En esta entrada se expone un
método para el trabajo con niños y sus familias desde los contextos clínicos y
educativos. Se describe, en primera instancia, el origen de la metodología, los
objetivos que persigue y su modo de empleo paso a paso. Al final se comparte
una guía de preguntas clave para cada una de las etapas de esta estrategia.
Habilidades para niños es una
propuesta de Ben Furman* desarrollada en el Instituto de Terapia Breve de
Helsinki a principios de los años 90. El trabajo de Furman recibe influencias
de la obra de autores como Milton H. Erickson, Jay Haley, Insoo Kim Berg, Steve
de Shazer, Michael White y David Epston.
Presupuestos básicos
Sin embargo, a diferencia del
terapeuta (que ha entrenado su visión a fin de tener una perspectiva sistémica
o recurrente) los miembros de la familia suelen tener una visión lineal. Esta
perspectiva opera como unos lentes que limitan ver la sintomatología o conducta
problemática exclusivamente en el niño que es el motivo principal del contacto
inicial de la familia con el terapeuta. Los padres piensan que el niño es el
“problema”, que algo no funciona en él y bajo esta premisa interactúan con el
menor. Esta relación luego de un tiempo se vuelve rígida y convierte al niño en
el miembro sintomático de la familia, en el chivo expiatorio: el problema
internalizado comenzará a permear la identidad del menor. Los padres acuden al
terapeuta con la esperanza de que éste arregle lo que no funciona en el
infante. Son capaces de ver el síntoma, pero incapaces de identificar las
acciones propias que retroalimentan y a su vez son retroalimentadas por el
problema. Por si esto fuera poco se produce un fenómeno que Jay Haley llama
“incongruencia jerárquica”, es decir que el síntoma le otorga poder al menor
frente a sus padres que se perciben incapaces de ayudar al hijo.
No es raro que, al ser
constantemente señalado (abierta o encubiertamente) por los demás miembros de
la familia, el niño acuda al consultorio experimentando culpa, vergüenza o una
franca aversión a la terapia. Los padres, en cambio, acuden con un sentimiento
importante de incapacidad: “hemos intentado todo”, “ya no podemos más”, etc.
son algunas de las frases que se suelen escuchar en la primera consulta.
Lo que suelen desconocer los
progenitores es que los problemas se mantienen por los intentos de solución que
llevan a cabo. Los papás en su afán de ayudar en el desarrollo de sus hijos
establecen pautas de interacción que en no pocas ocasiones se vuelven rígidas y
producen dificultades. Por otro lado, la forma en que los padres intentan
resolver las dificultades (ya sea minimizándolas, negándolas, interviniendo en
un nivel lógico equivocado, haciendo más de lo que no funciona, etc.) producen
pautas de interacción recurrente que, en lugar de dar solución satisfactoria al
problema, lo mantienen y/o intensifican.
Otra idea a tomar en cuenta es
la de que "no es necesario saber mucho del problema para resolverlo”. Para
De Shazer (1988) el problema y la solución son dos categorías discontinuas y
utiliza la metáfora de la llave y la cerradura para explicarlo. En sus
términos, para abrir una puerta no es necesario tener una llave que se
corresponda exactamente con la forma de la cerradura, sino que es suficiente
con usar una ganzúa que abra el mecanismo.
En este sentido lo que para
una persona puede ser una solución para otra con un problema similar no lo es.
En una intervención basada en las habilidades del niño se suelen construir
soluciones o posibilidades a partir de las expectativas que los niños tienen de
sus vidas aprendiendo una habilidad para contrarrestar las situaciones que les
aquejan. Asumir este presupuesto ayuda a tomar atajos en el proceso y por ende
acortar la terapia.
Al usar el método de “habilidades
para niños” es importante asumir la premisa de totalismo de la Teoría General
de Sistemas (Bertalanffi, 1969) en el sentido de que “un cambio en algún
elemento del sistema genera cambio en los demás elementos del sistema y en el
sistema total”.
A la luz de esta idea se
considera que sólo se necesita un pequeño cambio para iniciar una solución. Las
ideas del efecto avalancha, efecto dominó o efecto mariposa le permiten al
profesional planear sus intervenciones desde los recursos del propio niño y
valorar hasta el más pequeño de los cambios. Un recurso valioso en el niño, por
ejemplo, es su interés natural por aprender y descubrir.
El método de los 15 pasos.
1)
Convertir los problemas en habilidades.
La estrategia consiste en comenzar
a hablar acerca de habilidades en lugar de hablar acerca de los problemas. El
terapeuta, en este paso, tratará de averiguar lo que el niño necesita aprender
o mejorar con el fin de superar el problema. Por ejemplo, si el niño tiene el
problema de gritar o hablar en voz demasiado alta, la habilidad a aprender será
la de hablar suavemente o en voz baja.
