jueves, 22 de abril de 2021

Curso de terapia sistémica: Módulo “Paradoja y contraparadoja” del Modelo de Milán

 




De la plataforma digital de “Conversaciones sobre Terapia Sistémica” se presenta el primero de los cursos de terapia sistémica del proyecto de formación continua del Equipo de Terapia Familiar Zoquipan. Se revisa el trabajo de Mara Selvini y su equipo de Milán, en una serie de entregas que se compilan en esta entrada.

 

Se recuerda al lector que las actividades formativas se pueden seguir en vivo desde Facebook.  Las reuniones son los miércoles a las 19:30 en la página de Conversaciones sobre terapia sistémica fb


Introducción

Cap. 2) Forma de trabajo

Cap. 3) La familia con transacción esquizofrénica

Cap. 4) El paciente designado

Cap. 5) Intervenciones terapéuticas como aprendizaje por ensayo y error

Cap. 6) La tiranía del condicionamiento lingüístico y cap. 7) La connotación positiva

Cap. 8) La prescripción en la primera sesión y cap. 9) Rituales familiares

Cap. 10) De la rivalidad por el hermano al sacrificio por ayudarlo y cap. 11) Los terapeutas se hacen cargo del dilema de la relación entre padres e hijos

Cap. 12) Los terapeutas aceptan un mejoría sospechosa

Cap. 13) Cómo recuperar a los ausentes

Cap. 14) Cómo eludir la descalificación

Cap. 15) El problema de las coaliciones negadas

Cap. 16) La estrategia de declararse incompetente

Cap. 17) Autoprescripción de la paradoja extrema

Cap. 18) Los terapeutas abandonan el rol paterno prescribiéndolo paradójicamente a los miembros de la última generación





jueves, 15 de abril de 2021

Duelo complicado: pautas para un acompañamiento centrado en soluciones en familias que afrontan pérdidas.

 


¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!,

 ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra!

 Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.

Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten,

que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja,

la introducen, le ponen lajas encima,

y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada,

terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando,

ahí te quedas, de aquí ya no sales.

Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto,

los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?,

 ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse,

hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte?

¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río?

Habría que tener una casa de reposo para los muertos,

ventilada, limpia, con música y con agua corriente.

 Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.

Sabines, Jaime


En esta entrada se presenta una propuesta para la intervención sobre duelo complicado desde un modelo de terapia centrado en soluciones. En primer lugar, se conceptualiza a la experiencia de la pérdida como un proceso de diferentes etapas y tareas por cumplir. En segunda instancia, se propone una visión constructivista del duelo a partir de 6 presupuestos básicos. Por último, se presenta una serie de pautas para el acompañamiento de las familias que afrontan pérdidas. El planteamiento contempla 2 tipos de intervenciones: 1) las que están relacionadas con las diferentes etapas del proceso de la terapia breve orientada a soluciones y 2) las que se basan en la lógica de facilitar las tareas propias del proceso de duelo.

 

El duelo

La experiencia de la pérdida es universal. Debido a que el cambio es inherente a la vida y cada cambio implica una pérdida, resulta imposible pensar en la pérdida sin relacionarla con el ciclo vital. A lo largo de su desarrollo, las familias experimentan estos cambios y pérdidas cómo importantes crisis que pueden ser de tipo normativo (situaciones planeadas, esperadas) o de tipo paranormativo (experiencias adversas o inesperadas). 

Un ejemplo de evento paranormativo es la muerte.  Cuando una persona pierde a un ser querido a través de la muerte advierte una crisis y una respuesta a ella, es decir, ciertas reacciones, sentimientos y procesos de curación que están mediadas por su particular manera de afrontar la adversidad y por la naturaleza de la relación que mantenía con la persona fallecida. A este proceso se le conoce como “duelo”. Neimeyer (2002) distingue tres etapas del proceso de elaboración de duelo que se describen en la siguiente tabla:

 

Etapa

Reacción

Contenido manifiesto

 

 

 

Evitación

 

 

 

¡Dios mío! ¡No puede ser verdad! ¡tiene que haber un error!

 

Sensación de aturdimiento e irrealidad

Oír las voces de los demás como si estuvieran lejos

Sentirse distanciado del entorno Desorganización

Distracción

Incapacidad por llevar a cabo sus rutinas y deberes

Enojo hacia las personas que se creen son responsables de la muerte

 

 

 

 

 

 

Asimilación

 

 

 

 

¿Cómo voy a poder seguir viviendo sin esta persona a la que tanto quería?

