a un
medio sin el fallecido y 4) recolocar emocionalmente al fallecido para seguir
viviendo.
Aunque
la mayoría de las personas pasan por estas etapas de forma satisfactoria, la
reorganización de la propia vida después de una pérdida importante no siempre
se da de manera conveniente. Algunas personas se pueden estancar en alguna de
las etapas del proceso de duelo o éste puede cronificarse y representar una
amenaza para su funcionamiento. Las situaciones que pueden complicar un duelo
son, por mencionar algunos ejemplos, los casos de pérdida traumática, la muerte
de un hijo pequeño, pobre apoyo social y sobrecarga del duelo (varias pérdidas
simultáneas o secuenciales). Neimeyer (2002) advierte que, aunque los síntomas
que acompañan al duelo son normales, hay algunas señales que indicarían la
necesidad de solicitar ayuda profesional:
- Intensos sentimientos de culpa,
- pensamiento de suicidio,
- desesperación extrema,
- depresión prolongada,
- síntomas físicos,
- ira incontrolada y
- dificultades continuadas de funcionamiento abuso de
sustancias
A la
presencia de estas señales también se le conoce como duelo complicado. Worden
(1997) distingue entre el asesoramiento del duelo y la terapia de duelo. El
primero supone ayudar en el duelo normal o no complicado, facilitando la
realización de las tareas de duelo arriba mencionadas. La terapia de duelo, en cambio, es
el conjunto de técnicas especializadas que se aplican para ayudar a las
personas con reacciones de duelo complicado.
Una visión constructivista del duelo
El
constructivismo sugiere que las personas construimos sistemas idiosincráticos
de significados organizados alrededor de un conjunto de creencias nucleares que
determinan la percepción que se tiene de los acontecimientos vitales y que
tiene la capacidad de orientar su conducta. Esta perspectiva contrasta con el
enfoque que se ha adoptado tradicionalmente para entender el fenómeno del
duelo. A continuación, se presentan seis
presupuestos basados en una postura constructivista que pueden orientar la
práctica clínica para el acompañamiento a las familias que atraviesan por un
proceso de duelo complicado:
Tópico
|
Presupuesto
|
Implicaciones
|
1) Efecto de la
muerte en la construcción del mundo de la familia
|
La muerte puede validar o invalidar las
construcciones que orientan nuestras vidas o puede constituir una nueva
experiencia a la que no podemos aplicar ninguna de nuestras construcciones
previas.
|
Entender, mediante
las conversaciones con los consultantes, cómo la pérdida desmiente o reafirma
la visión de mundo que guía la vida de los miembros de la familia
|
2) Duelo e identidad
|
El duelo es un proceso personal caracterizado
por la idiosincrasia, intimidad e impenetrabilidad de nuestra identidad.
|
Escuchar atentamente
las pistas del significado único que la experiencia de pérdida tiene para
cada uno de los miembros de la familia y ayudarlos a transmitirlo mediante
metáforas e imágenes.
|
3) Duelo como proceso
activo vs pasivo
|
El duelo es algo que nosotros mismos hacemos,
no algo que se nos ha hecho.
|
Asumir un papel de
facilitadores sensibilizando a los miembros de la familia ante las muchas
decisiones que deben tomar y ayudándoles a evaluar las implicaciones que
pueden tener cada una de sus decisiones.
|
4) Las oportunidades
del duelo
|
El duelo nos da la oportunidad de reafirmar o
reconstruir un mundo personal de significados que ha sido cuestionado por la
pérdida.
|
Ayudar a la familia
en el proceso de reconstrucción a partir de la pérdida. Esta reconstrucción
se puede dar por “asimilación”, es decir, reafirmando la viabilidad de su
sistema de creencias o por “acomodación”, es decir, revisando y cuestionando
sus convicciones mantenidas.
|
5) La función de los sentimientos
en el proceso de reconstrucción
|
Cada sentimiento cumple una función y es el
resultado de los esfuerzos que hacemos para elaborar nuestro mundo de
significados tras el cuestionamiento de nuestras construcciones.
|
En lugar de intentar
controlar o eliminar los sentimientos, percibiéndolos cómo disfuncionales;
respetar y honrar cada uno de los sentimientos enfatizando su función en el
proceso de reconstrucción tras la pérdida.
