miércoles, 12 de diciembre de 2012

6 Formas de usar el genograma



Todo aquel que haya emprendido el viaje por su genealogía sabrá que se requieren instrumentos de registro para no perderse en la difícil travesía. Se ha nombrado genograma al mapa que acompaña al viajero en su empresa por descubrir las peculiaridades del árbol genealógico. Diversas disciplinas científicas han incorporado a sus métodos las bondades de este instrumento de evaluación familiar, pero no es sino en el área de la salud en donde ha tenido mayor implicación, sobre todo en lo que respecta al campo de la psicoterapia. Se presentan a continuación 6 formas de usar el genograma en la terapia:

1 Utilízalo como resumen clínico. Organiza y administra la información que te proporciona la familia para permitir que otros terapeutas obtengan, en forma rápida, una gran cantidad de datos acerca de la familia.

2 Convoca y atrae a la familia. Por un lado, podrás comprometer al sistema transmitiendo la idea de que la familia es una red de conexiones: todos los miembros de la familia tienen que ver con lo que suceda a cualquiera de ellos y por tanto no resulta raro ni excesivo su presencia en el consultorio. Por otro lado, la estructura de la entrevista para el genograma te permitirá deducir información compleja y con carga emocional en una forma que no representa ninguna amenaza para los usuarios.

3 Destraba y moviliza el sistema. El interrogatorio alrededor de experiencias de vida clave para la familia, propio del uso del genograma, te permitirá abrir cualquier sistema familiar rígido (aquellos caracterizados por tener una visión segmentada del problema) y modificar la creencia de que solo una persona, la sintomática, necesita cambiar.

4 Aclara y retroalimenta pautas familiares. Desde tu postura de terapeuta, a medida que recoges los datos para el genograma, te podrá ser más sencillo construir y revisar hipótesis para luego, junto con otros datos clínicos presentes tus observaciones a la familia. Desde el punto de vista de los consultantes, la aclaración de las pautas familiares permite a los miembros de la familia ver su comportamiento con relación a y dentro del contexto familiar aumentando el sentido de dominio de la persona con respecto a la situación difícil por la que acuden a consulta.

5 Replantea y redefine problemas familiares. La entrevista para el genograma facilita la sugerencia de interpretaciones alternativas de la experiencia familiar para replantear conductas y relaciones. En el proceso encontrarás varías oportunidades para la elaboración de comentarios reencuadrantes, normalizadores y resignificaciones.

6 Facilita el análisis y el autoconocimiento. Sea de forma individual o en grupo mediante talleres vivenciales, el trabajo con el genograma te permitirá revisar la historia y el presente de los juegos familiares, mitos, mandatos, creencias, crisis, etc. Ceberio (2004) propone utilizarlo a modo de autocuidado del profesional, para reflexionar acerca del modelo epistemológico del terapeuta y explicar con ello muchas de las cogniciones, emociones, escollos y maniobras en el trabajo con los pacientes.

Finalmente en el siguiente enlace http://www.slideshare.net/natho/el-genograma  encontrarás un documento que sirve de guía para la construcción de genogramas. Espero te sea de utilidad.

Fuente:

McGoldrick, M. y Gerson, R. Genogramas en la evaluación familiar. Gedisa. 1987, Barcelona.
Ceberio, Marcelo. Quién soy y de dónde vengo: el taller de genograma. Tres haches. 2004, Buenos Aires.


domingo, 11 de noviembre de 2012

Patrones interpersonales problemáticos en familias en proceso de divorcio

   
  
   Se aborda en esta entrada una forma de evaluar las interacciones triádicas (padres e hijo) en familias que atraviesan por un proceso de divorcio. Se basa en una perspectiva relacional y por ahora se limita a describir y clasificar las pautas de interacción comunes en casos de separación conyugal. Se dejará para posteriores entregas las propuestas de intervención terapéutica.

Beyebach subraya que en familias en proceso de ruptura conyugal destaca la posición relacional que el menor ocupa en la relación entre los padres como un factor importante en el impacto emocional de los miembros del sistema, en particular de los hijos.

El siguiente es un cuadro que resume los diferentes tipos de patrones interpersonales problemáticos comunes en familias en proceso de divorcio así como el impacto emocional que tiene en los hijos.


TIPO

DESCRIPCIÓN

EFECTOS




El niño escindido


El adulto, dolido, por la separación, ha decidido actuar como si su ex cónyuge no existiera y ha trasmitido esta exigencia a su hijo. El menor, entonces no ha recibido el “permiso psicológico” de un progenitor para relacionarse libremente y querer al otro.