 

Sentimientos de soledad y tristeza

Sentimientos de culpa

Aislamiento social

Imágenes intrusivas

Sueños y pesadillas relacionadas con el fallecido

Síntomas de depresión

Ansiedad

Náuseas

Trastornos digestivos

 

 

 

Acomodación

 

 

¿Qué va a ser de mi vida ahora?

 

Recuperación del autocontrol emocional, hábitos alimenticios y de sueño

Mayor energía en actividades diarias

 

Tabla 1 Etapas del proceso de duelo (Neimeyer, 2002)

 

En su paso por estas etapas, las personas se ven obligadas a cumplir con una serie de tareas en el proceso de duelo. Worden (1997) habla de cuatro: 1) aceptar la realidad de la pérdida, 2) expresar sus emociones y su dolor, 3) adaptarse a un medio sin el fallecido y 4) recolocar emocionalmente al fallecido para seguir viviendo.

 

Aunque la mayoría de las personas pasan por estas etapas de forma satisfactoria, la reorganización de la propia vida después de una pérdida importante no siempre se da de manera conveniente. Algunas personas se pueden estancar en alguna de las etapas del proceso de duelo o éste puede cronificarse y representar una amenaza para su funcionamiento. Las situaciones que pueden complicar un duelo son, por mencionar algunos ejemplos, los casos de pérdida traumática, la muerte de un hijo pequeño, pobre apoyo social y sobrecarga del duelo (varias pérdidas simultáneas o secuenciales). Neimeyer (2002) advierte que, aunque los síntomas que acompañan al duelo son normales, hay algunas señales que indicarían la necesidad de solicitar ayuda profesional:

 

-       Intensos sentimientos de culpa,

-       pensamiento de suicidio,

-       desesperación extrema,

-       depresión prolongada,

-       síntomas físicos,

-       ira incontrolada y

-       dificultades continuadas de funcionamiento abuso de sustancias

 

A la presencia de estas señales también se le conoce como duelo complicado. Worden (1997) distingue entre el asesoramiento del duelo y la terapia de duelo. El primero supone ayudar en el duelo normal o no complicado, facilitando la realización de las tareas de duelo arriba mencionadas. La terapia de duelo,  en cambio, es el conjunto de técnicas especializadas que se aplican para ayudar a las personas con reacciones de duelo complicado. 

 

Una visión constructivista del duelo

 

El constructivismo sugiere que las personas construimos sistemas idiosincráticos de significados organizados alrededor de un conjunto de creencias nucleares que determinan la percepción que se tiene de los acontecimientos vitales y que tiene la capacidad de orientar su conducta. Esta perspectiva contrasta con el enfoque que se ha adoptado tradicionalmente para entender el fenómeno del duelo.  A continuación, se presentan seis presupuestos basados en una postura constructivista que pueden orientar la práctica clínica para el acompañamiento a las familias que atraviesan por un proceso de duelo complicado:

 

Tópico

Presupuesto

Implicaciones

 

 

 

1) Efecto de la muerte en la construcción del mundo de la familia

 

La muerte puede validar o invalidar las construcciones que orientan nuestras vidas o puede constituir una nueva experiencia a la que no podemos aplicar ninguna de nuestras construcciones previas.

 

 

 

Entender, mediante las conversaciones con los consultantes, cómo la pérdida desmiente o reafirma la visión de mundo que guía la vida de los miembros de la familia

 

 

 

 

2) Duelo e identidad

 

 

El duelo es un proceso personal caracterizado por la idiosincrasia, intimidad e impenetrabilidad de nuestra identidad.

 

Escuchar atentamente las pistas del significado único que la experiencia de pérdida tiene para cada uno de los miembros de la familia y ayudarlos a transmitirlo mediante metáforas e imágenes.

 

 

 

 

3) Duelo como proceso activo vs pasivo

 

 

 

El duelo es algo que nosotros mismos hacemos, no algo que se nos ha hecho.

 

Asumir un papel de facilitadores sensibilizando a los miembros de la familia ante las muchas decisiones que deben tomar y ayudándoles a evaluar las implicaciones que pueden tener cada una de sus decisiones.

