Quien no ha afrontado la adversidad,
no conoce su propia fuerza.
Benjamin Jonson.
En esta entrada se aborda un procedimiento
técnico que se engloba en las estrategias terapéuticas para evocar recursos y
lados fuertes de los consultantes. Se describe la técnica a partir de sus
principales características, sus propósitos terapéuticos y los pasos en que se
lleva a cabo.
Las familias que consultan para terapia
psicológica a menudo se encuentran en situaciones muy desesperadas y sus
miembros tan afectados y desmoralizados que necesitan contar en detalle los
problemas que están padeciendo o las desgracias que han sufrido. Por tanto,
conviene que el terapeuta, antes de introducir una perspectiva de cambio,
escuche y valide la experiencia del consultante.
Las preguntas de afrontamiento permiten identificar
recursos en situaciones especialmente negativas, sin minimizar ni quitar
importancia a las dificultades que están atravesando los miembros de la
familia. Este tipo de interrogatorio
presenta una doble ventaja: por un lado, la terapeuta coopera con los
consultantes y se acepta su visión negativa de la situación, y, por otro, indaga
en acciones que les han permitido sostenerse ante tanta adversidad. El
terapeuta puede comenzar a ayudar a los consultantes a ver sus fortalezas y
recursos en circunstancias difíciles y quedarse «detrás» de ellos en lugar de
empeñarse en tranquilizarlos o tomar el control y tratar de imponer una
solución a través de sus preguntas habituales.
La estrategia consiste en indagar cómo los
consultantes se las arreglan para seguir adelante a pesar de sus dificultades,
pese a los eventos traumáticos que han sufrido. El terapeuta muestra genuina curiosidad
por explorar cómo las personas se las han arreglado para sobreponerse a la
adversidad
OBJETIVOS
·
Identificar recursos en
situaciones especialmente negativas, sin minimizar ni quitar importancia a las
dificultades que están atravesando los clientes.
·
Transmitir el mensaje
de que los consultantes lo están haciendo lo mejor que pueden dado lo adverso
de las circunstancias.
·
Transmitir empatía y
apoyo a los consultantes,
·
Lograr un ajuste a su
postura pesimista o desesperanzada.
MODO DE EMPLEO
1) Validar la experiencia de los consultantes
- “Entiendo que ha de
haber sido difícil para ti”
- “viviste una situación
muy fuerte”
- “Comprendo que fue muy
dolorosa la situación por la que atravesaste”
2) Empatizar con las dificultades de los consultantes y preguntar
cómo han podido «sobrevivir», «no tirar la toalla» o «seguir adelante» pese a
todo.
–
¿Cómo pudiste afrontar eso?
–
¿Cómo es que, a pesar de todo esto tan difícil, estás
siendo capaz de seguir adelante?
–
¿Cómo es que no has tirado lo toalla, ante tantas
dificultades?
–
¿Cómo has conseguido venir a esta sesión, con todo lo que
tienes encima?
–
¿Cómo supiste que ésa era la opción menos mala que podías
escoger en ese momento?
–
¿De dónde estás sacando las fuerzas para resistir todo
esto?
3) Una vez identificado algún recurso mediante estas
preguntas, se realiza un trabajo de marcar (tratar de que no pase inadvertida,
que cobre importancia a los ojos de los clientes y que suponga una «diferencia
que marque una diferencia»), ampliar (hablar de las mejorías y/o recursos el mayor
tiempo posible y que den todo lujo de detalles) y anclar los cambios (que estos
cambios sean percibidos como algo que pueden repetir y que está en sus manos
mantener en marcha).
Opciones para anclar los recursos:
a) Atribuir control interno/ culpabilización
positiva:
¿Cómo
lo conseguiste?
¿Qué
pasó para que decidieras…?
¿Cómo
lograste resistir…?
¿Qué
fue lo que más te ayudo de las cosas que hiciste?
¿Cuál
dirían ustedes que ha sido la clave que han estado empleando para…?
b) Repartir los méritos:
¿Cómo
te ayudaron tus padres?
¿Qué
cosas notó que hizo su esposa que le ayudaron a…?
¿Qué
hiciste tú para facilitarles que te ayudaran?
¿Quién
más te ayudó?
c) Cognitivamente:
¿Qué
significa para ti haber sido capaz de dar ese paso?
¿Qué
cualidades tuyas se pusieron de manifiesto en ese momento?
¿De
qué forma estas cualidades pueden ayudarte en un futuro?
d) Emocionalmente:
¿Cómo
te sentiste al dar ese paso?
¿Fue
una emoción nueva para ti?
¿De
qué forma crees que tenerla presente te ayudará a enfrentarte a las
dificultades que puedan aparecer?
e) Incluir la perspectiva de un tercero:
Si
estuvieran aquí sus hijos, ¿qué me dirían ellos?.
Si
su marido pudiera verla, ¿de qué estaría él más orgulloso, qué es lo que más le
impresionaría de todo lo que está haciendo usted desde ese día por salir
adelante y para sacar adelante a sus hijos?
Hasta aquí se ha presentado la técnica de las
preguntas de afrontamiento, sus objetivos y su modo de empleo. Cabe resaltar
que para que esta técnica funcione, el terapeuta deberá mantenerse «por detrás»
de sus consultantes, siendo respetuoso con su dolor o con su pesimismo y
evitando la trampa de querer convencerles de que la situación es mejor de lo
que parece. La terapeuta acepta la dureza de la situación y aprovecha esa misma
circunstancia para ir identificando y subrayando los recursos «escondidos» de los
consultantes, tal como lo describe metafóricamente Mark Beyebach: “buscando
pepitas de oro en el lodo de los problemas”
Referencias:
Bayebach, Mark. (2009). 24
ideas para una psicoterapia breve. Herder, Barcelona
Garcia, F. y Beyebach, M. (2022) Superar experiencias traumáticas. Una
propuesta de intervención desde la Terapia Sistémica Breve. Herder, Barcelona
O Hanlon, W. (2001) Desarrollar Posibilidades Terapia Breve. Paidós,
Barcelona