En
esta entrada de presenta el análisis de un caso de Terapia de Sesión Única que
se llevó a cabo en el marco de un proyecto de apoyo emergente a la orientación
educativa de un bachillerato para jóvenes de familias de comunidades en
situación vulnerable. Se trata de la atención psicológica de los alumnos y sus
familias mediante un modelo de terapia ultrabreve. Se conceptualiza un caso de
Terapia de Sesión Única a la luz del modelo de la terapia breve sistémica que
sirve de marco teórico y técnico de la práctica clínica.
La
terapia de Sesión Única (TSU)
La
terapia de sesión única es una forma de terapia breve basada en las ideas
posmodernas, social-constructivistas, sistémicas y ericksonianas y cuya
característica principal es que trata cada sesión como una terapia completa.
Slive (2013) documenta que el modelo comenzó en Mineápolis en 1969,
influenciado por el movimiento de clínicas gratuitas en California de la década
de 1960.
Se
fundamenta desde la epistemología sistémica y el constructivismo social. La
perspectiva sistémica estudia al individuo en interacción dentro de grupos más
amplios y parte de la idea de que los grupos sociales se forman como individuos
(diferentes) pero con objetivos comunes, donde a pesar de ser distintos al
integrarse forman algo más que la suma de sus partes (Eguiluz, 2004). Y el
construccionismo social parte de la idea posmoderna de que no hay una realidad
objetiva, sino que la realidad es construida a partir de las redes de
significado que circulan socialmente en el lenguaje (Agudelo y Estrada, 2012).
Los
presupuestos básicos que fundamentan la práctica clínica se resumen en el
siguiente listado:
1) La
mayoría de los procesos de terapia son breves. La cantidad usual de sesiones es
una (Talmon, 1990)
2) La
terapia cómo método para resolver los problemas de la vida real (Haley,1990;
Watzlawick y cols.,1992)
3) No
es necesario saber demasiado del problema para resolverlo (de Shazer, 1988)
4) Debido
a que el cambio se logra pasando por etapas diferenciadas (Prochaska y
Diclemente, 1982) cada sesión puede ser una terapia entera.
5) Basados
en el concepto de totalismo (Bertalanffi, 1969), sólo se necesita un pequeño
cambio para iniciar una solución.
6) Las
personas y las familias cuentan con recursos para solucionar y hacer frente a
sus dificultades (Cyrulnik, 2013; Walsh, 2007)
7) El
lenguaje como eje central de la terapia. El terapeuta y la familia mediante la
conversación contemplan nuevas formas de ver los problemas, de solucionarlos o
transformarlos (Tarragona, 2006)
La
característica principal del modelo es que trata cada sesión como una terapia
completa. Los terapeutas que practican este enfoque parten de una fuerte
convicción de que toda terapia puede ocurrir en una sesión y que en una sesión
es posible generar un cambio significativo independientemente de la gravedad
con que se pueda valorar al problema.
En
la práctica, no difiere a otros modelos de terapia breve: los consultantes
presentan una preocupación y construyen metas. El terapeuta invierte esfuerzos
en dos vías. Por un lado, para que los consultantes terminen la sesión con la
sensación de haber sido escuchados, con una mayor esperanza y conciencia de sus
lados fuertes y recursos. Por otro, para que se comience a desarrollar un plan
sobre cómo enfrentar sus preocupaciones.
El
proceso de la TSU
De
manera más específica, la TSU implica un proceso que se compone de varias
etapas diferenciadas entre si y que siguen un orden secuencial para lograr el
mayor éxito posible en una sesión. En el proceso participan de manera activa a)
Los terapeutas que guían la entrevista, b) el equipo de observación y c) el
sistema consultante (persona o familia). Se distinguen 5 etapas:
Etapa
0. Primer contacto o pre-sesión: Se recogen datos mediante una ficha de
solicitud del servicio y se firma un formulario de consentimiento
Etapa
1. La entrevista: Se realizan 3 estrategias generales a) planteamiento del
problema u tratamiento de la queja, b) Definición de las soluciones intentadas
y los recursos del cliente y c) definición de metas. Con ellas se intenta tener
una descripción clara de los patrones interpersonales problemáticos y los
patrones interpersonales de solución.