El niño no se siente aceptado en su totalidad  lo que mina su autoestima y su seguridad personal.





El niño mensajero


Los progenitores recurren al hijo para comunicarse entre ellos. Estos encargos son formas desafortunadas de eludir la necesaria comunicación entre los padres y de implicar al hijo en el conflicto post-divorcio.

Tiende a generar gran ansiedad, especialmente si hay contenido emocional y crítica.
Manipula a los padres modificando u omitiendo ciertos mensajes.
Exceso de poder al menor.








El niño espía


Uno o ambos padres se valen del menor para averiguar detalles de la vida de su expareja, a menudo incluso sobre detalles íntimos. El niño se ve colocado en un conflicto de lealtades, especialmente cuando percibe que quien le sonsaca puede utilizar la información en contra del otro. El niño trata de escapar con evasivas o mutismo. Aumenta la incertidumbre de quien pregunta y genera interrogatorios más intensos o más “disimulados.
 







Genera ansiedad, mutismo, desconfianza de los adultos.



El niño colchón

El niño asume la responsabilidad de tratar de minimizar el conflicto entre sus padres: si, por ejemplo, el padre critica a la madre por algún descuido de ésta, tratará de defenderla “sin que se note” asumiendo él la culpa . El niño emocionalmente se lleva todos los golpes.



Produce en el niño hipervigilancia, ansiedad e irritabilidad, somatizaciones.





El niño edredón


El niño parentalizado que trata de proteger, consolar, reconfortar… al progenitor que percibe como más débil (y que utiliza el rol de victima para atraer al hijo). En algunos casos, el niño hace el papel del otro progenitor asumiendo tareas domésticas inapropiadas para su edad.


Nivel de responsabilidad excesivo para su nivel de desarrollo. Produce hiperresponsabilidad, obsesividad, ansiedad y sentimientos de culpa y frustración cuando no está a la altura que se espera de él.




El bate de beisbol


Sus padres lo utilizan como arma para agredir al ex cónyuge. El menor sale perjudicado no solo a nivel práctico, sin no que aprende que sus necesidades son relegadas en virtud de la pelea entre adultos.


Produce baja autoestima y pobre autoconfianza del niño al recibir constantemente el mensaje de “tú no importas”






El niño invisible


El menor es ignorado por uno de los progenitores, generalmente el no custodio, que lo abandona a consecuencia del desapego o irresponsabilidad o como resultado del alejamiento al que le somete el padre custodio. En el peor de los casos un progenitor castiga a su ex pareja ignorando o despreciando al hijo (comúnmente el aliado del custodio)







Síntomas afectivos, baja autoestima y autoconfianza.


El subversivo subvencionado


Uno de los progenitores alienta y promueve la indisciplina, desobediencia e incluso agresividad del menor hacia el otro. Por ejemplo, la madre puede ver su autoridad parental cuestionada por un hijo que controla y anima el padre.


Hijos descontrolados, agresivos, desafiantes e incluso antisociales.







El niño alienado


Uno de los padres (por lo general el custodio) maniobra de forma activa para distanciar al menor del otro progenitor, indisponerle contra él y conseguir que se rompa el vínculo mediante maniobras sutiles para transmitir una imagen negativa del otro, sembrar dudas sobre su afecto, interferir en la relación y descalificarlo. El resultado: rechazo y negarse a estar con el no custodio.
Síndrome de Alienación Parental






Conductas de rechazo y descalificación al cónyuge no custodio.
Culpabilzación posterior.


Fuente: Beyebach, Mark, La repercusión sobre el menor de los procesos de ruptura matrimonial: aspectos emocionales y relacionales. Universidad Pontificia de Salamanca, 2009


Etapas del proceso de divorcio



Para Navarro Góngora el divorcio no es fenómeno que ocurre de forma repentina y aislada: se va cocinando a lo largo de un proceso que supone fases diferenciadas.

La intervención general del terapeuta consiste, según el autor, en garantizar la continuidad de la relación, ayudar a una separación civilizada y ser portavoz de las necesidades de los hijos, aunque destaca la importancia de adecuar intervenciones específicas para cada una de las etapas del proceso de divorcio.

Presento a continuación un cuadro que resume las 14 etapas del proceso de ruptura marital en donde se describe cada una de ellas y los diferentes objetivos para generar intervenciones clínicas.      