 

 

 

 

4) Las oportunidades del duelo

 

 

 

El duelo nos da la oportunidad de reafirmar o reconstruir un mundo personal de significados que ha sido cuestionado por la pérdida.

 

Ayudar a la familia en el proceso de reconstrucción a partir de la pérdida. Esta reconstrucción se puede dar por “asimilación”, es decir, reafirmando la viabilidad de su sistema de creencias o por “acomodación”, es decir, revisando y cuestionando sus convicciones mantenidas.

 

 

 

 

5) La función de los sentimientos en el proceso de reconstrucción

 

 

Cada sentimiento cumple una función y es el resultado de los esfuerzos que hacemos para elaborar nuestro mundo de significados tras el cuestionamiento de nuestras construcciones.

 

En lugar de intentar controlar o eliminar los sentimientos, percibiéndolos cómo disfuncionales; respetar y honrar cada uno de los sentimientos enfatizando su función en el proceso de reconstrucción tras la pérdida.

 

 

 

 

 6) la importancia de los vínculos

 

 

 

  

Construimos y reconstruimos nuestras identidades como supervivientes a la pérdida negociando con los demás.

 

Tener en cuenta en el proceso de reconstrucción las relaciones establecidas con otros reales y simbólicos, así como los recursos personales de los afectados. Además, ayudar a redefinir la conexión simbólica que se mantiene con el fallecido y las relaciones con quienes siguen viviendo. Implica también tener en cuenta las ideas comunitarias y culturales sobre la muerte y la pérdida, así como las expectativas sociales y las normas que regulan el proceso de duelo.

 

Tabla 2 Presupuestos de la visión consructivista del duelo (Neimeyer, 2002)

 

El enfoque centrado en soluciones

 

La terapia breve centrada en soluciones (De Shazer, 1986; Berg y Dolan, 2001) es un modelo que se fundamenta epistemológicamente desde la teoría general de sistemas, la cibernética, el constructivismo y el construccionismo social. Sus procedimientos técnicos se han desarrollado a partir de los trabajos del equipo del MRI en Palo Alto, California y del equipo del Centro de Terapia Breve Familiar (BFTC) de Milwaukee. Estas técnicas están diseñadas para que la familia pueda enfocarse menos en el problema y más en las soluciones, lados fuertes y recursos personales y familiares.

 

  El  conjunto de técnicas  incluyen: el trabajo con las excepciones al problema (aquellos momentos en los que el problema no está presente o lo está en menor intensidad); preguntas de proyección a futuro (lo que el cliente va a estar haciendo cuando el problema deje de dominar su vida); definición de metas manejables; y preguntas de escala (“en una escala del 0 al 10, en donde el 0 representa el peor momento del problema y el 10 que ya lo has solucionado satisfactoriamente, ¿En qué número se ubican actualmente?”)

 

Destaca además la postura de “no saber” que adopta el terapeuta orientado a soluciones y que parece estar basada en la sentencia Zen que reza: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades; en la mente del experto hay pocas”. Esta actitud lleva al profesional a “ir detrás” de los clientes al considerarlos como los verdaderos expertos en sus vidas y problemas que presentan en la terapia.

 

O’ Hanlon (1990) sostiene que los objetivos de la Terapia Breve Centrada en Soluciones son 3:  a) Cambiar la “forma de actuar” en la situación percibida como problemática, b) Cambiar la “forma de ver” la situación percibida como problemática y c) Evocar recursos y capacidades que se pueden aplicar a la situación que se percibe como problemática. Para lograr estos objetivos, los consultantes y el terapeuta emprenden juntos una aventura por las diferentes etapas del proceso de la mejoría y el cambio.

 

Beyebach y Herrero de Vega (2010) mencionan que el enfoque centrado en soluciones proporciona una buena forma de abordar las situaciones de duelo complicado ya que “permite adaptarnos al máximo a las preferencias y la particularidad trayectoria del duelo de nuestros clientes sin imponerles ideas preconcebidas e infundadas acerca de cómo se debe hacer un duelo normal”

 

Pautas para el acompañamiento del duelo complicado

 

En la etapa de enganche (para una revisión de las diferentes etapas del proceso de terapia aquí) es importante tomar en cuenta que la mayoría de las personas en el primer contacto refiere consultar por depresión y pensamientos obsesivos en torno a la pérdida. La derivación suele ser por propia iniciativa, sin embargo, hay ocasiones en que los familiares o amigos son los que motivan a la persona a tomar terapia.

