RELACIÓN
ENTRE ESPIRITUALIDAD, SANACIÓN Y PSICOTERAPIA.
Germán
Ríos Morfín*
La psicoterapia se nutre de la
reflexión y trabajo científico – filosófico y profesional del contexto y la
época donde se crean los síntomas. Desde esta noción no solo tenemos
depresiones o problemas alimenticios sino dinámicas sociales, económicas e
inclusive religiosas y espirituales que lo sostienen (Medina, 2004).
Con relación a esto retomo la
reflexión sobre la histeria como un problema de los inicios del psicoanálisis,
en la época victoriana, donde la religión cristiana desde la línea anglicana
tenía un crecimiento significativo (sobre todo en Inglaterra). Al mismo tiempo
se notaban algunas problemáticas como las que encontró Freud donde la
sexualidad, relacionada con la culpa (probablemente basada en el orden moral
religioso mal entendido) generaba malestar psicológico (Randall, 1980).
La ciencia empezó a tomar más peso
en el pensamiento y las creencias religiosas pasaron a segundo plano. Esto ha
ido avanzando y en la época actual, el conocimiento sistematizado ha ido
replanteando muchos de los paradigmas de vida que antes se daban por sentado (Navarro
et al., 2019). Como ejemplo, una de las teorías más polémicas y relevantes fue
la evolucionista a partir de Darwin y Wallace (Randall 1980).
Ahora el péndulo parece que va hacía
el otro lado, se ha valorado de sobremanera la capacidad racional y se deja la
posibilidad de la construcción simbólica y sensible, se limita la explicación
del mundo a las condiciones físicas o materiales. Estamos ante las sociedades
del conocimiento donde las nociones míticas pierden relevancia frente a los
datos estadísticos (a pesar de que las correlaciones pueden llegar a tener poco
sentido o una referencia inhumana como los logaritmos programados en las redes
sociales) (Navarro et al., 2019).
Esto no ha acabado de ser la
solución y temas como “el enfrentarse a la muerte” o “el sentido de vida” no se
responden solo con métodos o protocolos. Al querer responder o darles solución
práctica o racional generan reacciones ansiógenas, ya sea ante el futuro o la
ambigüedad de aquello irresoluble y que nos hace proclives a consumir placer en
diferentes productos o experiencias para acabar con esa incertidumbre.
En este escenario el misticismo cobra relevancia y las
experiencias y conocimiento de las tradiciones espirituales y ancestrales se
han vuelto cada vez más una respuesta a esas preguntas sobre el sentido de la
vida, de la existencia o el conocimiento de la muerte.
Es por esto último que es importante
reflexionar y ubicar como las tradiciones de las culturas indígenas, la
búsqueda en la historia de los hechos religiosos, retomar la lectura de los
libros sagrados, meditaciones y diferentes experiencias espirituales son
determinantes en la reflexión sobre los procesos de vida de las personas y por
ende en la psicoterapia.
Incluir la reflexión de los
practicantes de la psicoterapia en sus diferentes técnicas o teorías este
conocimiento o búsquedas personales es necesario para saber acompañar en
aquellos casos que lo requieran. Poder tener en cuenta que son dinámicas validas
en un lenguaje diferente al científico nos permite incluirlo en las narraciones
de cambio o en los recursos con los que cuenta el consultante, así como el
terapeuta; permite crear conversaciones de lo no dicho para mostrarlo y
acompañar en uno de los niveles más complejos de la experiencia humana.
Procesos de psicoterapia y sanación
Las tradiciones chamánicas basadas
en las culturas indígenas tienen un uso constructivo y también un uso
destructivo al traducirse a la sociedad occidental. En ocasiones se simplifican
o se desligan de sus orígenes. En otras tantas situaciones se vuelven
experiencias personales que se alejan de una introspección profunda y se genera
un negocio a partir de la espiritualidad (Grinberg-Zylberbaum,
1994).
Los cantos y enseñanzas del Tata
Rubén y la Madrina Paulina, en conjunto con la tradición del Santo Daime,
repiten una y otra vez que tengamos cuidado de estas dinámicas sociales. No
descalifican los modos del occidente y tampoco obligan a una transformación a
las comunidades indígenas. Su invitación es a ser conscientes de nuestra
condición de seres humanos, de vernos más allá de las dinámicas materiales o
sociales y tener la humildad de entendernos desde el misterio de la vida.