|
6) la importancia de
los vínculos
|
Construimos y reconstruimos nuestras
identidades como supervivientes a la pérdida negociando con los demás.
|
Tener en cuenta en el
proceso de reconstrucción las relaciones establecidas con otros reales y
simbólicos, así como los recursos personales de los afectados. Además, ayudar
a redefinir la conexión simbólica que se mantiene con el fallecido y las
relaciones con quienes siguen viviendo. Implica también tener en cuenta las
ideas comunitarias y culturales sobre la muerte y la pérdida, así como las expectativas
sociales y las normas que regulan el proceso de duelo.
|
Tabla 2 Presupuestos de la visión
consructivista del duelo (Neimeyer, 2002)
El enfoque centrado en soluciones
La
terapia breve centrada en soluciones (De Shazer, 1986; Berg y Dolan, 2001) es
un modelo que se fundamenta epistemológicamente desde la teoría general de
sistemas, la cibernética, el constructivismo y el construccionismo social. Sus
procedimientos técnicos se han desarrollado a partir de los trabajos del equipo
del MRI en Palo Alto, California y del equipo del Centro de Terapia Breve
Familiar (BFTC) de Milwaukee. Estas técnicas están diseñadas para que la
familia pueda enfocarse menos en el problema y más en las soluciones, lados
fuertes y recursos personales y familiares.
El conjunto
de técnicas incluyen: el trabajo con las excepciones al problema
(aquellos momentos en los que el problema no está presente o lo está en menor
intensidad); preguntas de proyección a futuro (lo que el cliente va a estar
haciendo cuando el problema deje de dominar su vida); definición de metas
manejables; y preguntas de escala (“en una escala del 0 al 10, en donde el 0
representa el peor momento del problema y el 10 que ya lo has solucionado
satisfactoriamente, ¿En qué número se ubican actualmente?”)
Destaca
además la postura de “no saber” que adopta el terapeuta orientado a soluciones
y que parece estar basada en la sentencia Zen que reza: “En la mente del
principiante hay muchas posibilidades; en la mente del experto hay pocas”. Esta
actitud lleva al profesional a “ir detrás” de los clientes al considerarlos
como los verdaderos expertos en sus vidas y problemas que presentan en la
terapia.
O’
Hanlon (1990) sostiene que los objetivos de la Terapia Breve Centrada en
Soluciones son 3: a) Cambiar la “forma de actuar” en la situación
percibida como problemática, b) Cambiar la “forma de ver” la situación
percibida como problemática y c) Evocar recursos y capacidades que se pueden
aplicar a la situación que se percibe como problemática. Para lograr estos
objetivos, los consultantes y el terapeuta emprenden juntos una aventura por
las diferentes etapas del proceso de la mejoría y el cambio.
Beyebach
y Herrero de Vega (2010) mencionan que el enfoque centrado en soluciones
proporciona una buena forma de abordar las situaciones de duelo complicado ya
que “permite adaptarnos al máximo a las preferencias y la particularidad
trayectoria del duelo de nuestros clientes sin imponerles ideas preconcebidas e
infundadas acerca de cómo se debe hacer un duelo normal”
Pautas para el acompañamiento del duelo
complicado
En
la etapa
de enganche (para una revisión de las diferentes etapas del proceso de terapia aquí) es importante tomar en cuenta que la mayoría de las personas en
el primer contacto refiere consultar por depresión y pensamientos obsesivos en
torno a la pérdida. La derivación suele ser por propia iniciativa, sin embargo,
hay ocasiones en que los familiares o amigos son los que motivan a la persona a
tomar terapia.
Puede
darse el caso de que una familia presente un motivo de consulta relacionado con
el síntoma de alguno de sus miembros y en el transcurso de la terapia se llegue
a la conclusión de la necesidad de acompañar un duelo. Por ello es importante
indagar sobre la organización familiar durante la fase de preludio. Mediante la
elaboración de un familiograma, el terapeuta puede percatarse de las pérdidas
por las que atraviesa la familia.
Es
importante convocar, desde las primeras sesiones, a los miembros del sistema
familiar, introduciendo la idea de que la elaboración del duelo es un proceso
que le compete a toda la familia.
