domingo, 17 de enero de 2021

Habilidades para niños: un método para ayudar a los niños y sus familias a superar los problemas

 


En esta entrada se expone un método para el trabajo con niños y sus familias desde los contextos clínicos y educativos. Se describe, en primera instancia, el origen de la metodología, los objetivos que persigue y su modo de empleo paso a paso. Al final se comparte una guía de preguntas clave para cada una de las etapas de esta estrategia.

 

Habilidades para niños es una propuesta de Ben Furman* desarrollada en el Instituto de Terapia Breve de Helsinki a principios de los años 90. El trabajo de Furman recibe influencias de la obra de autores como Milton H. Erickson, Jay Haley, Insoo Kim Berg, Steve de Shazer, Michael White y David Epston.

 

Presupuestos básicos

 La conducta del niño se da en un contexto de relación. El contexto inmediato en el que está inmerso el niño es la familia, por ello el terapeuta sistémico estudia el comportamiento del niño no de manera aislada sino en su medio ambiente natural. Los padres asisten y participan en la terapia no sólo porque forman parte del sistema sino, sobre todo, porque representan la principal influencia en el Infante y por ende una contribución valiosa en la promoción del cambio.

 

Sin embargo, a diferencia del terapeuta (que ha entrenado su visión a fin de tener una perspectiva sistémica o recurrente) los miembros de la familia suelen tener una visión lineal. Esta perspectiva opera como unos lentes que limitan ver la sintomatología o conducta problemática exclusivamente en el niño que es el motivo principal del contacto inicial de la familia con el terapeuta. Los padres piensan que el niño es el “problema”, que algo no funciona en él y bajo esta premisa interactúan con el menor. Esta relación luego de un tiempo se vuelve rígida y convierte al niño en el miembro sintomático de la familia, en el chivo expiatorio: el problema internalizado comenzará a permear la identidad del menor. Los padres acuden al terapeuta con la esperanza de que éste arregle lo que no funciona en el infante. Son capaces de ver el síntoma, pero incapaces de identificar las acciones propias que retroalimentan y a su vez son retroalimentadas por el problema. Por si esto fuera poco se produce un fenómeno que Jay Haley llama “incongruencia jerárquica”, es decir que el síntoma le otorga poder al menor frente a sus padres que se perciben incapaces de ayudar al hijo. 

 

No es raro que, al ser constantemente señalado (abierta o encubiertamente) por los demás miembros de la familia, el niño acuda al consultorio experimentando culpa, vergüenza o una franca aversión a la terapia. Los padres, en cambio, acuden con un sentimiento importante de incapacidad: “hemos intentado todo”, “ya no podemos más”, etc. son algunas de las frases que se suelen escuchar en la primera consulta. 

 

Lo que suelen desconocer los progenitores es que los problemas se mantienen por los intentos de solución que llevan a cabo. Los papás en su afán de ayudar en el desarrollo de sus hijos establecen pautas de interacción que en no pocas ocasiones se vuelven rígidas y producen dificultades. Por otro lado, la forma en que los padres intentan resolver las dificultades (ya sea minimizándolas, negándolas, interviniendo en un nivel lógico equivocado, haciendo más de lo que no funciona, etc.) producen pautas de interacción recurrente que, en lugar de dar solución satisfactoria al problema, lo mantienen y/o intensifican. 

 

Otra idea a tomar en cuenta es la de que "no es necesario saber mucho del problema para resolverlo”. Para De Shazer (1988) el problema y la solución son dos categorías discontinuas y utiliza la metáfora de la llave y la cerradura para explicarlo. En sus términos, para abrir una puerta no es necesario tener una llave que se corresponda exactamente con la forma de la cerradura, sino que es suficiente con usar una ganzúa que abra el mecanismo.

 

En este sentido lo que para una persona puede ser una solución para otra con un problema similar no lo es. En una intervención basada en las habilidades del niño se suelen construir soluciones o posibilidades a partir de las expectativas que los niños tienen de sus vidas aprendiendo una habilidad para contrarrestar las situaciones que les aquejan. Asumir este presupuesto ayuda a tomar atajos en el proceso y por ende acortar la terapia.