Esto último en términos
psicoterapéuticos pudiera decirse que es la evolución que se ha alcanzado donde
el terapeuta es experto en las dinámicas estudiadas sobre el comportamiento
humano que genera síntomas y el paciente lo es en su vida. Se queda abierta la
posibilidad de cambios que no solo dependen de las “buenas intervenciones” sino
que la misma persona puede ir encontrando respuestas o desde otro punto de
vista, al tener la seguridad y el espacio para hablar de sí e ir generando una
nueva relación con su realidad, descubra nuevos derroteros en el desarrollo
personal.
Definición del problema desde la
psicoterapia
En el espacio psicoterapéutico las
personas llegan buscando métodos que les alivien del dolor o el problema como
si fuera una demanda médica o de derecho (Villegas S/N), no ubican el proceso
social y en menor medida las condiciones sobre su construcción simbólica o
espiritual del problema.
Con relación a las problemáticas no
resueltas por el enfoque médico psiquiátrico u otros métodos psicoterapéuticos,
vinculadas a temas trascendentales, como la muerte o el sentido de la vida, suelen
enfocarse en síntomas (depresión, ansiedad, adicciones) y dejan de lado las
condiciones existenciales.
Parte del reto en este contexto es
pasar estos malestares a un lenguaje ávido de símbolos o simbolizaciones desde
el consultante, que permitan ordenar la experiencia o describir la dinámica
social que fortalece la queja y no limitarla a malestares corporales. Los mitos
y creencias toman un peso significativo.
En una primera instancia los mitos
familiares construyen historias relatadas que se afianzan en la identidad y se
normalizan. También en este mismo sentido se niegan ciertas experiencias y se
eligen las más similares sin tener una noción de porque se está llevando a cabo
este proceso. Las creencias o la mitología familiar mantienen el problema y si
son trabajadas y entendidas, también pueden permitirnos construir nuevos
caminos.
La problemática familiar tiene un
sentido social y existencial, y en esta misma línea las tradiciones espirituales
pueden construir escenarios más armónicos y a la vez facilitar consciencia
sobre el problema que se vive, para que se pueda elegir algo mejor.
Como ejemplo de esta relación entre
el trabajo religioso – espiritual y el crecimiento personal, los jesuitas han propuesto el silencio (a
partir de su práctica en la dinámica de los Ejercicios Espirituales), para
poder hacer una pausa ante estos pesares de la existencia o las dinámicas
destructivas ante las que nos enfrentamos diariamente. (Martin, 2010)
En otra cultura y práctica
espiritual, los Wixaricas trabajan con una tradición
que data desde hace 8000 años. Para ellos consumir peyote, llevar sus cantos e ir a
Wiricuta (desierto en San Luis Potosí) representa el lugar que es el centro de
las razas, donde todos van a participar para convivir con un mundo en armonía.
Espiritualidad y psicoterapia
Las tradiciones espirituales hablan de
lo “inconsciente” y las “ilusiones” que tiene el mundo. Desde la espiritualidad
ignaciana estas últimas son invitaciones a actuar, en un principio interesantes
o placenteras, que su resultado deriva en un malestar y lo primero, el
inconsciente, lo maneja como deseos desordenados, los cuales habrá que conocerlos
y ordenarlos para lograr una vida plena. En otras tradiciones como la purépecha
desde una línea actualizada, se habla de la ilusión como un contexto que
confunde nuestros sentidos y nos complica la elección
aquello que nos lleva a la “luz” y lo inconsciente como aquellos impulsos que
te llevan a buenas o malas decisiones pero que no puedes conocer si no te
enfocas en ello.
En este sentido algunos procesos
psicoterapéuticos, algunas propuestas religiosas y las tradiciones indígenas se
unen en una búsqueda de la verdad para una sanación. No solo pretenden que la
persona siga sin dolor o molestias, sino que se vaya apropiando de su
experiencia en una relación auténtica con su mundo cercano.