Cuando se presentan varios
problemas al mismo tiempo, el terapeuta motivará al niño y su familia a hacer una
lista de todos sus problemas y luego plantear para cada uno de ellos la
habilidad o habilidades que necesitaría aprender para superarlos.
Es conveniente que, en lugar
de definir la habilidad en términos negativos y vagos, se ayude al niño y a los
miembros de su familia a definirla en términos positivos (lo que se espera que
realice, no lo que no debe hacer), concretos y conductuales.
Cuando el planteamiento
inicial del niño y de su familia no revela de forma inmediata la habilidad que
el menor necesita aprender, resulta de utilidad la estrategia del rastreo del
problema que se ha explicado con detalle en anteriores entradas. (aquí la entrada)
En la mayoría de los casos no
se requiere “profundizar” en los problemas, antes bien la destreza del
terapeuta consistirá en centrar la conversación en lo que necesita aprender el
niño para ser más feliz en casa, para disfrutar más de la escuela o para
llevarse mejor con sus compañeros.
2)
Negociar con el niño una habilidad particular
que aprender.
Este paso consiste en ayudar
al niño a que sea él mismo el que elija las habilidades que quiere aprender con
el fin de lograr su compromiso con el cambio. El terapeuta le pregunta
directamente sobre las habilidades que quiere desarrollar y cuando sea difícil para
el menor contestar se le puede sugerir alguna (s) en relación con lo que ha
escuchado de los participantes en la etapa del planteamiento del problema.
Si son niños muy pequeños, el
terapeuta puede invitar a los padres o maestros a que le sugieran una o varias habilidades
aclarando sus expectativas con respecto al comportamiento del menor. Por
ejemplo, “Juanito, mamá y papá pensamos que tienes la edad suficiente para
aprender a dormir en tu cama por la noche. Nos gustaría que aprendieras a
hacerlo”.
Furman sugiere algunas estrategias
para aumentar la probabilidad de que el niño acepte la idea de aprender la
habilidad:
- Presentarla
como una actividad colectiva de su familia o de su grupo de clases.
- Que las
ideas partan de un “nosotros” en lugar de una sola persona. Por ejemplo: “nosotros
(tu papá, tu mamá y maestros) creemos que es importante que aprendas…”
- Hacerlo
participar en la elección de la habilidad a aprender.
3)
Explorar los beneficios de la habilidad.
Se trata de ayudar al niño a
que identifique las ventajas de aprender esa habilidad que ha elegido. Los
miembros de la familia pueden apoyar señalando algunos beneficios que no haya
mencionado el menor. Es necesario que las ventajas que se mencionen resulten
significativas para el niño de tal manera que se convenza de que el aprendizaje
vale la pena.
4)
Ponerle un nombre a la habilidad
Se le pide al niño que nombre
la habilidad que va a aprender con la finalidad de que la haga suya y aumente
su motivación a aprenderla. Puede ser cualquier nombre, lo importante es que le
guste y se sienta orgulloso. Si el niño tiene dificultades en encontrar un
nombre, no es conveniente presionar y más bien se espera a que en los siguientes
pasos se le ocurra alguno.
5)
Elegir un ayudante imaginario.
En este paso se le pide al
niño que elija un ayudante imaginario que pueda ayudarlo a la hora de aprender
su habilidad. El ayudante imaginario puede ser cualquier cosa, desde un animal
a un personaje de dibujos animados y desde un amigo imaginario a un superhéroe.
6)
Reunir a las personas de apoyo
Se le pide al niño que seleccione
de las personas de su entorno aquellas que desea que le ayuden y que le den ánimo.
Una vez seleccionados, se les contacta y se les hace la invitación de forma
verbal o escrita por ejemplo en una carta.
Para Furman, los ayudantes son importantes
porque pueden animar al niño de muchas maneras, como, por ejemplo: Elogiarlo
por haber decidido aprender una habilidad en particular, mostrar interés en su
progreso, felicitarlo por sus logros, ofrecer ideas sobre cómo aprender la
habilidad, recordarle la habilidad cuando sea necesario y celebrar con él el
hecho de haber adquirido la habilidad.
7)
Fomentar la confianza
En esta etapa se ayuda al niño
a hablar acerca del nivel de confianza que tiene en que va a poder aprender la
habilidad y los indicadores de esa confianza. Se repasan las cualidades, las
fortalezas y los recursos con los que cuenta el menor para adquirir la nueva
habilidad. Además se les pregunta a los ayudantes acerca de qué es lo que
saben, han visto u oído, que les convence de que será capaz de hacerlo.