 

Al usar el método de “habilidades para niños” es importante asumir la premisa de totalismo de la Teoría General de Sistemas (Bertalanffi, 1969) en el sentido de que “un cambio en algún elemento del sistema genera cambio en los demás elementos del sistema y en el sistema total”.

 

A la luz de esta idea se considera que sólo se necesita un pequeño cambio para iniciar una solución. Las ideas del efecto avalancha, efecto dominó o efecto mariposa le permiten al profesional planear sus intervenciones desde los recursos del propio niño y valorar hasta el más pequeño de los cambios. Un recurso valioso en el niño, por ejemplo, es su interés natural por aprender y descubrir.

 

El método de los 15 pasos.

 

1)    Convertir los problemas en habilidades.

 

La estrategia consiste en comenzar a hablar acerca de habilidades en lugar de hablar acerca de los problemas. El terapeuta, en este paso, tratará de averiguar lo que el niño necesita aprender o mejorar con el fin de superar el problema. Por ejemplo, si el niño tiene el problema de gritar o hablar en voz demasiado alta, la habilidad a aprender será la de hablar suavemente o en voz baja.

 

Cuando se presentan varios problemas al mismo tiempo, el terapeuta motivará al niño y su familia a hacer una lista de todos sus problemas y luego plantear para cada uno de ellos la habilidad o habilidades que necesitaría aprender para superarlos.

 

Es conveniente que, en lugar de definir la habilidad en términos negativos y vagos, se ayude al niño y a los miembros de su familia a definirla en términos positivos (lo que se espera que realice, no lo que no debe hacer), concretos y conductuales.

 

Cuando el planteamiento inicial del niño y de su familia no revela de forma inmediata la habilidad que el menor necesita aprender, resulta de utilidad la estrategia del rastreo del problema que se ha explicado con detalle en anteriores entradas. (aquí la entrada)

 

En la mayoría de los casos no se requiere “profundizar” en los problemas, antes bien la destreza del terapeuta consistirá en centrar la conversación en lo que necesita aprender el niño para ser más feliz en casa, para disfrutar más de la escuela o para llevarse mejor con sus compañeros.       

 

2)    Negociar con el niño una habilidad particular que aprender.  

 

Este paso consiste en ayudar al niño a que sea él mismo el que elija las habilidades que quiere aprender con el fin de lograr su compromiso con el cambio. El terapeuta le pregunta directamente sobre las habilidades que quiere desarrollar y cuando sea difícil para el menor contestar se le puede sugerir alguna (s) en relación con lo que ha escuchado de los participantes en la etapa del planteamiento del problema.

 

Si son niños muy pequeños, el terapeuta puede invitar a los padres o maestros a que le sugieran una o varias habilidades aclarando sus expectativas con respecto al comportamiento del menor. Por ejemplo, “Juanito, mamá y papá pensamos que tienes la edad suficiente para aprender a dormir en tu cama por la noche. Nos gustaría que aprendieras a hacerlo”.

 

Furman sugiere algunas estrategias para aumentar la probabilidad de que el niño acepte la idea de aprender la habilidad:

 

-       Presentarla como una actividad colectiva de su familia o de su grupo de clases.

-       Que las ideas partan de un “nosotros” en lugar de una sola persona. Por ejemplo: “nosotros (tu papá, tu mamá y maestros) creemos que es importante que aprendas…”

-       Hacerlo participar en la elección de la habilidad a aprender.

    

3)    Explorar los beneficios de la habilidad.

 

Se trata de ayudar al niño a que identifique las ventajas de aprender esa habilidad que ha elegido. Los miembros de la familia pueden apoyar señalando algunos beneficios que no haya mencionado el menor. Es necesario que las ventajas que se mencionen resulten significativas para el niño de tal manera que se convenza de que el aprendizaje vale la pena.