Etapa
2. Pausa (reunión con el equipo). Los miembros del equipo analizan y discuten
el caso con el fin de hacer una conceptualización del mismo y con estos
elementos se elabora un mensaje de devolución que pueda incluir los siguientes
componentes: a) Elogios, b) reencuadres, c) rituales o ejercicios en sesión y
d) sugerencias
Etapa
3. Devolución: se realizan elogios (connotación positiva, énfasis en lados
fuertes y recursos, reconocer lo positivo y lo que si funciona), reencuadres
(cambiar el marco de referencia, redefinir el problema, re-descripción
circular, normalizar, etc.), rituales, dinámicas, ejercicios de simulación,
ensayos mentales, etc.
Etapa
4. Evaluación de la sesión: Se hace una pequeña evaluación con una escala
numérica del grado de angustia o ansiedad, esperanza y/o mejoría.
Etapa
5. Seguimiento: Se realizan llamadas de seguimiento a 3 o 6 meses con la
finalidad de constatar efectos de la sesión y cambios en la vida de la persona
o la familia.
Análisis
del Caso
Contexto
de la intervención
Esta
intervención se dio en el contexto de un proyecto emergente que apoya a la
orientación educativa en una preparatoria, el cual es una obra de la Compañía
de Jesús junto con una empresa de la ciudad, interesada en apoyar la educación
acercando modelos educativos de calidad a jóvenes de entre 15 y 18 años que
viven en contextos vulnerables.
Se
presta el servicio a los alumnos y sus familias una vez por semana después del
horario escolar. Las familias son canalizadas por el coordinador académico y/o
el orientador educativo del bachillerato.
Las
familias atendidas son conformadas por personas de la Zona Metropolitana de
Guadalajara, Jalisco, México que presentan dificultad de acceso a los servicios
de atención en salud mental y que requieren el apoyo por parte del departamento
psicopedagógico de la institución.
El
proyecto de Terapia de Sesión Única surgió como una forma de apoyar al
departamento psicopedagógico con algunos casos, de los cuales forma parte el
que describiremos más adelante.
En
un inicio se creó un equipo de trabajo compuesto por tres y luego 5 terapeutas.
Las bases teóricas tenían como fundamento la propuesta de terapia de Monte
Bobele y Arnie Slive (2013).
Más
adelante se hicieron adecuaciones de acuerdo a las características del equipo
(capacidades e intereses), la población y de acuerdo a la reflexión sobre el
trabajo. A lo largo de 4 años los miembros del equipo han variado pero lo que
se conserva son los roles que desempeñan: terapeuta, coterapeuta y
observadores.
Datos
generales*
Se
trata de una familia nuclear compuesta por Rodolfo, el padre de 45 años que es
chofer y herrero de ocupación; la madre es Irma de 43 años que se dedica al
trabajo doméstico; la hija mayor es Jennifer de 16 años que estudia actualmente
el segundo año de preparatoria; Jorge que está en segundo de secundaria y tiene
13 años y el hermano menor es Rodolfo de 8 años quién cursa el cuarto año de
primaria.
La
derivación es propia, se enteraron del servicio de
terapia de sesión única en una junta de padres de familia y la mamá decidió
apuntarse para recibir el servicio.
Orientación
o Encuadre
Pregunto
de quién fue la idea de venir a esta sesión de terapia. Todos voltean a ver a
la madre quién esboza una sonrisa y confirma la comunicación no verbal de los
miembros de la familia. La hija reclama a la madre por el hecho de que no haya
sido clara en la convocatoria, comenta que se siente engañada debido a que le
fue dicho que el orientador educativo de la escuela les había citado. La madre
le contestó que no era su culpa, que no sabía del trabajo en equipo, ni tampoco
que el orientador no estaría presente, ni mucho menos de las videograbaciones.
Les
comento que yo tengo responsabilidad en el hecho de la falta de claridad debido
a que “no dije al equipo que explicara a la madre cómo hacer la convocatoria a
los demás miembros de la familia, tampoco le dejé dicho cómo explicarles y/o
cómo motivarlos a acudir a la sesión. (Normalización): comento
que “es común que en las familias que consultan haya miembros más interesados
en la terapia y otros menos, incluso hay los que se oponen a ella”.
Pregunto
si saben para qué sirve una terapia cómo esta. Todos asienten: más o menos saben
que es para mejorar cómo familia y más o menos saben, también, qué es lo que
hace un psicólogo.
