¿Puedes
imaginar una terapia efectiva en tiempo breve?, ¿Puedes imaginar que el tiempo
de la terapia no rebase la hora de la sesión inicial?, ¿Sería posible lograr
cambios permanentes cuando sólo cuentas con una sesión para la intervención? El
presente escrito expone una forma respetuosa y efectiva de ayudar a los
consultantes en tiempo record. Se describe la Terapia de Sesión única (TSU) y 7
presupuestos principales que sustentan su práctica.
¿Qué es una TSU?
La
terapia de sesión única es una forma de terapia breve que surge por la
inquietud de algunos terapeutas que han cuestionado la idea de que el cambio
permanente sólo puede llegar mediante intervenciones de salud mental
prolongadas y complicadas.
La
característica principal del modelo es que trata cada sesión como una terapia
completa. Los terapeutas que practican este enfoque parten de una fuerte
convicción de que toda terapia puede ocurrir en una sesión y que en una sesión
es posible generar un cambio significativo independientemente de la gravedad
con que se pueda valorar al problema.
En
la práctica, no difiere a otros modelos de terapia breve: los consultantes
presentan una preocupación y construyen metas. El terapeuta invierte esfuerzos
en dos vías. Por un lado, para que los consultantes terminen la sesión con la
sensación de haber sido escuchados, con una mayor esperanza y conciencia de sus
lados fuertes y recursos. Por otro, para que se comience a desarrollar un plan
sobre cómo enfrentar sus preocupaciones.
Presupuesto principales de la TSU
La
terapia de sesión única tiene como principales fundamentos la Teoría general de
sistemas (Bertalanffi, 1969), la cibernética (Kenney, 1994) y el Construccionismo social (Gergen, 2006). No es intención del presente escrito
profundizar en los elementos epistemológicos de estás concepciones, antes bien
enunciaremos algunos de los presupuestos básicos que fundamentan nuestra
práctica:
1 “La mayoría de los procesos de terapia
son breves”
La
investigación de la eficacia y efectividad de los tratamientos confirma que la
cantidad usual de sesiones, o la que ocurre con más frecuencia, en todos los
modelos de terapia es una. (Boyhan, 1996; Bloom, 1992; Talmon, 1990)
Por
otro lado, se ha demostrado que el ritmo de cambio en el transcurso de la
terapia decrece conforme aumenta el número de sesiones. Gran parte del cambio
ocurre en las sesiones iniciales. (pekarik, 1992)
Cabe mencionar que existe suficiente evidencia empírica
de que la terapia breve es efectiva
(De shazer, 1986; Fisher, 1984; Weakland, 1974). Para los terapeutas que utilizan un modelo
ultrabreve resulta valiosa la visión que presenta De Shazer cuando menciona que
no se trata de hacer menos que una terapia prolongada sino de alcanzar en el
menor número de sesiones los mismos o mayores resultados.
2 “La terapia cómo método para resolver
los problemas de la vida real”
Haley
(1990) aconseja centrarse en los problemas de la vida cotidiana y evitar orientar la entrevista a temas
filosóficos o existenciales. Siguiendo está noción los clínicos de la TSU adoptan la perspectiva de
una terapia centrada en el problema y la solución.
Watzlawick
y cols. (1992) nos ofrecen un marco para entender la formación y persistencia
de problemas humanos en su obra cambio.
Coincidimos con la concepción de que los problemas se generan y mantienen por
los intentos de solución que han llevado a cabo las personas con el fin de
resolverlo.
3 “No es necesario saber mucho del
problema para resolverlo”
Para
De Shazer (1988) el problema y la solución son dos categorías discontinuas y
utiliza la metáfora de la llave y la cerradura para explicarlo. En sus
términos, para abrir una puerta no es necesario tener una llave que se
corresponda exactamente con la forma de la cerradura, sino que es suficiente
con usar una ganzúa que abra el mecanismo.
En
este sentido lo que para una persona puede ser una solución para otra con un
problema similar no lo es. En una TSU se suelen construir soluciones o
posibilidades a partir de las excepciones o de las expectativas que las
personas tienen de sus vidas sin la presencia de las situaciones que les
aquejan. Asumir este presupuesto ayuda a tomar atajos en el proceso y por ende
acortar la terapia.