 

Puede darse el caso de que una familia presente un motivo de consulta relacionado con el síntoma de alguno de sus miembros y en el transcurso de la terapia se llegue a la conclusión de la necesidad de acompañar un duelo. Por ello es importante indagar sobre la organización familiar durante la fase de preludio. Mediante la elaboración de un familiograma, el terapeuta puede percatarse de las pérdidas por las que atraviesa la familia.

 

Es importante convocar, desde las primeras sesiones, a los miembros del sistema familiar, introduciendo la idea de que la elaboración del duelo es un proceso que le compete a toda la familia.

 

En la etapa de definición de las metas, si el motivo de consulta inicial es el duelo, se sugiere aprovechar el momento del planteamiento del problema para facilitar las emociones de los miembros de la familia, esto se logra otorgando un espacio para la expresión emocional oral y/o escrita de la experiencia de la pérdida, sin forzar. Es frecuente que los participantes se encuentren alterados emocionalmente y no sean capaces de explicar lo que sienten. Lipchik (2005) sugiere en estos casos ayudarles a aclarar la emoción antes de fijar metas o centrar la conversación en soluciones. Menciona que es importante avanzar con lentitud y ser sensibles a las respuestas verbales y no verbales de los clientes durante este proceso: “Tal vez su incapacidad para saber lo que sienten haya cumplido una función positiva durante largo tiempo, por ejemplo, la de protegerlos de sentimientos que no podían soportar. Un repentino levantamiento del velo puede ser más perturbador que útil”.

 

Si el motivo de consulta inicial es otro y se descubre el duelo complicado en el transcurso de las sesiones, se sugiere trabajar para co-construir una redefinición de problema. El terapeuta puede apoyarse de los reencuadres de tipo normativo, al relacionar las quejas presentadas al evento de la pérdida, al proceso de elaboración del duelo y a la reconstrucción de la identidad personal y familiar a partir del fallecimiento del ser querido. Otra estrategia útil resulta la connotación positiva de los síntomas (abajo se presenta una tabla que recupera la función positiva de diferentes sentimientos). En cualquiera de los casos conviene evitar conceptualizar los procesos de duelo en términos de “resolver un problema”. En lugar de ello, se sugiere normalizar y clarificar el proceso por el que atraviesan los miembros de la familia a raíz de la pérdida y revisar y definir objetivos en concordancia con las tareas propias del duelo, a recordar: 1) aceptar la realidad de la pérdida, 2) expresar sus emociones y dolor, 3) adaptarse a la nueva organización familiar sin el fallecido y 4) recolocar emocionalmente a quien murió para luego retomar la vida.

 

Sentimiento

Función

 

Negación

Intento de «posponer» un acontecimiento que resulta imposible de asimilar, hasta que pueda captarse su significado con toda su dolorosa claridad

 

Depresión

Intento de limitar la atención, restringiendo el campo al que se aplica para poder hacer el mundo más manejable.

 

Ansiedad

Toma de conciencia de que la muerte supera ampliamente su capacidad para explicar, predecir y controlar el mundo

 

Culpa

Intento de evaluar nuestro comportamiento en contraste con las propias estructuras nucleares de identidad. Oportunidad para revisar el rol que nos autoimponemos al relacionarnos con los demás. 

 

Hostilidad

Intento de forzar a los acontecimientos a adaptarse a las construcciones que tenemos de ellos, manipulando las pruebas que tenemos para validar las predicciones incorrectas que hemos hecho

 

Amenaza

señalar la conciencia de la inminencia de un cambio generalizado en las estructuras nucleares de identidad.

Tabla 3 Función positiva de los sentimientos en el proceso del duelo

 

En la etapa de impulsar el cambio se privilegia el trabajo de la búsqueda de excepciones, no sólo con las preguntas de cambio pretratamiento (por ejemplo, ¿Qué va mejor a partir del momento que concertar la cita?), sino, por encima de otras técnicas, con las preguntas de afrontamiento que representan importantes intervenciones para orientar la conversación sobre los recursos de la familia en situaciones negativas, incluso de extrema adversidad. Cuando, en estos casos, no es posible identificar excepciones o mejorías, es preferible no empeñarse en encontrar excepciones a toda costa, y en lugar de ello adaptarse a la postura negativa de los consultantes, por ejemplo:

 

¿Qué cosas te han ayudado a sobrellevar la pérdida?