En
la etapa
de definición de las metas, si el motivo de consulta inicial es el
duelo, se sugiere aprovechar el momento del planteamiento del problema para facilitar las
emociones de los miembros de la familia, esto se logra otorgando un espacio
para la expresión emocional oral y/o escrita de la experiencia de la pérdida,
sin forzar. Es frecuente que los participantes se encuentren alterados emocionalmente
y no sean capaces de explicar lo que sienten. Lipchik (2005) sugiere en estos
casos ayudarles a aclarar la emoción antes de fijar metas o centrar la
conversación en soluciones. Menciona que es importante avanzar con lentitud y
ser sensibles a las respuestas verbales y no verbales de los clientes durante
este proceso: “Tal vez su incapacidad para saber lo que sienten haya cumplido
una función positiva durante largo tiempo, por ejemplo, la de protegerlos de
sentimientos que no podían soportar. Un repentino levantamiento del velo puede
ser más perturbador que útil”.
Si
el motivo de consulta inicial es otro y se descubre el duelo complicado en el
transcurso de las sesiones, se sugiere trabajar para co-construir una
redefinición de problema. El terapeuta puede apoyarse de los reencuadres de
tipo normativo, al relacionar las quejas presentadas al evento de la pérdida, al
proceso de elaboración del duelo y a la reconstrucción de la identidad personal
y familiar a partir del fallecimiento del ser querido. Otra estrategia útil
resulta la connotación positiva de los síntomas (abajo se presenta una tabla
que recupera la función positiva de diferentes sentimientos). En cualquiera de
los casos conviene evitar conceptualizar los procesos de duelo en términos de “resolver
un problema”. En lugar de ello, se sugiere normalizar y clarificar el proceso
por el que atraviesan los miembros de la familia a raíz de la pérdida y revisar
y definir objetivos en concordancia con las tareas propias del duelo, a
recordar: 1) aceptar la realidad de la pérdida, 2) expresar sus emociones y
dolor, 3) adaptarse a la nueva organización familiar sin el fallecido y 4)
recolocar emocionalmente a quien murió para luego retomar la vida.
Sentimiento
|
Función
|
Negación
|
Intento de «posponer»
un acontecimiento que resulta imposible de asimilar, hasta que pueda captarse
su significado con toda su dolorosa claridad
|
Depresión
|
Intento de limitar la
atención, restringiendo el campo al que se aplica para poder hacer el mundo
más manejable.
|
Ansiedad
|
Toma de conciencia de
que la muerte supera ampliamente su capacidad para explicar, predecir y
controlar el mundo
|
Culpa
|
Intento de evaluar
nuestro comportamiento en contraste con las propias estructuras nucleares de
identidad. Oportunidad para revisar el rol que nos autoimponemos al
relacionarnos con los demás.
|
Hostilidad
|
Intento de forzar a
los acontecimientos a adaptarse a las construcciones que tenemos de ellos,
manipulando las pruebas que tenemos para validar las predicciones incorrectas
que hemos hecho
|
Amenaza
|
señalar
la conciencia de la inminencia de un cambio generalizado en las estructuras
nucleares de identidad.
|
Tabla 3 Función positiva de los
sentimientos en el proceso del duelo
En
la etapa de impulsar el cambio se
privilegia el trabajo de la búsqueda de
excepciones, no sólo con las preguntas de cambio pretratamiento (por ejemplo, ¿Qué va mejor a partir del
momento que concertar la cita?), sino, por encima de otras técnicas, con las preguntas de afrontamiento que representan importantes intervenciones para orientar la conversación sobre los recursos de la familia
en situaciones negativas, incluso de extrema adversidad. Cuando, en estos
casos, no es posible identificar excepciones o mejorías, es preferible no
empeñarse en encontrar excepciones a toda costa, y en lugar de ello adaptarse a
la postura negativa de los consultantes, por ejemplo:
¿Qué
cosas te han ayudado a sobrellevar la pérdida?
¿Qué cosas sigues haciendo por ti/por tus hijos/por…, pese
al dolor de la pérdida?
¿A qué cosas no has renunciado, pese a la situación?
¿Qué cosas de tu pareja/familia has conseguido conservar?
¿Qué cosas me dirían tu pareja/tus hijos/tus padres que
sigues haciendo por ellos?
¿Qué cosas sigues haciendo bien?