ETAPA

DESCRIPCIÓN

INTERVENCIÓN





1 Aumento de la ambivalencia


Dudas sobre la relación, agresividad no verbalizada, fantasías de romances, de abandono de la relación o de una desaparición súbita de la pareja o de su muerte. Los hijos se percatan. La inestabilidad y la tensión producen miedo intenso, provocando dependencia o problemas propios.


-Es conveniente ver a los dos conjuntamente para transmitir que el problema es de pareja.
-Reconocer la ambivalencia como el origen de los problemas de pareja.
- Modificar el patrón interpersonal disfuncional.




2 Distanciamiento


Distanciamiento emocional y físico entre los esposos y a veces con los hijos y las familias de origen.
Relación extramarital.
Hijos confusos ante los mensajes ambiguos que se cruzan los padres.


-Reconocer que el conflicto se debe al distanciamiento.
-Identificar los síntomas como faltas de atención al otro y/o abandono de las obligaciones para los hijos.






3 Fantasías y acciones pre-separación


Fantasías de ambos cónyuges de reconstruir su vida y cubrir sus necesidades con otras parejas, mediante la vuelta a su familia de origen o viviendo una vida más libres de obligaciones conyugales o parentales al quedar de nuevo solteros. Las fantasías se convierten en acciones y actitudes.


-Identificar los movimientos de desequilibrio, lealtades con la familia de origen y coaliciones con los hijos.
-Cuando han decidido la separación actuar de forma educativa (cómo informar a hijos y familia, momento adecuado, efectos, expectativas, etc.)
-Racionalidad vs emotividad de las acciones.







4 Separación física



Uno de los padres abandona el hogar. Se precipita impulsivamente la separación después de un altercado serio. Los hijos suelen quedar en estado de shock y negar la separación


-Planificar sus necesidades y la continuidad de la terapia.
-Información sobre cómo hablar a sus hijos y responder a sus preguntas y cómo ayudarles a sus miedos.
-Sesiones con los hijos después para discutir los planes de los padres en relación con ellos.
-Animarlos a preguntar y expresar sus miedos.







5 Pseudorreconciliación



Tras la separación, la familia experimenta sentimientos de pérdida, nuevos roles y responsabilidades, culpabilidad y soledad, que no están preparados para manejar.
Los hijos pueden crear problemas para tratar de juntar a sus padres.
Esta etapa hace más cruel y dolorosa la subsecuente separación.

-Interpretar la pseudorreconciliación como un camuflaje de patrones de interacción disfuncionales.
-Confrontar la colusión reactivada por los miedos a separarse.
-Aclarar la confusión creada en los hijos, en la pareja, en las familias de origen (lealtades) y el futuro de la familia
-Manejo de la ambivalencia y de la frustración de que nada cambio
 








6 Fantasías de predivorcio


Cuando los conflictos vuelven a estallar se produce una gran desilusión y sentimientos de fracaso.
En los hijos la desilusión se expresa mediante explosiones de furia y actings-out dirigidos hacia ambos padres.
Fobias escolares, trastornos de conducta, quejas somáticas, conductas regresivas, conflictos con los hermanos.
Se discute la posibilidad del divorcio de forma más abierta con familiares y amigos.   

-Ayudar a la familia a contener y resolver la reactividad.
-Ayudar a tomar la decisión sobre el divorcio.
-Proponer un periodo transitorio de separación con objeto de poner fin momentáneo al conflicto y esforzarse en mejorar la relación (anexo)
-Entrenamiento en comunicación, resolución de problemas y habilidades de negociación.







7 Decisión de divorciarse


Sensación de que las cosas se están terminando. Los esposos se encuentran abandonados a sí mismos, aflorando sentimientos de rabia, venganza y angustia.
Los hijos corren el mayor riesgo de ser afectados emocionalmente como resultado de la conducta de los padres. Experimentan descontrol, angustia, problemas en la escuela y triangulación en la familia.



-Asesoría de un abogado.
-Ayudar a la pareja a negociar su divorcio
-La terapia mediante juegos es una buena formula para ayudar a los niños a ventilar sentimientos y a entender las decisiones de los padres.







8 Recurrencia de la ambivalencia






Refleja la dosis de realidad que inyectan los problemas legales.
A mayor ambivalencia de los padres mayor creencia en los hijos de que la reconciliación es posible.
Los hijos están en el limbo, lo que incrementa su ansiedad.


-Identificar las razones de la ambivalencia y hacer que la pareja tome conciencia de ellas.
-Refrenar el divorcio para discutir aquellos asuntos de los que nunca hablaron, así como de las heridas mutuamente infringidas.
-Ayudar a los padres a hablar a los hijos de sus sentimientos de ambivalencia.