¿Qué cosas sigues haciendo por ti/por tus hijos/por…, pese al dolor de la pérdida?

¿A qué cosas no has renunciado, pese a la situación?

¿Qué cosas de tu pareja/familia has conseguido conservar?

¿Qué cosas me dirían tu pareja/tus hijos/tus padres que sigues haciendo por ellos?

¿Qué cosas sigues haciendo bien?

¿De dónde sacas las fuerzas para seguir atendiendo a tu familia/trabajando / viniendo aquí?

¿Qué estás haciendo para seguir adelante?

¿Qué/quiénes te está/n ayudando a seguir adelante?”

“¿Cómo es que nos estás/no están aún peor?

¿Qué cualidades tuyas te/los están ayudando?”

 

A partir de estas preguntas es importante identificar qué cosas están haciendo los miembros de la familia que favorecen la elaboración del duelo para después ampliar estas excepciones y construir descripciones de patrones interpersonales satisfactorios y poder propiciarlos en la vida cotidiana.

 

Otra forma de trabajar con las excepciones es mediante la práctica de proyección a futuro qué consiste en orientar la conversación de la terapia hacia la descripción de un futuro ya sin la persona fallecida o haciéndola presente emocionalmente. Ejemplos de preguntas son:

 ¿Qué va a ser diferente cuando los miembros de esta familia se adapten a la vida sin la persona fallecida?

¿Qué les indicará que ya se van adaptando?

¿Qué van a estar haciendo diferente que les indique que ya han logrado hacerle un espacio en su corazón y retomar sus vidas?

 

 Es necesario hacer preguntas para clarificar y ampliar el futuro preferido y anclar la descripción a las emociones y a nuevos significados que confirmen su visión del mundo o que les ofrezcan la oportunidad de replantear su sistema de creencias, por ejemplo: ¿Cómo te vas a sentir una vez que hayas logrado elaborar tu duelo?, ¿Qué vas a pensar diferente acerca de ti/ de tu familia/ de tu relación con la persona fallecida/ de la muerte/ de la vida, etc.? El terapeuta puede ayudar a los consultantes a elaborar un plan concreto de acción, sin presionar, con la premisa de que “ir despacio es mejor”. La estrategia de “hacer un poco del milagro” y la “tarea del como si” pueden ser útiles para este fin.

 

También se puede acceder a las excepciones mediante la búsqueda de éxitos pasados. Esta estrategia consiste en preguntar a los miembros de la familia acerca de otras pérdidas que han vivido y cómo las han podido sobrellevar.

 

Además de las técnicas de búsqueda de excepciones que se han mencionado, se puede hacer uso de un tipo de una intervención poderosa en procesos de elaboración de duelo: los rituales. Se sugiere que se elabore un nuevo ritual junto a la persona o la familia consultante. Se invita a los miembros de la familia a que asuman un papel activo en la preparación y ejecución que se realizara en el momento en que consideren oportuno. Ejemplos de rituales son: quemar, enterrar, guardar o exhibir objetos simbólicos o conmemorar la muerte con alguna ceremonia. Muchas de las intervenciones que se presentan en el siguiente apartado siguen una lógica similar a la del ritual.   

 

A tomar en cuenta en la etapa de mantenimiento es, como ya se ha mencionado, ir despacio, siempre al ritmo que marcan las personas y las familias, evitando presionar.  Para la etapa de terminación es importante revisar tres puntos que pueden resultar clave para la evaluación de los resultados de la terapia y la conveniencia de su conclusión: 1) la experiencia subjetiva de los consultantes (mejorías referidas, avances en la pregunta de escala de mejoría) 2) cambios en la conducta (con respecto a la pérdida), 3) alivio de los síntomas.  

 

Intervenciones según las tareas del duelo

A continuación, se presenta una tabla que clasifica las intervenciones de acuerdo a las tareas en el proceso de duelo. De cada intervención se realiza una pequeña descripción de su modo de empleo.  

 

Tareas

Intervención

Consiste en

 

 

 

 

 

 

 

Aceptar la realidad de la pérdida

 

 

Carta continua

 

Se le pide a la persona que escriba una carta de despedida a la persona fallecida. En ella se deben plasmar todos los sentimientos. Hacerlo todos los días, en el mismo lugar y misma hora por varias

semanas. 