¿De dónde sacas las fuerzas para seguir atendiendo a tu
familia/trabajando / viniendo aquí?
¿Qué estás haciendo para seguir adelante?
¿Qué/quiénes te está/n ayudando a seguir adelante?”
“¿Cómo es que nos estás/no están aún peor?
¿Qué cualidades tuyas te/los están ayudando?”
A
partir de estas preguntas es importante identificar qué cosas están haciendo
los miembros de la familia que favorecen la elaboración del duelo para después
ampliar estas excepciones y construir descripciones de patrones interpersonales
satisfactorios y poder propiciarlos en la vida cotidiana.
Otra
forma de trabajar con las excepciones es mediante la práctica de proyección a futuro qué consiste en
orientar la conversación de la terapia hacia la descripción de un futuro ya sin
la persona fallecida o haciéndola presente emocionalmente. Ejemplos de preguntas
son:
¿Qué
va a ser diferente cuando los miembros de esta familia se adapten a la vida sin
la persona fallecida?
¿Qué
les indicará que ya se van adaptando?
¿Qué
van a estar haciendo diferente que les indique que ya han logrado hacerle un
espacio en su corazón y retomar sus vidas?
Es necesario hacer preguntas para clarificar y
ampliar el futuro preferido y anclar la descripción a las emociones y a nuevos
significados que confirmen su visión del mundo o que les ofrezcan la
oportunidad de replantear su sistema de creencias, por ejemplo: ¿Cómo te vas a
sentir una vez que hayas logrado elaborar tu duelo?, ¿Qué vas a pensar
diferente acerca de ti/ de tu familia/ de tu relación con la persona fallecida/
de la muerte/ de la vida, etc.? El terapeuta puede ayudar a los consultantes a elaborar
un plan concreto de acción, sin presionar, con la premisa de que “ir despacio
es mejor”. La estrategia de “hacer un poco del milagro” y la “tarea del como si”
pueden ser útiles para este fin.
También
se puede acceder a las excepciones mediante la búsqueda de éxitos pasados. Esta estrategia consiste en preguntar a
los miembros de la familia acerca de otras pérdidas que han vivido y cómo las
han podido sobrellevar.
Además
de las técnicas de búsqueda de excepciones que se han mencionado, se puede
hacer uso de un tipo de una intervención poderosa en procesos de elaboración de
duelo: los rituales. Se sugiere que
se elabore un nuevo ritual junto a la persona o la familia consultante. Se
invita a los miembros de la familia a que asuman un papel activo en la
preparación y ejecución que se realizara en el momento en que consideren
oportuno. Ejemplos de rituales son: quemar, enterrar, guardar o exhibir objetos
simbólicos o conmemorar la muerte con alguna ceremonia. Muchas de las
intervenciones que se presentan en el siguiente apartado siguen una lógica similar
a la del ritual.
A
tomar en cuenta en la etapa de
mantenimiento es, como ya se ha mencionado, ir despacio, siempre al ritmo
que marcan las personas y las familias, evitando presionar. Para la etapa
de terminación es importante revisar tres puntos que pueden resultar clave
para la evaluación de los resultados de la terapia y la conveniencia de su
conclusión: 1) la experiencia subjetiva de los consultantes (mejorías
referidas, avances en la pregunta de escala de mejoría) 2) cambios en la
conducta (con respecto a la pérdida), 3) alivio de los síntomas.
Intervenciones según las tareas del duelo
A
continuación, se presenta una tabla que clasifica las intervenciones de acuerdo
a las tareas en el proceso de duelo. De cada intervención se realiza una
pequeña descripción de su modo de empleo.