 

4)    Ponerle un nombre a la habilidad

 

Se le pide al niño que nombre la habilidad que va a aprender con la finalidad de que la haga suya y aumente su motivación a aprenderla. Puede ser cualquier nombre, lo importante es que le guste y se sienta orgulloso. Si el niño tiene dificultades en encontrar un nombre, no es conveniente presionar y más bien se espera a que en los siguientes pasos se le ocurra alguno.   

 

5)    Elegir un ayudante imaginario.

 

En este paso se le pide al niño que elija un ayudante imaginario que pueda ayudarlo a la hora de aprender su habilidad. El ayudante imaginario puede ser cualquier cosa, desde un animal a un personaje de dibujos animados y desde un amigo imaginario a un superhéroe.

 

6)    Reunir a las personas de apoyo

 

Se le pide al niño que seleccione de las personas de su entorno aquellas que desea que le ayuden y que le den ánimo. Una vez seleccionados, se les contacta y se les hace la invitación de forma verbal o escrita por ejemplo en una carta.

 

 Para Furman, los ayudantes son importantes porque pueden animar al niño de muchas maneras, como, por ejemplo: Elogiarlo por haber decidido aprender una habilidad en particular, mostrar interés en su progreso, felicitarlo por sus logros, ofrecer ideas sobre cómo aprender la habilidad, recordarle la habilidad cuando sea necesario y celebrar con él el hecho de haber adquirido la habilidad.

 

7)    Fomentar la confianza

 

En esta etapa se ayuda al niño a hablar acerca del nivel de confianza que tiene en que va a poder aprender la habilidad y los indicadores de esa confianza. Se repasan las cualidades, las fortalezas y los recursos con los que cuenta el menor para adquirir la nueva habilidad. Además se les pregunta a los ayudantes acerca de qué es lo que saben, han visto u oído, que les convence de que será capaz de hacerlo.    

 

8)    Planificación de la celebración

 

En este paso se le invita al niño a planificar un evento para celebrar el aprendizaje de sus habilidades. Se conversa con él acerca de los detalles de la celebración, tales como: dónde quiere ir; a quién invitar; qué alimentos o bebidas le gustaría que se sirvieran; qué le gustaría hacer, o si quiere llevar algún tipo de ropa en particular, etc.

 

Furman advierte que la celebración no debe ser vista como una simple recompensa, sino como un acontecimiento social relevante que distingue un paso en su maduración y sirve para comunicar dicho logro a su red social.

 

9)    Definir la habilidad

 

Este paso se trata de hablar con el niño acerca de cómo va a actuar cuando haya adquirido la habilidad que están aprendiendo. Se invita, además, a llevar a cabo una demostración de la habilidad a través de un juego de rol o en la vida real con la finalidad de asegurar que se dé un entendimiento compartido de lo que significaría la habilidad en la práctica y poder proporcionar ideas sobre cómo el niño puede practicarla.

 

10)  Hacerla pública.

 

Furman señala que a los niños “no les gusta por lo general que otras personas conozcan sus problemas, aunque en la mayoría de los casos no tienen nada en contra de dejar que sus compañeros y los adultos significativos en sus vidas sepan de la habilidad que están aprendiendo”

 

En este paso se invita a hacer pública la habilidad que está por aprender el niño con el propósito de conseguir que la red social lo apoye al mostrar interés y aprobación y contribuir a reparar su reputación.

 

El menor puede hacer pública la habilidad por aprender mediante un cuaderno que se puede enseñar a los demás o un cartel que se puede colocar en la pared del aula o en la puerta del refrigerador.

 

11)  La práctica de la habilidad.

 

Se trata en esta etapa de invitar al niño a practicar o exteriorizar la habilidad una y otra vez con el propósito de que la desarrolle y perfeccione. Pueden resultar útiles para la práctica los juegos de rol o los ejercicios en la sesión.

 

12)  Crear recordatorios.