 

 

Objetos vinculares 

 

Se pide a la persona que coleccione objetos simbólicos que la unan a la persona fallecida y que los ponga en lugar visible de la casa. Después se incorporarán a una ceremonia de despedida.

 

 

Interrogatorio sobre la pérdida

 

Animar a hablar acerca de la pérdida mediante preguntas: ¿Dónde se produjo la muerte?, ¿Cómo ocurrió?, ¿Quién le comunicó?, ¿En dónde te encontrabas?, ¿Cómo fue el funeral?, ¿Qué se dijo en misa?, etc.   

 

 

 

 

Finalización

 

Al terminar la carta continua, se celebra una ceremonia de despedida. Esta ceremonia consiste en quemar y enterrar las cenizas junto con los objetos vinculares mientras se pronuncian palabras de despedida. Luego se realiza un rito de pureza (baño) y para finalizar un rito de reunión (comida, fiesta, etc)   

 

Visitar la tumba

 

Ayudar a los miembros de la familia a planear una visita a la tumba del fallecido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Expresar sus emociones y su dolor

 

 

La máquina del tiempo imaginaria

 

Se propone a la persona un viaje al pasado hasta encontrara un recuerdo grato que compartió con la persona fallecida. Se anima a revivir ese instante, que elija algo del fallecido para traer consigo y que lo represente de alguna manera.

 

Finalización

 

Descrita en un punto anterior

 

 

Escribir, leer y quemar

 

Se pide al consultante que destine unos minutos del día a escribir todos los pensamientos negativos y/o dolorosos que vengan a su mente, luego los lee detenidamente y los quema, imaginando que se esfuman.

 

 

Carta continua

 

Descrita en un punto anterior

 

 

El álbum familiar

 

Se le pide a la familia que se reúnan para crear un álbum de fotos especial que recoja la vida del fallecido.

 

 

Facilitar la activación de recuerdos

 

Mirar fotografías, recordar su voz, escuchar sus canciones favoritas, buscar objetos y pertenencias, olores y sabores que recuerden al fallecido, visitar lugares preferidos y/o hablar con las personas que lo conocieron.

 

 

Duelo intensivo

 

Se le pide a la persona dedicar un tiempo continuo a estar de luto (2 o 3 días completos) en soledad, pero con la cercanía de alguien que, en un momento determinado pudiera consolarle. 

 

 

 

El buzón de las emociones

 

Se les pide a los miembros de la familia que en una caja decorada como buzón escriban las emociones que experimentan durante el día con respecto a la pérdida. En la sesión se invita a compartir lo que se escribió. 

 

Dibujos

 

Se le pide a los consultantes hacer dibujos que reflejen los propios sentimientos y experiencias con el fallecido.

 

 

Imaginación guiada

 

Ayudar a la persona a imaginar al fallecido y animarle a decirle cosas que crea necesario decirle.

 

 

 

 

 

 

 

Adaptarse a la nueva organización familiar sin el fallecido

 

 

 

Carta desde el futuro

 

Se propone al consultante que se escriba a sí mismo una carta desde el futuro en donde ha superado los problemas que le han traído a terapia y representa una versión más sabia de sí mismo.

 

 

Cosas esperanza

 

Se propone a la persona que inicie alguna actividad que implique esperanza, por ejemplo, crear un jardín, organizar un viaje, etc. Se divide en dos partes: la planeación y la ejecución.    

 

El collage de los sueños

 

Se pide al consultante que elabore un collage que recoja sus sueños, metas y aspiraciones. 

 

 

Pasar a la acción

 

Se sugiere que identifique alguna cosa que pueda empezar a hacer para ayudar a alguien. No es necesario que la lleve a cabo.

 

Fijarse que podría hacer, pero no hacer todavía

 

Se sugiere que durante las próximas semanas se fije en qué ocasiones podría hacer algo relacionado con sus objetivos, pero se le indica que no lo haga todavía.

 

 

Post-it para uno mismo

 

Se anima a la persona que se vaya dejando post-it por la casa, con breves mensajes positivos que le recuerden sus cualidades, sus sueños, o simplemente animarla. 

 

 

Juego de roles

 

Ayudar a la persona a representar situaciones que le causen temor o incomodidad para ir desarrollando aptitudes.

