Consígase un smoking dorado de ángel
baje de peso hasta niveles subatómicos
póngase a dieta de luciérnagas nocturnas
escoja hilos de luz en atmósfera límpida
monte a pelo si le place, o a contrapelo
póngase espuelas de plata y concha nácar
encájelas en los íjares de la luz
sosténgase fuerte de la cabellera frígnea
no vaya a caerse al refulgir el relincho
de su montura platinada
porque la pateadura de su coz lo enviaría
a la más profunda de la noche.
Raúl Aceves,
para convertirse en
jinete de la luz
En
esta entrada se presenta una propuesta para el uso de rituales terapéuticos en
la práctica de la Terapia de Sesión Única. La propuesta parte de la experiencia
de un equipo de profesionales en la atención psicológica de familias de alumnos de un bachillerato en Guadalajara, Jalisco, México.
La
terapia de sesión única es una forma de terapia breve basada en las ideas
posmodernas, social-constructivistas, sistémicas y ericksonianas (ver aquí) y cuya característica
principal es que trata cada sesión como una terapia completa. Slive (2013)
documenta que el modelo comenzó en Mineápolis en 1969, influenciado por el
movimiento de clínicas gratuitas en California de la década de 1960.
De acuerdo con lo descrito por
Ochoa (1995) los rituales terapéuticos han mostrado eficacia para lograr el
cambio sistémico. El presente artículo parte de la interrogante de ¿Cómo
incorporar los rituales en el modelo de Terapia de Sesión Única?
En
primera instancia, en este artículo se describe la TSU tomando en cuenta las
diferentes etapas de su proceso y se realiza una breve conceptualización del
ritual cómo intervención terapéutica. En seguida se ilustra, mediante viñetas
de casos ejemplares extraídos de la práctica clínica, el método de
elaboración de rituales en TSU y se clasifican los tipos de rituales con base en
el trabajo de Imber-Black, Roberts y Whiting (1997). Para finalizar se presenta
una propuesta para el uso de rituales en TSU que enfatiza la combinación de sus
diversos tipos en la etapa de devolución.
La Terapia de Sesión Única.
La terapia de sesión única es una forma de terapia breve
que surge por la inquietud de algunos terapeutas que han cuestionado la idea de
que el cambio permanente sólo puede llegar mediante intervenciones de salud mental
prolongadas y complicadas.
La característica principal del modelo es que trata cada
sesión como una terapia completa. Los terapeutas que practican este enfoque
parten de una fuerte convicción de que toda terapia puede ocurrir en una sesión
y que en una sesión es posible generar un cambio significativo
independientemente de la gravedad con que se pueda valorar al problema.
En la práctica, no difiere a otros modelos de terapia
breve: los consultantes presentan una preocupación y construyen metas. El
terapeuta invierte esfuerzos en dos vías. Por un lado, para que los consultantes
terminen la sesión con la sensación de haber sido escuchados, con una mayor
esperanza y conciencia de sus lados fuertes y recursos. Por otro, para que se
comience a desarrollar un plan sobre cómo enfrentar sus preocupaciones.
La TSU es un proceso que se compone de varias etapas
diferenciadas entre si y que siguen un orden secuencial. En el proceso
participan de manera activa a) Los terapeutas que guían la entrevista, b) el
equipo de observación y c) el sistema consultante (persona o familia). Se
distinguen 5 etapas:
Etapa 0. Primer contacto o pre-sesión: Se recogen datos
mediante una ficha de solicitud del servicio y se firma un formulario de
consentimiento
Etapa 1. La entrevista: Se realizan 3 estrategias
generales a) planteamiento del problema u tratamiento de la queja, b)
Definición de las soluciones intentadas y los recursos del cliente y c)
definición de metas. Con ellas se intenta tener una descripción clara de los
patrones interpersonales problemáticos y los patrones interpersonales de
solución.
Etapa 2. Pausa (reunión con el equipo). Los miembros del
equipo analizan y discuten el caso con el fin de hacer una conceptualización
del mismo y con estos elementos se elabora un mensaje de devolución que pueda
incluir los siguientes componentes: a) Elogios, b) reencuadres, c) rituales o
ejercicios en sesión y d) sugerencias
Etapa 3. Devolución: se realizan elogios (connotación
positiva, énfasis en lados fuertes y recursos, reconocer lo positivo y lo que
si funciona), reencuadres (cambiar el marco de referencia, redefinir el
problema, re-descripción circular, normalizar, etc.), rituales, dinámicas,
ejercicios de simulación, ensayos mentales, etc.
Etapa 4. Evaluación de la sesión: Se hace una pequeña
evaluación con una escala numérica del grado de angustia o ansiedad, esperanza
y/o mejoría.
Etapa 5. Seguimiento: Se realizan llamadas de seguimiento
a 3 o 6 meses con la finalidad de constatar efectos de la sesión y cambios en
la vida de la persona o la familia.
Los rituales en el contexto de la terapia.
Los rituales como técnica de intervención terapéutica se
pueden ubicar en la historia de la terapia sistémica a partir del trabajo del
grupo de Milán, en la mitad de los años 70, y es descrita en su importante obra
“paradoja y contraparadoja” Más adelante
Van der Hart (1983) apoya su trabajo terapéutico en la antropología al
incorporar elementos presentes en los ritos que son empleados por diversos
pueblos y familias.
Son, sin embargo, los trabajos de Imber-Black, Roberts y
Whiting los que aportan una conceptualización, tipología y un modelo para la
elaboración de rituales terapéuticos en su obra “Rituales terapéuticos y ritos
en la familia”
Para los fines del
presente escrito se toma en cuenta la definición de ritual terapéutico
propuesta por Estaban Laso (2015). Para este autor un ritual es “una secuencia
de acciones simbólicas, engarzadas en una metáfora fundacional y realizadas en
una atmósfera pregnante, que sirve para evocar y canalizar un conjunto complejo
de emociones de modo que pervivan en la vida cotidiana (más allá del espacio y
tiempo rituales) y modifiquen la experiencia emocional de sus participantes y,
a través de ello, su conducta y cognición en relación con un problema o tema
determinado.”
¿Para
qué utilizar rituales en TSU?
El
uso de rituales en TSU se justifica, al menos,
de 3 maneras: abona a la búsqueda de atajos en el proceso terapéutico,
ayuda a trabajar con el sistema y a lograr un mejor ajuste con el sistema
consultante.
1. Buscar atajos:
El ritual es una intervención
terapéutica poderosa que promueve cambios en las personas y familias en un
tiempo breve. Debido a que es una técnica que privilegia el trabajo a nivel del
hemisferio derecho y que según Watzlawick “es el lenguaje que se presenta en
consecuencia como llave natural que abre los dominios del espíritu en donde
sólo pueden producirse los cambios terapéuticos” resulta una estrategia
importante para la búsqueda de atajos en el proceso de terapia.
Por sí misma, también es una
intervención que optimiza recursos: se puede llevar a cabo en una sola sesión,
en la mayoría de los casos no se requiere preparación previa ni seguimiento
prolongado.
2. Trabajar con el sistema:
Dado que los problemas se
enmarcan en un contexto de relación, en TSU se asume una visión sistémica que
permita idear intervenciones tomando en cuenta los contextos primarios a los
que pertenecen los consultantes. El ritual es una intervención que cumple con
tales criterios. Su realización impacta en la vida de las sociedades, familias e individuos.
Ochoa de Alda (1995), señala
al menos 4 funciones de los rituales en la vida familiar: a) regular su
funcionamiento y permitir una evolución poco conflictiva, b) transmitir
cultura, valores y normas de una generación a otra, c) coordinar pasado,
presente y futuro y d) señalar y respaldar las transiciones del ciclo vital.
Por su parte, Boscolo (1996)
menciona que uno de los aspectos fundamentales del ritual es el de poner a
todos los miembros de la familia en el mismo plano al realizarlo. Comenta que
“la participación de todos los miembros de la familia en estas circunstancias
ofrece la posibilidad de que aparezca una visión nueva de sí mismo y de los
otros: introduce…una visión circular…”
3. Lograr un mejor ajuste con
el sistema consultante:
El ritual puede representar
una estrategia que permite al terapeuta unirse a los clientes y establecer con
ellos rapport, ya que al emplear una metáfora que se construye a partir del
lenguaje y/o de las aportaciones iniciales de los clientes se logra un mejor
ajuste entre el sistema terapéutico y el sistema consultante.
Además, se puede mencionar que
el ritual, al igual que la metáfora, al ser una estrategia que opera a un nivel
analógico, más que en lo digital de la comunicación, permite evitar las
resistencias de los miembros de la familia.
Elaboración de
rituales en TSU
Para los fines del trabajo presentado se
utiliza la metodología propuesta por Richard A. Whiting (1999) en la cual el
ritual se elabora llevando a cabo 3 pasos: a) seleccionar el símbolo, b)
Determinar aspectos abiertos o cerrados del ritual y c) determinar el tiempo y
el espacio. A continuación se describe como se desarrollan cada uno de ellos en
el modelo de TSU.
a) Seleccionar el símbolo
El
símbolo es la unidad de construcción de los rituales. Incluyen los objetos y/o
las palabras que representan la posibilidad de modificar creencias, relaciones
o significados de los acontecimientos.
Se
elige al símbolo sobre el que se elaborará el ritual de 3 maneras posibles:
1.
Del lenguaje del
paciente:
Durante la entrevista los terapeutas y el equipo de observación
ponen especial atención a palabras o frases claves que tengan el potencial de
representar el elemento simbólico. De esta manera el símbolo aparece como una
revelación que después se elaborará en el momento de la pausa creativa. Una de
las ventajas de tomar este camino es que la intervención se ajusta al lenguaje
y visión del cliente y que al trabajar con sus propios recursos reforzará su
agencia personal.
Con una familia
aficionada al futbol se utilizaron metáforas extraídas del balompié en el mensaje
de devolución. A los padres se les instó a asumir el rol de “directores
técnicos de su equipo” y a elaborar un plan de entrenamiento y la
estrategia para vencer el problema. Al final, padres e hijos, elaboraron una
porra para su equipo la cual repitieron tres veces al unisono.
2.
Por dirección del
terapeuta:
Los terapeutas se valen de su experiencia profesional y
conocimiento de símbolos universales o de la cultura en que se encuentra
inmerso el sistema. Elegirán así para la elaboración del ritual el símbolo que
consideran se ajusta de mejor forma a la estrategia terapéutica. En la
experiencia de los autores, es común utilizar símbolos o metáforas provenientes
de las técnicas propias del modelo de terapia breve sistémica. Por ejemplo
aquellos que se refieren a la búsqueda de excepciones, la proyección a futuro,
externalizar el problema, describir Patrones Interpersonales Problemáticos y Patrones Interpersonales de Solución, etc.
A una joven que experimentaba poco apoyo por parte de su
familia y que centraba su conversación en la forma en que esta situación le limitaba en la actualidad, le pedimos que se imaginara en el espacio de terapia una línea de vida
y que avanzara a través de ella relatándonos los logros más importantes en cada
una de las etapas de los años por venir. En cada una de ellas el terapeuta
preguntó por la formula o clave que había usado para conseguir tales logros y por las personas con las que le gustaría compartirlos.
3.
Por elección del
paciente:
El terapeuta insta a los miembros de la familia a hacer uso
de su creatividad e intuición al preguntar sobre el símbolo que le gustaría
emplear en la sesión. Se pregunta durante la entrevista: “si te pidiera
representar el problema, ¿Cómo sería?, ¿Qué forma tendría?, Si pudieras
representar la solución de ese problema, ¿Cómo se vería?, ¿Cómo le llamas tú a
eso que ocurre en tu vida?, ¿A qué se parece?, ¿Cuál de los objetos que se
encuentran en esta habitación podría representar de forma más fiel el problema
que te aqueja?”
A una familia
en la cual el papá presentaba episodios de ansiedad se le pidió que eligiera un
objeto que simbolizara el problema de la ansiedad. Los miembros de la familia
acordaron que una maceta representaba adecuadamente la “ansiedad” debido a que
su planta está en constante crecimiento y cambio y eso era algo que generaba
temor a los integrantes de la familia.
b) Determinar aspectos abiertos o cerrados del ritual
Ochoa
de Alda aclara que los aspectos cerrados de un ritual se caracterizan por una
mayor rigidez y proporcionan la estructura necesaria para contener la expresión
emocional, transmitir valores importantes y dar forma concreta a las acciones.
Los aspectos abiertos, continúa la autora, dejan espacio a la improvisación y creatividad
y proporcionan flexibilidad para que los participantes den significado privado
a la experiencia.
De
acuerdo a la experiencia de los autores de este escrito, en TSU, es importante enfatizar en los
aspectos abiertos del ritual con el fin de proporcionar la suficiente
flexibilidad para que cada uno de los participantes aporte su parte personal e
idiosincrasia a la experiencia.
c) Determinar el tiempo y espacio
Resulta
evidente que en una terapia de sesión única todos los rituales se proponen
para llevarlos a cabo dentro de la sesión y difícilmente se prescribirá un
ritual para realizarse fuera de la sesión debido a que es complicado dar
seguimiento puntual y cercano si no se ha concertado una sesión subsecuente.
Lo
que sí varía es la posición que toma el terapeuta durante la realización del
ritual. Algunas veces el terapeuta actúa como un testigo, en otras ocasiones es
preferible que el terapeuta se convierta en un director de orquesta, para
algunos casos se requerirá la participación de algunos miembros del equipo de
observación cómo cuando se trabajan tareas paralelas con subsistemas familiares
y en algunas sesiones será necesario representar a algún elemento del sistema
que no está presente. A continuación se presentan ejemplos de cada una de las
posiciones:
Terapeuta
testigo:
En una sesión el
terapeuta pide a los miembros de una pareja, después de un ejercicio de negociación y acuerdos,
que sellen el trato de manera simbólica mientras da unos pasos para atrás con el
fin de presenciar la puesta en práctica del ingenio y creatividad de los
consultantes.
Terapeuta
director de orquesta:
En un ritual de
dar y recibir reconocimiento con una familia, la terapeuta interviene para
evocar contenidos y sugerir cambios en los elementos paraverbales de la
comunicación entre los miembros de la familia (tono, postura física, contacto
visual, etc.)
Terapeutas
trabajando simultáneamente con subsistemas familiares:
Un terapeuta de
nuestro equipo pidió a una familia nuclear con hijos en edad escolar dividirse
en dos grupos dentro del espacio terapéutico: el primero conformado por ambos
cónyuges y el segundo por el subsistema fraternal. La pareja coordinada por el
terapeuta elaboró un ritual de dar y recibir, mientras que los hijos en
conjunto con un miembro del equipo de observación trabajaron con una técnica de
resolución de problemas. La intervención, al elaborarse de forma separada pero
de manera simultánea, permitió generar una frontera entre los subsistemas de la
familia. Al terminar la sesión, la madre comentó que la TSU le había ayudado a
comprender que los asuntos de los padres son diferentes a los de los hijos y,
por ende, es mejor no revolverlos.
Terapeuta
representando a un miembro de la familia ausente:
En un caso en el
que a una madre preocupada por la homosexualidad de su hijo se le prescribió un
ritual de reconocimiento, perdón y compromiso. Debido a que su hijo no había
acudido a la sesión, le pedimos elegir entre los miembros del equipo
terapéutico a alguien que representaría su papel.
Técnicas y tipos de
rituales en TSU
Con
el fin de adentrar al lector en los procedimientos técnicos del ritual se
utilizará la tipología propuesta por Whiting (1999) que clasifica los rituales
en: a) rituales de liberación, b) rituales de dar y recibir, c) rituales de
utilización de las diferencias, d) rituales de prescripción del síntoma o el
juego familiar y e) rituales mediante documentación. A continuación se
presentan cada uno de ellos acompañados de ejemplos ilustrativos.
Rituales de liberación
Son
acciones simbólicas que facilitan el proceso de depuración y curación en las
personas que las realizan. Estos rituales contemplan maniobras como quemar,
congelar, enterrar y/o enviar en globo variedad de elementos simbólicos. Se
utilizan cuando las personas tienen necesidad de superar acontecimientos y
significados traumáticos que interfieren en sus vidas presentes.
A continuación y a manera de
ejemplo se presentan viñetas ilustrativas.
Los miembros de
la familia Rodríguez acordaron elegir una maceta como símbolo del problema de la “ansiedad”. El terapeuta les
pidió colocarse frente al símbolo y cada uno pensar en las desventajas que
había traído a sus vidas la “ansiedad”. De la misma forma, pidió a cada uno
reflexionar sobre las ventajas que el problema había traído consigo. Les
preguntó si querían conservar el problema por un tiempo en su familia. La
respuesta fue unánime, un “no” rotundo. Acto seguido, el terapeuta, inquirió
sobre lo que querían hacer con la “ansiedad”. – Sacarla de nuestras vidas- dijo
el padre, y los demás miembros de la familia asintieron. Al final, el
terapeuta, invitó a que de manera simbólica sacarán la planta del espacio en
donde se llevaba a cabo la sesión.
A una joven que
vivía con su padre y hermano adictos y que mencionaba en la entrevista sentir
como que “cargaba todos los problemas de su familia ella sola”. Se le pidió
elegir un objeto que representara ese peso de su familia que sostenía. Eligió un refrigerador que estaba en el
espacio en donde se llevaba a cabo la terapia. Se le invitó a simular cargarlo
mientras imaginaba que era el peso de la familia. Para finalizar, se le
preguntó acerca de lo que quería hacer con esa carga. Decidió soltarla,
liberarse y fue capaz de experimentarlo en sesión.
Un terapeuta de
nuestro equipo de TSU acostumbra iniciar la entrevista con un ritual de
liberación. A saber, pide a los miembros de la familia que elaboren una lista
de pensamientos, sentimientos y/o actitudes que puedan limitar u obstaculizar
la comunicación sobre el problema, la colaboración, la disposición al cambio,
etc. Una vez terminada la lista, se le arruga, estruja y arroja al cesto de la
basura.
Rituales de dar y recibir
Son
acciones simbólicas que inciden en las interacciones familiares modificando los
vínculos y formas de expresar los afectos. Se incluyen en ellas intercambios de
objetos (regalos, comida, tarjetas, etc.) y de afectos (reconocimiento, perdón,
agradecimiento, etc.) Se utilizan cuando los miembros de la familia
experimentan desgaste o deterioro de sus relaciones y cuando se desea generar
intensidad en las intervenciones.
La
siguiente viñeta puede servir de ejemplo:
En una familia
cuyo padre e hijo mayor experimentaban constantemente escaladas simétricas y el
consecuente desgaste y distanciamiento en su relación se les sugirió realizar
un ritual de perdón y reconocimiento. El terapeuta pidió a ambos que se
colocaran uno frente a otro y que cada uno llevara a su mente los recuerdos más
felices que tenían uno del otro y de lo que se sentían agradecidos a lo largo de la historia de su relación.