8)
Planificación de la celebración
En este paso se le invita al
niño a planificar un evento para celebrar el aprendizaje de sus habilidades. Se
conversa con él acerca de los detalles de la celebración, tales como: dónde
quiere ir; a quién invitar; qué alimentos o bebidas le gustaría que se
sirvieran; qué le gustaría hacer, o si quiere llevar algún tipo de ropa en
particular, etc.
Furman advierte que la
celebración no debe ser vista como una simple recompensa, sino como un
acontecimiento social relevante que distingue un paso en su maduración y sirve
para comunicar dicho logro a su red social.
9)
Definir la habilidad
Este paso se trata de hablar
con el niño acerca de cómo va a actuar cuando haya adquirido la habilidad que
están aprendiendo. Se invita, además, a llevar a cabo una demostración de la
habilidad a través de un juego de rol o en la vida real con la finalidad de asegurar
que se dé un entendimiento compartido de lo que significaría la habilidad en la
práctica y poder proporcionar ideas sobre cómo el niño puede practicarla.
10) Hacerla pública.
Furman señala que a los niños “no
les gusta por lo general que otras personas conozcan sus problemas, aunque en
la mayoría de los casos no tienen nada en contra de dejar que sus compañeros y
los adultos significativos en sus vidas sepan de la habilidad que están
aprendiendo”
En este paso se invita a hacer
pública la habilidad que está por aprender el niño con el propósito de
conseguir que la red social lo apoye al mostrar interés y aprobación y contribuir
a reparar su reputación.
El menor puede hacer pública
la habilidad por aprender mediante un cuaderno que se puede enseñar a los demás
o un cartel que se puede colocar en la pared del aula o en la puerta del
refrigerador.
11) La práctica de la habilidad.
Se trata en esta etapa de invitar
al niño a practicar o exteriorizar la habilidad una y otra vez con el propósito
de que la desarrolle y perfeccione. Pueden resultar útiles para la práctica los
juegos de rol o los ejercicios en la sesión.
12) Crear recordatorios.
Ben Furman sugiere cambiar el
concepto de “recaída”, “retroceso”, por el concepto de “olvidar”. Es normal que
en el proceso de aprender una habilidad en ocasiones el niño “olvide” practicarla,
por tanto, resulta de utilidad conversar acerca de cómo le gustaría que le
recordaran para volver al camino.
Es muy importante, en este
paso, no permitir que el niño o sus padres se decepcionen o desmoralicen en
caso de producirse una pérdida temporal de la habilidad que se aprende.
13) Celebrar el éxito.
Este paso se trata de organizar
la celebración que se ha planeado de modo previo cuando el niño ya haya
aprendido la habilidad. En la celebración es importante pedirle al menor que
reconozca a todos aquellos que lo han apoyado durante el proceso de aprendizaje
a fin de lograr la confirmación social del cambio y mostrar respeto a los
demás.
14) Transmitir la habilidad a otras personas.
Este paso consiste en pedirle
al niño que le enseñe dicha habilidad a otro igual como una manera eficaz de
reforzar la habilidad recién adquirida.
Furman menciona que “cuando un
niño enseña a otro, ya sea su amigo o su hermano, se siente útil y valioso” y que
“deberíamos procurar que ellos también tengan la oportunidad de enseñar estas
cosas a sus iguales”.
15) Pasar a la siguiente habilidad.
Una vez que el niño ha
aprendido una habilidad en particular, se le invita a que identifique otra que
quiera aprender.
Guía
de preguntas clave.
A continuación, se presenta
una serie de preguntas clave que pueden usarse en las conversiones con los
niños y sus familias en cada uno de los pasos del método de habilidades.
Paso |
Preguntas clave |
1) Convertir
los problemas en habilidades. |
(A los padres) ¿Cuáles son las habilidades
que le hace falta desarrollar a su hijo para ser más feliz?
(Al maestro) ¿Qué habilidades necesita
desarrollar Lupita para que le vaya mejor en la escuela?
¿Qué le hace falta hacer mejor?
Entiendo que te preocupa (queja) de Juanito, ¿Qué
te gustaría que aprendiera a fin de que esa (queja) desaparezca?
|
2) Negociar con el niño una habilidad |
(al niño/a) ¿Qué te ha dicho tu (papá, mamá o
maestro) que necesitas aprender para que te vaya mejor en la escuela o en tu
casa?
¿Qué opinas de lo que te han dicho?
¿Qué te imaginas que tu (papá, mamá o maestra)
espera que mejores o aprendas para resolver el problema X?
Desde tu punto de vista, ¿Qué consideras que
te hace falta aprender a ti para estar más feliz o más contento en tu escuela
o en tu casa?
De todas estas habilidades que necesitas
desarrollar, ¿Cuál quieres aprender primero?
|
3) Explorar
los beneficios de la habilidad. |
¿Qué cosas buenas van a pasar cuando aprendas
la habilidad x?