 

 

 

Retroalimentación de la estructura familiar

 

Se da en tres pasos: 1) Se muestra a los miembros el mapa de su estructura familiar a partir de la pérdida, 2) Se co-construye un mapa con una nueva estructura, más funcional y satisfactoria y 3) se pregunta a cada uno por el mínimo cambio que pueden llevar a cabo.

 

 

 

Recolocar emocionalmente a quien murió para luego retomar la vida.

 

Carta desde el futuro

Descrita en un punto anterior

Collage de los sueños

Descrita en un punto anterior

La máquina del tiempo imaginaria

Descrita en un punto anterior

 

 

Impacto positivo

 

Se sugiere que identifique aquello que siempre quisiera recordar de su ser querido. El recuerdo que siempre la acompañará.

 

 

Huella vital

 

Solicitar al deudo que se capaz de reconocer la influencia que ha tenido la persona fallecida en su vida, ya sea en el modo de hablar, gesticular o actuar, hasta formas de sentir y pensar.  

Tabla 4 Intervenciones según las tareas de duelo


Conclusiones

Hasta aquí se ha expuesto una propuesta para la intervención del duelo complicado desde un modelo de terapia centrado en soluciones. A manera de conclusión se considera preciso señalar el momento actual por el que atraviesan las familias que experimentan pérdidas a causa del coronavirus. La dimensión social de los ritos y rituales (velatorios, ceremonias religiosas, reuniones etc.) se ha visto limitada y en bastantes ocasiones cancelada para evitar contagios. Debido a que el apoyo social asociado a estos rituales resulta muy importante para que el proceso de duelo sea normal y no derive a duelo complicado, la comunidad de expertos ha brindado recomendaciones para que las familias puedan encontrar alternativas de ríos y rituales que les permitan compartir y expresar sus sentimientos y honrar la memoria de sus seres queridos.

 Entre las recomendaciones sobresalen las siguientes:

 En el caso de personas fallecidas por COVID-19, no está permitida la asistencia al velatorio. Se sugiere que el personal de la funeraria que los atienda pueda servir de enlace para llevar a cabo actuaciones en el lugar para homenajear o despedir a su ser querido: leer una carta, incluir un objeto en el ataúd, poner la canción preferida de ambos... y si fuera posible, retransmitirlo en tiempo real, a través de video llamada o grabándolo por teléfono.

 Se sugiere también preparar un escrito para cuando el deudo pueda reunir a todos sus seres queridos, o grabar en vídeo y compartirlo en estos momentos a aquellas personas que considere a través de redes sociales, WhatsApp, etc. 

Otra opción es colgar de su balcón, ventana o puerta algún objeto/cartel/señal que le recuerde a su ser querido o simbolice su marcha.

 Dado el confinamiento, las reuniones podrán llevarse a cabo por las personas que se encuentren conviviendo juntas y/o a través de llamada telefónica o video llamada, con los miembros de la familia que no pueden estar presentes. Además, se puede realizar una ceremonia o encuentro virtual en alguna plataforma online (Skype, Zoom, etc.) y elaborar un ritual donde cada uno pueda llevar un objeto o frase que represente a la persona fallecida y dar espacio para que pueda compartir lo que desee. 

 Por último, se recomienda hacer uso de las tecnologías de la información, por ejemplo, publicando en su muro/red social y escribiendo, a modo de homenaje, acerca del legado de vida que te ha dejado; o construyendo una página (web, Facebook) o grupo de WhatsApp, etc., donde familiares, amigos y conocidos puedan expresar sus condolencias y puedan homenajear al fallecido.

 

Bibliografía:

 

Beyebach, M. y Herrero de Vega, M. (2010) 200 tareas en terapia breve. Herder, Barcelona.

García, Felipe (2013) Terapia sistémica breve. Fundamentos y aplicaciones. RIL, Santiago de Chile.  

Lipchik, Eve (2005) Terapia centrada en la solución. Amorrortu, Buenos Aires.

LLavona, L. y Méndez, F (2012) Manual del psicólogo familiar. Pirámide, Barcelona.

Moreno, A. (2015) Manual de terapia sistémica. Principios y herramientas de intervención. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Neimeyer, R. (2002) Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Paidós. Barcelona

O´hanlon, Bill (1990) En busca de soluciones. Paidós, Barcelona  

Worden, W. (1997) El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Paidós, Barcelona