Tareas
|
Intervención
|
Consiste en
|
Aceptar la realidad
de la pérdida
|
Carta continua
|
Se le pide a la
persona que escriba una carta de despedida a la persona fallecida. En ella se
deben plasmar todos los sentimientos. Hacerlo todos los días, en el mismo
lugar y misma hora por varias
semanas.
|
Objetos
vinculares
|
Se pide a la persona
que coleccione objetos simbólicos que la unan a la persona fallecida y que
los ponga en lugar visible de la casa. Después se incorporarán a una
ceremonia de despedida.
|
Interrogatorio sobre
la pérdida
|
Animar a hablar
acerca de la pérdida mediante preguntas: ¿Dónde se produjo la muerte?, ¿Cómo
ocurrió?, ¿Quién le comunicó?, ¿En dónde te encontrabas?, ¿Cómo fue el
funeral?, ¿Qué se dijo en misa?, etc.
|
Finalización
|
Al terminar la carta
continua, se celebra una ceremonia de despedida. Esta ceremonia consiste en
quemar y enterrar las cenizas junto con los objetos vinculares mientras se
pronuncian palabras de despedida. Luego se realiza un rito de pureza (baño) y
para finalizar un rito de reunión (comida, fiesta, etc)
|
Visitar la tumba
|
Ayudar a los miembros
de la familia a planear una visita a la tumba del fallecido.
|
Expresar sus
emociones y su dolor
|
La máquina del tiempo
imaginaria
|
Se propone a la
persona un viaje al pasado hasta encontrara un recuerdo grato que compartió
con la persona fallecida. Se anima a revivir ese instante, que elija algo del
fallecido para traer consigo y que lo represente de alguna manera.
|
Finalización
|
Descrita en un punto
anterior
|
Escribir, leer y
quemar
|
Se pide al
consultante que destine unos minutos del día a escribir todos los
pensamientos negativos y/o dolorosos que vengan a su mente, luego los lee
detenidamente y los quema, imaginando que se esfuman.
|
Carta continua
|
Descrita en un punto
anterior
|
El álbum familiar
|
Se le pide a la
familia que se reúnan para crear un álbum de fotos especial que recoja la
vida del fallecido.
|
Facilitar la
activación de recuerdos
|
Mirar fotografías, recordar
su voz, escuchar sus canciones favoritas, buscar objetos y pertenencias,
olores y sabores que recuerden al fallecido, visitar lugares preferidos y/o
hablar con las personas que lo conocieron.
|
Duelo intensivo
|
Se le pide a la
persona dedicar un tiempo continuo a estar de luto (2 o 3 días completos) en
soledad, pero con la cercanía de alguien que, en un momento determinado
pudiera consolarle.
|
El buzón de las
emociones
|
Se les pide a los
miembros de la familia que en una caja decorada como buzón escriban las
emociones que experimentan durante el día con respecto a la pérdida. En la
sesión se invita a compartir lo que se escribió.
|
Dibujos
|
Se le pide a los
consultantes hacer dibujos que reflejen los propios sentimientos y
experiencias con el fallecido.
|
Imaginación guiada
|
Ayudar a la persona a
imaginar al fallecido y animarle a decirle cosas que crea necesario decirle.
|
Adaptarse a la nueva
organización familiar sin el fallecido
|
Carta desde el futuro
|
Se propone al
consultante que se escriba a sí mismo una carta desde el futuro en donde ha
superado los problemas que le han traído a terapia y representa una versión
más sabia de sí mismo.
|
Cosas esperanza
|
Se propone a la
persona que inicie alguna actividad que implique esperanza, por ejemplo,
crear un jardín, organizar un viaje, etc. Se divide en dos partes: la
planeación y la ejecución.
|
El collage de los
sueños
|
Se pide al
consultante que elabore un collage que recoja sus sueños, metas y
aspiraciones.
|
Pasar a la acción
|
Se sugiere que
identifique alguna cosa que pueda empezar a hacer para ayudar a alguien. No
es necesario que la lleve a cabo.
|
Fijarse que podría
hacer, pero no hacer todavía
|
Se sugiere que durante
las próximas semanas se fije en qué ocasiones podría hacer algo relacionado
con sus objetivos, pero se le indica que no lo haga todavía.
|
Post-it para uno
mismo
|
Se anima a la persona
que se vaya dejando post-it por la casa, con breves mensajes positivos que le
recuerden sus cualidades, sus sueños, o simplemente animarla.
|
Juego de roles
|
Ayudar a la persona a
representar situaciones que le causen temor o incomodidad para ir
desarrollando aptitudes.
|
Retroalimentación de
la estructura familiar
|
Se da en tres pasos:
1) Se muestra a los miembros el mapa de su estructura familiar a partir de la
pérdida, 2) Se co-construye un mapa con una nueva estructura, más funcional y
satisfactoria y 3) se pregunta a cada uno por el mínimo cambio que pueden
llevar a cabo.