Les
comento que siempre buscamos comenzar “con el pie derecho” y asegurarnos de que
estén sólo los que deseen participar. Jennifer comenta que ninguno está
interesado, solamente la mamá. Papá e hijos ríen. Les cuento dos anécdotas: 1)
sobre una familia que vino a terapia y al hacer la misma pregunta que les estoy
haciendo uno de los miembros se fue y no importó por el principio de totalismo
de la Teoría General de Sistemas que les explicó en el momento. Al
oír esto la madre rompe en llanto. Y 2) sobre otra familia a la que le hice la
misma pregunta y en la cual el miembro de la familia que se quería ir no se fue
por alguna razón, participó primero a la fuerza y luego encontró algo valioso
en la sesión y estuvo contento de haberse quedado. Volteó a ver a los hijos y
les digo: “cualquier cosa que decidan está bien. Quedarse o irse”; volteó a ver
a los papás y les digo: “cualquier cosa que ustedes decidan también está
bien” (doble vinculo terapéutico) Los tres hijos me
dicen que si se quieren quedar.
Yo
juego el papel del abogado del diablo con los hijos: a los menores les platico
de las ventajas de estar afuera, de lo que pueden hacer, de lo que pueden
disfrutar y es divertido; con la mayor (que en ese momento ya iba entendiendo
como la paciente identificada por los miembros de la familia) le habló de los
posibles beneficios de estar afuera: adelantar tarea tal vez, platicar con sus
amigos, cualquier cosa. Aún así y con todo lo anterior, los tres deciden
quedarse.
Fase
social o preludio
El
padre presentó a toda la familia y cada uno dijo su ocupación. Entre otros
datos se obtuvo la información de que el padre pasa poco tiempo en casa y la
madre hace un año que había dejado un trabajo por las tardes. Rescato de esta
fase que la hija mayor pasa mucho tiempo en la escuela y en casa dedica
bastante tiempo en sus tareas escolares.
Metas
Les
pregunté ¿qué deseaban llevarse de esta terapia?, ¿qué les indicaría que al
venir fue si no exitoso, al menos útil? La madre rompe en llanto de
nuevo, es la que toma la palabra. Comienza con las quejas sobre la conducta de
Jennifer, pero ésta interrumpe a la madre en tono de protesta: “¡no sabía que
el problema era yo!”
Retornó
a Irma a la pregunta inicial. Comenta que “se siente culpable, no ha sabido ser
mamá”, quiere un consejo, una opinión profesional para mejorar en la relación
con sus hijos.
El
padre da una respuesta vaga al principio, pero al final pudo concretar: para él
el indicador sería el ver las cosas de manera diferente, un pensamiento, una
idea nueva bastaban.
Jennifer
dijo que “no sabía, que no estaba preparada debido a que no le habían dicho que
venía terapia” le pedí permiso para insistir. Volví a hacer la pregunta, un
silencio largo y al final dijo tajante: “No tengo idea clara, me siento
confundida. Ellos creen que yo soy el problema. Yo siento que no hay tal
problema… no estoy clara”.
Hice
la pregunta Rodolfo, el menor, y sólo encogió los brazos. La madre intentó
presionarlo. Yo les di permiso a todos de que no contestaran si no lo sabían o
no lo deseaban, pero les pedí que dijeran “paso” para poder saberlo. Jorge y
Rodolfo lo hicieron más de 3 veces seguidas durante la sesión, mientras yo
preguntaba a mis adentros ¿qué estrategia es la que debía de utilizar con
ellos?
Trabajar
con el paciente coaccionado. Les pido permiso a los padres
para ponerme por un momento de lado de Jennifer. Moví mi silla para quedar
justo al lado de ella y le dije que me sentía conectado con ella porque
experimentaba igual que ella gran confusión; no entendía porqué su familia estaba
aquí, no entendía cuál era el problema y me sentía confundido con respecto a
cómo ayudarlos… pero que podía ayudarle a aclararlo por medio de unas
preguntas. Realizo interrogatorio cruzado y Jennifer
comenta que lo que sus papás quieren que ella mejore es el mal humor, las
discusiones, el desacuerdo. Refiere que se siente distanciada con su papá y con
su mamá había muchas fricciones. Rompió en llanto y dijo que sentía el rechazo,
la invalidación, la hiperexigencia de la madre. “Quieres hijos perfectos” le
reclamaba. Jennifer dijo que no veía ningún problema. Los objetivos de la
familia son dispares.