¿Qué ventajas o beneficios te va a traer
aprender esa habilidad?
¿Qué cosas buenas piensan tus papás que te va
a traer el que aprendas esta habilidad?
¿Qué consecuencias positivas está pensando la
maestra de Lupita que va a tener al aprender esta habilidad?
|
4) Ponerle
un nombre a la habilidad |
Si tuvieras que ponerle un nombre a esta
habilidad, ¿Cuál sería?
Esta habilidad, ¿Cómo le llamas?
¿Cómo se podría llamar esta cosa en la que
quieres mejorar?
Haz un dibujo de la habilidad que deseas aprender
y al finalizar ponle un nombre a la habilidad. |
5) Elegir
un ayudante imaginario. |
La mayoría de los niños que vienen a este
lugar eligen a un ayudante imaginario para que les ayude a aprender, ¿A quién
eliges tú?
Imagina que pudieras invitar a como tu
ayudante a alguno de tus personajes favoritos, ¿A quién invitarías?, ¿quién
sería tu ayudante? |
6) Reunir
a las personas de apoyo |
¿Qué personas reales, de las que tú conoces y
son importantes para ti, te gustaría que te ayudaran?
Si pudieras conformar un equipo que te
ayudara a aprender esta habilidad, ¿Quiénes serían parte de tu equipo?
Si invitarás a tus papás, tíos, maestros,
amigos a ayudarte a aprender esa habilidad, ¿Qué crees que dirían?
(A los padres o maestros) ¿Ustedes le van a
ayudar?, ¿Estarían dispuestos a formar parte del equipo de Juanito?
|
7) Fomentar
la confianza |
¿Crees que podrás aprender eso?, ¿Qué es lo
que te da confianza?
¿Quién supones que es el miembro de tu
familia que tiene más confianza de que tú vas a aprender esa habilidad?
En una escala del 0 al 10 en donde el 0 es
que no tienes ni tantita confianza y el 10 significa que tienes toda la confianza
del mundo de que vas a aprender esa habilidad, ¿En qué número te encuentras?
|
8) Planificación
de la celebración |
¿Cómo te gustaría divertirte con tus
ayudantes cuando hayas aprendido la habilidad?
Si tuvieras que hacer una fiesta para
celebrar el que hayas aprendido la habilidad, ¿A quién invitarías?, ¿Qué te
gustaría que hubiera en tu fiesta?
|
9) Definir
la habilidad |
¿Me puedes mostrar cómo vas a estar haciendo
para practicar esa habilidad?
¿En qué pasos se divide la habilidad que vas
a aprender?
¿Qué vas a estar haciendo diferente para
aprender la habilidad?, ¿Cómo específicamente?
|
10)
Hacerla pública |
¿A quién te gustaría contarle que estás
practicando para aprender esta habilidad?
¿A cuál de tus amigos te gustaría platicarle
que estás mejorando en esto?
¿Cómo te gustaría comunicarle a los demás tu decisión
de aprender esta nueva habilidad?
|
11)
La práctica de la habilidad |
Podríamos practicar/jugar a la habilidad que
vas a aprender aquí, ¿Te gustaría?
¿Te gustaría que juguemos a la habilidad que
quieres aprender?
|
12)
Crear recordatorios. |
Si alguna vez te olvidas de la habilidad, ¿Cómo
quieres que te lo recordemos?
|
13)
Celebrar el éxito |
¿Qué fue lo que más te gustó de aprender esta
habilidad?
¿Quién te ayudó a aprenderla?
¿A quién agradeces?
¿Cómo quieres darles las gracias?
|
14)
Transmitir la habilidad a otras personas |
¿Qué consejo le darías a un niño que quiera
aprender la misma habilidad que tú ya aprendiste?
¿A quién de los niños que conoces le podrías
enseñar lo que sabes y dominas?
|
15)
Pasar a la siguiente habilidad |
¿Cuál es la siguiente habilidad que quieres
aprender?
|
Conclusiones
Hasta aquí se ha presentado un modelo de 15 pasos para ayudar a los niños a desarrollar habilidades para afrontar sus dificultades. Se describieron cada uno de los pasos y se compartió una guía con preguntas clave para su desarrollo. Se concluye enfatizando que este método, además de que puede resultar una herramienta útil para profesionales en contextos clínicos, educativos o comunitarios, puede ser utilizado por padres de familia con un mínimo de orientación profesional.
Bibliografía
De Shazer, Steve, (1988)
Claves para la solución en terapia breve. Paidós. Barcelona
Furman, Ben (2017) Habilidades para niños. Herder. Bercelona.
Watzlawick, Paul (1992)
Cambio. Herder.
Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario