Las personas y familias presentan, en las conversaciones que tienen con los profesionales que consultan, historias saturadas del problema, es decir, narraciones en donde el problema inunda su vida personal y familiar. Debido a que estas historias atrapan a las personas en una visión negativa y que reducen las posibilidades y expectativas de cambio, el terapeuta estará atento a que su manera de conversar no alimente más las historias problematizadas y, por el contrario, enfatice las historias alternativas que desafían a la del problema.
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