Paciente
identificado como coterapeuta. la moví de lugar para
marcar aún más la separación con su familia. Le dije que iba a ser mi
coterapeuta y que me iba a ayudar a entender cómo era su familia. Le pedí que
me explicara cuál es el problema real de su familia.
Redefinición
del problema. ¿Desde cuando había sido difícil
relacionarse entre ustedes dos? pregunté refiriéndome Irma y Jennifer.
“Siempre” responde PI; “casi siempre” dicen los papás.
Cambios
pretratamiento. la mamá habla sobre cambios que no han
notado los demás. Ya ha intentado acercarse a Jenifer de una forma diferente.
Le pedí al padre que me platicará cómo era la relación entre ellas dos.
Confirma que es conflictiva la mayoría de las veces pero que ahora que lo
menciona la mamá, él también ha notado sus esfuerzos por mejorar.
Empatía
con la madre: “ha de ser difícil quererte acercar a ella
y que no se vean los resultados que esperas” (patrón interpersonal
problemático): “Al contrario, refiere la madre, la siento más encerrada
en su mundo”. Jennifer concuerda con esta afirmación de mama: “yo me encierro
en mi mundo porque tú eres ofensiva conmigo” le reclama.
Escala
de mejoría. 0 es el peor momento de su
relación y 10 es la relación ideal, lo que esperas de la relación mamá e hija.
Jennifer dijo 5, mamá 7, papá 5. Pregunto sobre las ventajas
egoístas de avanzar en la escala, dice Jennifer que no habría ofensas
de mamá hacía ella, no acumularía tanta tristeza, tanto enojo, Se sentiría más
tranquila y liberada.
Pregunté
por el mejor momento de la relación (excepciones). “Cuando
era bebé” dijo Jennifer; “en el kínder” dijo la mamá; “en la primaria”, dijo el
papá. Le pregunté a Jenifer por la etapa menos peor. Dijo que “fue en la
secundaria, pero porque casi no nos veíamos”. Las excepciones fueron descritas
en términos vagos. Jenifer y su mamá refieren excepciones espontáneas (mejor
conexión entre ellas)
Decisión
de cambio. ¿Es bueno para ustedes trabajar sobre mejorar
la relación madre e hija?, pregunté. Contestaron “si”
Devolución
Hice
la pausa en un salón contiguo al de la entrevista con
el propósito de acomodar mis ideas con ayuda del equipo terapéutico. La
devolución se organizó con base a 3 intervenciones:
1) Ritual
de perdón y de conexión (entre madre e hija)
a) Reconocerse
con la mirada
b) El
recuerdo más bonito
c) Perdón
por las fallas
d) Compromiso
e) Sellar
el compromiso
2) Ensayo
de escucha activa (entre madre e hija)
a) Disposición
a escuchar (mamá)
b) Animar
a hablar (hija)
c) Señalar
las barreras y derribarlas
3
Compromiso entre papas (alianza estratégica) mediante preguntas de tipo embudo.
- ¿Quién
quieres que te ayude a mejorar?
- ¿Es
mejor que no te ayude o que te apoye tu esposo?
- ¿Si
tu esposo te apoya tendrás mayor o menor carga?
- ¿Sentirás
culpa o compartirás la responsabilidad con tu esposo?
- Invitar
a los padres a generar acuerdos y compromisos
Resultados:
Escala
final: Se realiza la evaluación de la sesión al
preguntar ¿qué tanto se han logrado conseguir los objetivos planteados para
esta sesión? Sus respuestas fueron: 8 el papa, 9 la mamá y 8
Jennifer. Los hijos dijeron “paso”
Seguimiento: Se
realiza una llamada de seguimiento a los 6 meses. Tanto la madre como la hija
confirman que se han mantenido los cambios y que “las cosas están tranquilas
entre ellas”
Conclusiones
Hasta
aquí se ha reflexionado sobre un caso de Terapia de Sesión Única. Se destaca la
importancia de realizar un encuadre adecuado que permita a los miembros de la
familia la libertad de decidir su participación en la terapia y el trabajo con
la relación terapéutica al detectar miembros de la familia coaccionados o con
bajo nivel de interés o participación en el proceso de cambio. El caso
ejemplifica el proceso de la definición de metas cuando los objetivos
planteados son dispares y el uso de herramientas experienciales (rituales y
escenificaciones) para generar intensidad en la devolución.
* Se han modificado los nombres y datos del caso para cuidar la identidad de los miembros de la familia
Referencias
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Cirulnyk,
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Haley,
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Prochaska,
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