9 Las disputas potenciales.


a)      Mediación

Divorcio de mutuo acuerdo para solventar problemas como división de propiedades, pensión del esposo sin recursos, mantenimiento de los hijos y arreglos sobre custodias y visitas.


Pasos:
1 Establecimiento de la necesidad de mediación
2 Definición de los problemas
3 Procesamiento de los problemas, habilidades de comunicación
4 Solución de los problemas, compromisos, forma de ejecutarlos y reglas.


b) Divorcio sin acuerdo mutuo.

Se realizan judicialmente, problemas personales irresueltos que terminan en revanchas o por consejo de abogados sin escrúpulos


-Desarrollar una relación de trabajo con los abogados y la judicatura
-Jugar el rol de defensor de la salud emocional de todos los miembros de la familia en la relación de trabajo y con el cónyuge individualmente.


10 Custodia compartida después del divorcio.



Necesidad de aprender el rol de padres y de dejar de ser pareja. La adaptación de los hijos se liga a las posibilidades de ajuste emocional de los padres y a las posibilidades de ambos de compartir, desde la distancia, la función parental.


-Ayudar a definir nuevas funciones parentales, un nuevo ajuste personal y la reconstrucción de las relaciones con la red social.
-Terapia individual a los esposos (por separado)
-Ante problemas serios de los hijos se convoca al otro padre o incluso la red extensa.






11 El nuevo matrimonio


El movimiento de uno de los miembros de la pareja hacia un nuevo matrimonio genera una crisis en todo el sistema. Los hijos tienen que renunciar a las fantasías de reconciliación y los abuelos pueden temer una mayor dificultad de acceso a los nietos. Se producen acusaciones de abuso sexual, de abandono y/o malos tratos.
Alianzas con el padre leal a la antigua familia




-Ayudar a los hijos a comprender lo que está sucediendo
- Procedimiento combinado de terapia familiar y mediación con el fin de prevenir escaladas legales.




12 La reconstrucción de la familia


La entrada de un nuevo padre reorganiza estructuralmente a la familia forzando la definición de nuevos roles en el subsistema parental y en el de los hijos, así como la relación entre ambos. Los hijos pueden sentir que el padre que se casa les abandona


-Se orienta primero a pedir tiempo para crear y estabilizar relaciones.
-El tiempo se invierte en un trato que facilite el conocimiento mutuo, crear rituales en la familia nueva y crear una historia en común.
-Conseguir una mayor flexibilidad de funcionamiento que en las familias intactas. Ejemplo: el padre no biológico tendrá que renunciar, sobre todo con adolescentes, a ejercer un rol de disciplina.


13 El segundo matrimonio


Cuando el cónyuge que no estaba casado, se casa, se crea una nueva crisis. El impacto es poderoso. Crea perplejidad y confusión en los roles familiares.





14 El funcionamiento familiar dual.





Se funciona como una familia de dos núcleos (familia binuclear) con dos subsistemas de pareja, dos subsistemas de padres-hijos, y cuatro familias extensas. Se recupera un cierto sentimiento de estabilidad y normalidad



-Buscar resolver aquellas alianzas que puedan amenazar el equilibrio de las familias
-Predecir posibles problemas.



Fuente: Navarro, José (comp.) Parejas en situaciones especiales. Paidós, 2000.

martes, 30 de octubre de 2012

Fobia



El terapeuta de esta viñeta pone el problema de la colaboración del paciente en la terapia “dentro” del paciente, aludiendo una fobia. Una forma diferente de abordar el tema de la colaboración en el proceso terapéutico resulta de ampliar la perspectiva y colocarla en la relación terapeuta-cliente de forma tal que el terapeuta pueda dar cuenta de su participación en el proceso de colaboración y, por ende, implementar acciones que la fomenten.

martes, 23 de octubre de 2012

Video sobre Hipnosis Ericksoniana


Milton H. Erickson es quizá el personaje que más ha influido a los modelos de terapia breve sistémica. Lynn Hoffman menciona que su manera de trabajar "se encuentra en la línea divisoria entre el curador y el poeta, el científico y el bardo". He aquí un video sobre la hipnosis Ericksoniana tal como se aplica actualmente. En él aparece el genio en acción. Que lo disfrutes! 

lunes, 15 de octubre de 2012

¿Qué es lo “normal” y lo “patológico” en terapia breve sistémica?