Ambos quebraron en llanto y, con esfuerzos, fueron capaces de decirse uno a
otro lo que habían pensado. Dicho esto, el terapeuta pidió que también llevaran
a su mente las fallas y errores que cada uno reconocía como propias y de las
cuales deseaba pedir perdón. Las comentaron y una vez compartidas, padre e
hijo, conversaron sobre las acciones a las que se comprometían para mejorar su
relación. Por último, el terapeuta les invitó a sellar el compromiso mediante
una acción simbólica que ellos eligieran: No lo dudaron y se fundieron en un
fuerte abrazo.
Rituales de utilización de diferencias
Son
acciones simbólicas que abordan creencias opuestas y escaladas simétricas de
los conflictos. Se utilizan cuando en un sistema se presentan diferencias respecto de las
soluciones, roles o concepciones del mundo. Su efecto es con frecuencia un
mejor aprecio del punto de vista del otro y la consiguiente modificación de la
propia conducta. Una acción común son
las inversiones que resultan útiles en situaciones en donde se negocian
diferencias. Las inversiones consisten en pedirle a una persona que piense o
actué como la otra durante períodos específicos.
Vamos
a los ejemplos:
Una pareja
consultó por discusiones que desgastaban y distanciaban su relación. El
terapeuta invitó a ambos a realizar un ritual de utilización de diferencias
mediante una acción simbólica de inversión de roles. Se le pidió al esposo
ubicarse (literalmente) en los zapatos de la esposa y viceversa. Cada uno en su rol fue capaz
de reflexionar sobre la visión del mundo del otro y con ello comenzar a aclarar
y resolver sus diferencias.
El padre de una familia que
acudió a terapia fue asaltado a mano armada. Le robaron el dinero de la empresa
en que trabajaba: su rol en esta era hacer los depósitos bancarios. Para colmo
de sus males fue acusado de complicidad con los asaltantes. Tanto él como los demás
miembros de la familia experimentaron de forma traumática los eventos
desafortunados y desarrollaron importantes síntomas de ansiedad. El terapeuta
prescribió un ritual denominado “la línea de cambio”. Pidió a los miembros de
la familia imaginar una línea divisoria entre dos espacios del lugar en donde
se consultaba. Uno de los espacios representaba el momento actual en el
que se encuentra la problemática familiar. Situados en este lugar, los miembros
de la familia son invitados por el terapeuta a comentar sobre las dificultades,
desventajas y efectos negativos que les acarrea el problema en el momento
actual de su vida. Acto seguido, el terapeuta les incitó a proyectar en el otro
espacio sus vidas una vez que el problema se haya resuelto. Los consultantes
fueron capaces de comentar entre ellos las diferencias entre el momento actual
y “su vida después del problema”. El terapeuta llevó a la familia a
experimentar las sensaciones, a identificar emociones y a revisar pensamientos
que surgían en ese instante y pidió a los miembros de la familia cerrar el
ritual compartiendo sus compromisos para lograr el cambio.
Rituales de prescripción del síntoma o juego familiar
Se
trata de una acción simbólica que tiene el objetivo de modificar un esquema de
conducta sintomático o rígido mediante la representación y traslado al absurdo
de la conducta pautada. El efecto que experimentan las personas que participan
en el ritual es la sensación de confusión, el humor y una percepción de lo
absurdo de la situación capaz de modificar el esquema y su significado. Se
utiliza en casos en donde la persona o la familia presentan patrones de
interacción rígidos.
Dos
ejemplos darán luz:
En una familia la
madre y el hijo mayor experimentaban una relación amalgamada de tales
proporciones que el joven de 17 años se sentía incapaz de tomar por si solo el
transporte público para regresar a su casa terminada la jornada escolar. El
terapeuta prescribió el patrón interaccional rígido entre ambos, pidiendo a la
madre abrazar al hijo como símbolo de la protección que otorga al joven.
Sugirió a la madre intensificar la fuerza del abrazo hasta impedir el
movimiento de su hijo. A este último, el terapeuta motivó a que intentara
caminar hacia delante. Fue imposible para él dar paso alguno. El terapeuta
limitó la participación del padre al rol de espectador. Al final del ritual, el
padre brindó sus observaciones.