4 “Cada sesión puede ser una terapia
entera”
De
acuerdo al modelo de prochaska y Diclemente (1982) el cambio se logra pasando
por etapas diferenciadas. Una persona puede, en tiempo variable, pasar de una etapa a otra hasta lograr dar
vuelta a la rueda de cambio. Basado en esta concepción del proceso de cambio,
un terapeuta ultrabreve intentará identificar la etapa en que se encuentra su
cliente y lo ayudará a completar, en el transcurso de la sesión y en la medida
de lo posible, todo el ciclo.
5 “Sólo se necesita un pequeño cambio para
iniciar una solución”
Los
clínicos que utilizan la TSU asumen la premisa de totalismo de la Teoría
General de Sistemas (Bertalanffi, 1969) en el sentido de que “un cambio en
algún elemento del sistema genera cambio en los demás elementos del sistema y
en el sistema total”.
También
simpatizan con la idea del efecto avalancha, efecto dominó o efecto mariposa que les permite planear sus
intervenciones desde los recursos del propio cliente y valorar hasta el más
pequeño de los cambios.
6 “Las personas cuentan con recursos para
solucionar y hacer frente a sus dificultades”
En
la práctica de la TSU se suelen tener en cuenta los recientes estudios acerca
de la resiliencia personal (Cyrulnik, 2013) y familiar (Walsh, 2007) que proporcionan
información acerca de la capacidad que tienen personas y familias para hacer
frente a las adversidades y salir fortalecidas de ellas. Esta idea ayuda al
clínico a tomar una postura de colaboración que permita evocar y ayudar a
gestionar recursos y lados fuertes presentes. La terapia se convierte así en
una consulta en donde el terapeuta ofrece ideas, propone nuevas visiones y
acciones y el cliente decide tomarlas, rechazarlas o dejarlas en espera.
7 “El lenguaje como eje central de la terapia”
En
una TSU se concibe al lenguaje, en correspondencia con la posmodernidad, como
el principal vehículo que da sentido a la realidad. Desde esta perspectiva
constructivista, la terapia representa un proceso conversacional capaz de
generar significados. Los terapeutas ultrabreves suelen estar de acuerdo con
Tarragona (2006) cuando refiere que “la forma en la que pensamos y hablamos de
nuestros problemas o dificultades puede contribuir a que nos hundamos más en
ellos o podamos contemplar nuevas formas de verlos, de solucionarlos o
transformarlos”.
Hasta
ahora se ha definido a la TSU y enumerado los presupuestos principales que
permiten fundamentar la práctica. Como se puede apreciar la mayoría de las
premisas son compartidas con otros modelos de terapia breve. Tal vez la
principal distinción sea la fuerte convicción, por parte del terapeuta de que
una sesión es suficiente para lograr cambios y que, por ende, es necesario
actuar de acuerdo a la idea de “por si
no te vuelvo a ver”.
Fuente:
Cirulnik, Boris. Los patitos feos. Gedisa. Barcelona, 2002
De Shazer, Steve. Claves para la solución en
terapia breve. Paidós. Barcelona, 1988.
Haley, Jay. Terapia para
resolver problemas. Amorrortu, Buenos Aires, 1990.
Prochaska,
James.¿Cómo cambian las personas y cómo podemos cambiar
nosotros para ayudar a muchas personas? Traducido
de The Heart and Soul of Change: What Works in Therapy. Mark A. Hubble, Barry
L. Duncan and Scott D. Miller (Eds.), Washington,
DC: American Psychological Association, 1999, p. 227-255
Slive, Arnold y Bobele, M.
Cuando sólo tienes una hora: terapia efectiva para clientes de atención
inmediata. Editorial Paidós. México, D.F., 2013
Talmon, Moshe. Single session therapy. Jossey Bass.
1990.
Tarragona, Margarita. Las
terapias posmodernas: una breve introducción a la terapia colaborativa, la
terapia narrativa y la terapia centrada en soluciones. Psicología Conductual,
Vol. 14, Nº 3, 2006, pp. 511-532
Walsh, Froma. (2004)
Resiliencia familiar. Estrategias para su fortalecimiento. Buenos Aires.
Amorrortu.
Watzlawick, Paul. Cambio. Herder.
Barcelona, 1992.
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