A propósito de la conmemoración del día mundial de la salud mental (10 de Octubre) que invita a reflexionar sobre los conceptos de enfermedad y salud mental, en el presente escrito se intenta describir cómo se concibe lo “normal” y lo “patológico” en el modelo de terapia breve sistémica. Primero se define la visión constructivista que sirve de marco epistemológico, para después presentar los conceptos de normalidad y patología según la óptica constructivista.

PERSPECTIVA CONSTRUCTIVISTA.

 

“La manera más peligrosa de engañarse a sí mismo es creer

que existe una sola realidad” Watzlawick, P.

 

El constructivismo es una de las perspectivas epistemológicas que más ha influido en los modelos de terapia breve sistémica. Sostiene que no es posible descubrir el conocimiento, sino que este se construye por medio de la comunicación (consenso) entre los seres humanos mediante un fenómeno denominado profecía que se autodetermina que consiste en “una suposición o previsión que, como resultado de haberla supuesto, causa la verificación del evento”

 

En este sentido, no existe una verdad absoluta, solo aproximaciones y lo que es real para unos, puede que no lo sea para otros.

 

LO NORMAL Y LO PATOLÓGICO.

 

Desde una visión tradicional, influenciada en gran medida por el modelo médico, el objetivo del psicólogo clínico es volver a la normalidad lo patológico. Para llevar a cabo tal empresa, se han adoptado diferentes acepciones de lo “normal” y lo “patológico” a través de la historia de la práctica clínica: desde la neurosis del psicoanálisis hasta el trastorno mental de los sistemas de clasificación de la psicopatología.  

 

Sin embargo, en contraste con la inmediatez con que se realiza la distinción entre lo “normal” y lo “patológico” en el ámbito de funcionamiento de órganos y aparatos característico del modelo médico, en cuestión de comportamiento humano es difícil hacer la distinción por los llamados procesos de percepción y atribución social: un mismo fenómeno humano puede ser interpretado de varias maneras diferentes.

 

LO NORMAL Y LO PATOLÓGICO SEGÚN CONSTRUCTIVISMO.

 

De acuerdo con la visión constructivista, no existe una definición unívoca de salud y enfermedad. El terapeuta constructivista está consciente de dos fenómenos que pueden limitar el proceso terapéutico: la creación o construcción del caso (clasificación de fenómenos de comportamiento humano que construyen dichos fenómenos también donde no estén presentes en un inicio) y las profecías que se autorrealizan (predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad).

 

De esta forma se entiende que “Salud” y “patología” son etiquetas, que cambian según el momento de la observación y dependiendo de quién sea el observador.

 

¿Qué es lo patológico, entonces? Según Nardone (2007), en general, es aquello que determina sufrimiento en el paciente y/o en su red relacional. Tal sufrimiento se configura como la imposibilidad de acceder a comportamientos deseados: la persona no dispone de los recursos que forman parte del repertorio de comportamientos típicos de la especie humana.

 

Los “recursos” son las capacidades que permiten llevar una vida satisfactoria, garantizan un equilibrio entre los deseos y la necesidad de acuerdo con los demás y están presentes en las diferentes etapas vitales, pues facilitan el afrontamiento de las tareas de desarrollo.

 

Cuando la persona no es capaz de acceder a los recursos naturales incluidos en su repertorio de posibilidades “humanas” sufre una condición de enfermedad (trastorno, síntoma) derivada de la reducción numérica de las posibilidades de elección. Desde esta visión, el objetivo de la terapia es hacer posible que la persona pueda acceder a los recursos que existen dentro de ella.

 

Para explicar cómo se produce la situación en la cual la persona no consigue tener acceso a sus propios recursos, Nardone, adopta la óptica de la cibernética según la cual, en cada sistema complejo de interacciones, el elemento más débil es el que dispone de un menor número de configuraciones (respuestas): constituyen sectores de “debilidad” aquellos niveles de comportamiento en los cuales hay escasez de diferenciación de respuestas, estereotipos, rigidez y repetición. De tal forma, en la práctica un sistema se vuelve rígido por los intentos de solución fallidos que ha aplicado al problema.     

 

La función del terapeuta no es añadir nuevos datos al sistema sino modificar la manera con la que este actúa, enseñando solamente a activar las armas ya presentes, aunque disfuncionales, para transformarlas en armas funcionales.

 

 

Fuente:

Nardone, G. y Rampin M., La mente contra la naturaleza. Integral, Barcelona, 2007.

Rodriguez, A. y Beyebach, M., La terapia sistémica como marco para generar nuevos relatos en las familias. En Borobio, D. (coord.), Familia en un mundo cambiante. Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Watzlawick, P., Es real la realidad. Herder, Barcelona, 1979.