El terapeuta prescribió a una
pareja el siguiente ritual: Pidió a ambos que se ubicaran de espaldas con
respecto al otro. La esposa tendría que decir en voz alta las necesidades
sentidas con respecto a su relación de pareja. El esposo, por su parte,
repetiría “estoy intentando ayudarte” mientras ambos darían pasos hacía al
frente alejándose poco a poco uno del otro. Este ritual representaba de manera
simbólica la interacción y frustración conyugal. Ambos tenían buenas
intenciones de mejorar su relación pero llevaban a cabo acciones que los
distanciaban cada día más.
Rituales mediante documentación
Es
una acción ritual que consiste en señalar o marcar los acontecimientos como
oficiales dotándoles de un significado prestigioso y serio. Se distinguen en
ellos al menos 3 fines: 1) aumentar el compromiso de los participantes, 2)
modificar esquemas de interacción mediante el registro y 3) consolidar el
cambio.
En
TSU utilizamos los rituales de
documentación en dos momentos: en la presesión y en el seguimiento. En
la presesión, con el fin de aumentar el compromiso de los consultantes se firma
un formulario de consentimiento del servicio de TSU y se llena el formato de
solicitud de atención familiar. En esta última los consultantes registran entre
otros datos, la descripción de sus fortalezas y lados fuertes y sus
expectativas de la terapia.
Ilustración 1
cuestionario de testimonio de los participantes en TSU
En
el seguimiento se llena un cuestionario de testimonio de participación de la
TSU que la ilustración 1 demuestra y cuya finalidad es consolidar el cambio
mediante la estrategia de ayudar a la persona a situarse en una posición de
experto.
Rituales en TSU: una propuesta.
Como se puede apreciar en la ilustración 2, el
proceso de la TSU ubica dos grandes etapas divididas por una pausa para la
elaboración del mensaje de recapitulación: la entrevista y la devolución, que
han sido explicadas previamente. Se propone utilizar los rituales en esta
última etapa, la de devolución, combinándolos siguiendo un esquema particular
que se explica a continuación.
En
primera instancia, ha resultado conveniente realizar un ritual del tipo de
prescripción del síntoma o el juego familiar que permita a los miembros del
sistema desafiar los patrones interpersonales problemáticos y/o los intentos de
solución fallidos y comenzar su modificación mediante la estrategia de
llevarlos al absurdo.
Una
vez realizado este ritual de prescripción del síntoma, la terapeuta, podrá
elegir entre un ritual de liberación o uno de tipo de utilización de
diferencias que permita consumar el contenido emocional e iniciar la
construcción de soluciones en el sistema interaccional de la familia.
Para
concluir con la etapa de devolución, el terapeuta puede trabajar con explicitar
compromisos conductuales de cada uno de los participantes, realizar ensayos de
conducta que vuelvan más probables los cambios o simplemente anclar los cambios
mediante la materialización del símbolo y consumación de la metáfora.
Como
se ve en la ilustración, los rituales de tipo dar y recibir constituyen un
elemento que facilita dos importantes propósitos. El primero es el de generar
intensidad relacional en la sesión y el segundo es el de afianzar un estado
emocional que permita a los participantes del ritual evocarle cuando se
considere necesario en lo sucesivo. Cabe
enfatizar que este tipo de ritual puede sugerirse en cualquier
momento de la devolución según el terapeuta considere que es pertinente para el caso.
Por
último, cabe señalar que los rituales de documentación se emplean en las etapas de pre y
post-sesión tal como se han descrito previamente en este trabajo.
Conclusiones
Hasta
ahora se ha presentado en este escrito la experiencia de los autores con
respecto al uso de rituales y su inserción en el modelo de TSU. Se confía en
que para el lector los ejemplos empleados hayan iluminado el método para su
elaboración e implementación y que las propuestas arriba formuladas
representen, sino guías, material para el desarrollo creativo de nuevas formas
de emplear los rituales en procesos terapéuticos.
Referencias
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