 

Ben Furman sugiere cambiar el concepto de “recaída”, “retroceso”, por el concepto de “olvidar”. Es normal que en el proceso de aprender una habilidad en ocasiones el niño “olvide” practicarla, por tanto, resulta de utilidad conversar acerca de cómo le gustaría que le recordaran para volver al camino.

 

Es muy importante, en este paso, no permitir que el niño o sus padres se decepcionen o desmoralicen en caso de producirse una pérdida temporal de la habilidad que se aprende.

 

13)  Celebrar el éxito.

 

Este paso se trata de organizar la celebración que se ha planeado de modo previo cuando el niño ya haya aprendido la habilidad. En la celebración es importante pedirle al menor que reconozca a todos aquellos que lo han apoyado durante el proceso de aprendizaje a fin de lograr la confirmación social del cambio y mostrar respeto a los demás.

 

14)  Transmitir la habilidad a otras personas.

 

Este paso consiste en pedirle al niño que le enseñe dicha habilidad a otro igual como una manera eficaz de reforzar la habilidad recién adquirida.

 

Furman menciona que “cuando un niño enseña a otro, ya sea su amigo o su hermano, se siente útil y valioso” y que “deberíamos procurar que ellos también tengan la oportunidad de enseñar estas cosas a sus iguales”.

 

15)  Pasar a la siguiente habilidad.

 

Una vez que el niño ha aprendido una habilidad en particular, se le invita a que identifique otra que quiera aprender.

 

Guía de preguntas clave.

 

A continuación, se presenta una serie de preguntas clave que pueden usarse en las conversiones con los niños y sus familias en cada uno de los pasos del método de habilidades.


Paso

Preguntas clave

 

 

 

 

1)         Convertir los problemas en habilidades.

 

(A los padres) ¿Cuáles son las habilidades que le hace falta desarrollar a su hijo para ser más feliz?

 

(Al maestro) ¿Qué habilidades necesita desarrollar Lupita para que le vaya mejor en la escuela?

 

¿Qué le hace falta hacer mejor?

 

Entiendo que te preocupa (queja) de Juanito, ¿Qué te gustaría que aprendiera a fin de que esa (queja) desaparezca?

 

 

 

 

 

2) Negociar con el niño una habilidad

 

(al niño/a) ¿Qué te ha dicho tu (papá, mamá o maestro) que necesitas aprender para que te vaya mejor en la escuela o en tu casa?

 

¿Qué opinas de lo que te han dicho?

 

¿Qué te imaginas que tu (papá, mamá o maestra) espera que mejores o aprendas para resolver el problema X?

 

Desde tu punto de vista, ¿Qué consideras que te hace falta aprender a ti para estar más feliz o más contento en tu escuela o en tu casa?

 

De todas estas habilidades que necesitas desarrollar, ¿Cuál quieres aprender primero?

 

 

 

 

 

 

3)         Explorar los beneficios de la habilidad.

 

¿Qué cosas buenas van a pasar cuando aprendas la habilidad x?

 

¿Qué ventajas o beneficios te va a traer aprender esa habilidad?

 

¿Qué cosas buenas piensan tus papás que te va a traer el que aprendas esta habilidad?

 

¿Qué consecuencias positivas está pensando la maestra de Lupita que va a tener al aprender esta habilidad?

 

 

 

4)         Ponerle un nombre a la habilidad

 

Si tuvieras que ponerle un nombre a esta habilidad, ¿Cuál sería?

 

Esta habilidad, ¿Cómo le llamas?

 

¿Cómo se podría llamar esta cosa en la que quieres mejorar?

 

Haz un dibujo de la habilidad que deseas aprender y al finalizar ponle un nombre a la habilidad.

 

 

 

 

 

5)         Elegir un ayudante imaginario.

 

La mayoría de los niños que vienen a este lugar eligen a un ayudante imaginario para que les ayude a aprender, ¿A quién eliges tú?

 

Imagina que pudieras invitar a como tu ayudante a alguno de tus personajes favoritos, ¿A quién invitarías?, ¿quién sería tu ayudante?

 

 

 

 

 

 

 

6)         Reunir a las personas de apoyo

 

¿Qué personas reales, de las que tú conoces y son importantes para ti, te gustaría que te ayudaran?

 

Si pudieras conformar un equipo que te ayudara a aprender esta habilidad, ¿Quiénes serían parte de tu equipo?

 

Si invitarás a tus papás, tíos, maestros, amigos a ayudarte a aprender esa habilidad, ¿Qué crees que dirían?

 

(A los padres o maestros) ¿Ustedes le van a ayudar?, ¿Estarían dispuestos a formar parte del equipo de Juanito?

 

 

 

 

 

7)         Fomentar la confianza

 

¿Crees que podrás aprender eso?, ¿Qué es lo que te da confianza?

 

¿Quién supones que es el miembro de tu familia que tiene más confianza de que tú vas a aprender esa habilidad?

 

En una escala del 0 al 10 en donde el 0 es que no tienes ni tantita confianza y el 10 significa que tienes toda la confianza del mundo de que vas a aprender esa habilidad, ¿En qué número te encuentras?

 

 

 

 

8)         Planificación de la celebración

 

¿Cómo te gustaría divertirte con tus ayudantes cuando hayas aprendido la habilidad?

 

Si tuvieras que hacer una fiesta para celebrar el que hayas aprendido la habilidad, ¿A quién invitarías?, ¿Qué te gustaría que hubiera en tu fiesta?

 

 

 

 

9)         Definir la habilidad

 

¿Me puedes mostrar cómo vas a estar haciendo para practicar esa habilidad?

 

¿En qué pasos se divide la habilidad que vas a aprender?

 

¿Qué vas a estar haciendo diferente para aprender la habilidad?, ¿Cómo específicamente?

 

 

 

 

 

10)       Hacerla pública

 

¿A quién te gustaría contarle que estás practicando para aprender esta habilidad?

 

¿A cuál de tus amigos te gustaría platicarle que estás mejorando en esto?

 

¿Cómo te gustaría comunicarle a los demás tu decisión de aprender esta nueva habilidad?

 

 

 

11)       La práctica de la habilidad

 

Podríamos practicar/jugar a la habilidad que vas a aprender aquí, ¿Te gustaría?

 

¿Te gustaría que juguemos a la habilidad que quieres aprender?

 

 

12)       Crear recordatorios.

 

Si alguna vez te olvidas de la habilidad, ¿Cómo quieres que te lo recordemos?

 

 

 

 

13)       Celebrar el éxito

 

¿Qué fue lo que más te gustó de aprender esta habilidad?

 

¿Quién te ayudó a aprenderla?

 

¿A quién agradeces?

 

¿Cómo quieres darles las gracias?

 

 

 

14)       Transmitir la habilidad a otras personas

 

¿Qué consejo le darías a un niño que quiera aprender la misma habilidad que tú ya aprendiste?

 

¿A quién de los niños que conoces le podrías enseñar lo que sabes y dominas?

 

 

15)       Pasar a la siguiente habilidad

 

¿Cuál es la siguiente habilidad que quieres aprender?

 


Conclusiones

Hasta aquí se ha presentado un modelo de 15 pasos para ayudar a los niños a desarrollar habilidades para afrontar sus dificultades. Se describieron cada uno de los pasos y se compartió una guía con preguntas clave para su desarrollo. Se concluye enfatizando que este método, además de que puede resultar una herramienta útil para profesionales en contextos clínicos, educativos o comunitarios, puede ser utilizado por padres de familia con un mínimo de orientación profesional.


 

Bibliografía

 

De Shazer, Steve, (1988) Claves para la solución en terapia breve. Paidós. Barcelona

Furman, Ben (2017) Habilidades para niños. Herder. Bercelona.

Watzlawick, Paul (1992) Cambio. Herder. Barcelona.


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