|
Recolocar
emocionalmente a quien murió para luego retomar la vida.
|
Carta desde el futuro
|
Descrita en un punto
anterior
|
Collage de los sueños
|
Descrita en un punto
anterior
|
La máquina del tiempo
imaginaria
|
Descrita en un punto
anterior
|
Impacto positivo
|
Se sugiere que
identifique aquello que siempre quisiera recordar de su ser querido. El
recuerdo que siempre la acompañará.
|
Huella vital
|
Solicitar
al deudo que se capaz de reconocer la influencia que ha tenido la persona
fallecida en su vida, ya sea en el modo de hablar, gesticular o actuar, hasta
formas de sentir y pensar.
|
Tabla 4 Intervenciones según las
tareas de duelo
Conclusiones
Hasta
aquí se ha expuesto una propuesta para la intervención del duelo complicado
desde un modelo de terapia centrado en soluciones. A manera de conclusión se
considera preciso señalar el momento actual por el que atraviesan las familias
que experimentan pérdidas a causa del coronavirus. La dimensión social de los
ritos y rituales (velatorios, ceremonias religiosas, reuniones etc.) se ha visto limitada
y en bastantes ocasiones cancelada para evitar contagios. Debido a que el apoyo
social asociado a estos rituales resulta muy importante para que el proceso de
duelo sea normal y no derive a duelo complicado, la comunidad de expertos ha
brindado recomendaciones para que las familias puedan encontrar alternativas de
ríos y rituales que les permitan compartir y expresar sus sentimientos y honrar
la memoria de sus seres queridos.
Entre
las recomendaciones sobresalen las siguientes:
En
el caso de personas fallecidas por COVID-19, no está permitida la
asistencia al velatorio. Se sugiere que el personal de la funeraria que
los atienda pueda servir de enlace para llevar a cabo actuaciones en el
lugar para homenajear o despedir a su ser querido: leer una carta, incluir
un objeto en el ataúd, poner la canción preferida de ambos... y si fuera
posible, retransmitirlo en tiempo real, a través de video llamada o grabándolo
por teléfono.
Se
sugiere también preparar un escrito para cuando el deudo pueda reunir a todos sus
seres queridos, o grabar en vídeo y compartirlo en estos momentos a aquellas
personas que considere a través de redes sociales, WhatsApp, etc.
Otra
opción es colgar de su balcón, ventana o puerta algún objeto/cartel/señal que
le recuerde a su ser querido o simbolice su marcha.
Dado
el confinamiento, las reuniones podrán llevarse a cabo por las personas
que se encuentren conviviendo juntas y/o a través de llamada telefónica o
video llamada, con los miembros de la familia que no pueden estar presentes. Además,
se puede realizar una ceremonia o encuentro virtual en alguna plataforma online
(Skype, Zoom, etc.) y elaborar un ritual donde cada uno pueda llevar un
objeto o frase que represente a la persona fallecida y dar espacio para que
pueda compartir lo que desee.
Por
último, se recomienda hacer uso de las tecnologías de la información, por
ejemplo, publicando en su muro/red social y escribiendo, a modo de
homenaje, acerca del legado de vida que te ha dejado; o construyendo una
página (web, Facebook) o grupo de WhatsApp, etc., donde familiares, amigos
y conocidos puedan expresar sus condolencias y puedan homenajear al
fallecido.
Bibliografía:
Beyebach, M. y Herrero de
Vega, M. (2010) 200 tareas en terapia breve. Herder, Barcelona.
García, Felipe (2013) Terapia sistémica breve. Fundamentos y aplicaciones. RIL, Santiago de Chile.
Lipchik, Eve (2005) Terapia
centrada en la solución. Amorrortu, Buenos Aires.
LLavona, L. y Méndez, F (2012)
Manual del psicólogo familiar. Pirámide, Barcelona.
Moreno, A. (2015) Manual de
terapia sistémica. Principios y herramientas de intervención. Bilbao: Desclée
de Brouwer.
Neimeyer, R. (2002) Aprender
de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Paidós. Barcelona
O´hanlon, Bill (1990) En busca
de soluciones. Paidós, Barcelona
Worden, W. (1997) El tratamiento
del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Paidós, Barcelona