De esta manera, al hablar de
transformación en la psicoterapia es importante que lo incluyamos dentro de
tradiciones ancestrales que no dependen solo de la ciencia actual, sino que son
prácticas de salud mental que se vienen practicando desde hace miles de años.
En algunas culturas estos cambios se acompañan de un consumo de algún enteógeno
(Labate & Bouso 2013), aunque no es una condición indispensable, también está
el ayuno, la meditación, la oración o la lectura consciente de los libros de la
tradición.
Por otro lado, es importante
diferenciar las tradiciones de modos religiosos que son sintomáticos o
iatrogénicos. La línea es delgada y es importante tomar distancia de aquellas
creencias que forman parte de cierta manipulación social (con las complejidades
que se relacionan a ello), así como la ignorancia.
También debemos cuidar que las
sanaciones o búsquedas espirituales no generen superioridad moral. Cuando
sucede esto, se debe al resultado de experiencias limitadas a un estado modificado
de consciencia sin un aprendizaje o de la ignorancia de las personas con una necesidad
de afecto o reconocimiento, mal canalizado, que genera actitudes
discriminatorias.
Cuando se pueden dialogar las
creencias en las sesiones en psicoterapia se favorece un espacio sagrado donde se
puede recuperar la construcción valiosa y evitamos que los malestares
psicológicos o síntomas psiquiátricos se mantengan (Gutiérrez 2014).
Conclusiones
Esta época con avances
significativos en la informática nos permite conocer mucho más de lo que nos
imaginamos. Tenemos acceso a datos que nos revelan soluciones que antes nos
hubieran tomado meses o años, inclusive se habla de que tal es el avance de la
tecnología que algunos diagnósticos médicos se pudieran dar a través de
sistemas computacionales.
Dentro de estas posibilidades
también podemos abrirnos a nuevos modos de sanación que antes estaban hechos a
un lado por su “invalidez” dentro de la comunidad científica o grupos políticos
y religiosos que favorecían cierta ideología.
Las respuestas ante los misterios se
abren como una experiencia antes no imaginada donde las comunidades indígenas
de américa nos dan respuestas “innovadoras”. Se reflexiona sobre una relación
viva con lo trascendente y en hermandad con la naturaleza y otros seres
humanos.
De manera concreta, en la
psicoterapia tener estas nociones o pensar en similitudes con los procesos
chamánicos y espirituales favorece una actitud más cercana al misterio de la
vida, del encuentro con el otro, no solo limitarnos a ver el sufrimiento como
un problema mecánico o técnico a resolver.
*Germán
Ríos Morfín, es psicólogo y terapeuta familiar, actualmente se desempeña como
coordinador académico en el bachillerato Pedro Arrupe, docente en la
Universidad Marista de Guadalajara y terapeuta clínico. Para conocer más su
trabajo: Supervisión
de la práctica en psicoterapia
Referencias
Gutiérrez, J. C. (2014). Terapia familiar y espiritualidad. En R.
Medina, E. Laso, & E. Hernández (Eds.), Pensamiento sistémico (pp.
147–169). Litteris psicología.
Grinberg-Zylberbaum, J. (1994). El sabor de la
iluminación. Sirio.
James M (2011), “Más en las obras que en las palabras”.
Bilbao: Ed Mensajero.
Labate,
C. B., & Bouso, J. C. (2013). Ayahuasca y salud. la liebre de marzo.
Medina, R (2011), “Cambios modestos, grandes revoluciones. Terapia
Familiar Critica”, México:
Red Américas.
Navarro,
J. A. R., Acosta, J. D. O., Soria, D. A. F., & Fuerte, J. A. (2019). Espiritualidad
sin religión. Alianza Editorial.
Real Academia Española. (2021). Misticismo.
Diccionario de la lengua española. Recuperado 16 de diciembre de 2021, de
https://dle.rae.es/misticismo
Randall,
J. L. (1980). La parapsicología y la naturaleza de la vida. Diana.
Villegas, M (S/N), “El análisis de
la demanda. Una doble perspectiva, social y pragmática”. Recuperado de http://centroitaca.com/pdf/biblioteca/Demanda_03.pdf