miércoles, 5 de octubre de 2016

Patrones Interpersonales Problemáticos (PIPs) en familias con hijos pequeños


Una  línea de intervención para trabajar en terapia breve sistémica con familias con hijos pequeños consiste en identificar cuál es el denominador común de los intentos ineficaces de solución de los padres y bloquearlo proponiendo una actuación que sea significativamente diferente: el “giro de 180º descrito hace décadas por el equipo de terapia breve del MRI de Palo Alto (Fisch et al., 1982). Esta estrategia demanda rastrear detalladamente de las secuencias problemáticas y explorar a fondo los diversos intentos de solución, discriminando cuáles sí son eficaces (excepciones) y cuáles no (contribuyen al problema). Beyebach y Herrero de Vega describen algunos denominadores comunes habituales, cada uno con su estrategia de intervención correspondiente:


PIP

Descripción
Estrategia de intervención








“Acertar por separado”.



Ante los problemas de un hijo el padre y la madre reaccionan de forma diferente. Si la situación se cronifica, estas diferencias se acentúan y cristalizan en posturas contrapuestas pero complementarias: por ejemplo, el padre hace el papel de “duro” y la madre el de “blanda”, o la madre intenta ignorar el tema, mientras que el padre sigue insistiendo, etc.



1) Validar a los padres compartiendo que su insistencia en hacer cada uno las cosas a su manera es una muestra más de su amor a su hijo y de su interés por ayudarle.

2) Reencuadrar la falta de un criterio común como fuente de fracaso y proponer que sigan un mismo curso de acción (“Para el bien de su hijo es mejor que se equivoquen juntos a que acierten por separado”)

3) Generar un plan de acción durante la sesión

4) Tareas de inversión de roles cómo “Días pares y días impares”








“Sola ante el peligro”.


Cuando la madre es la principal encargada de la crianza y educación de los hijos, con un padre periférico que apenas interviene. Esta distribución tan poco equitativa puede ser funcional en muchos casos, pero en otros contribuye a mantener y agravar los problemas presentados por los niños, especialmente cuando se trata de conductas oposicionistas, desafiantes o violentas.



Trabajar en sesión para conseguir que el padre se involucre de forma más activa en la crianza de sus hijos.
Una de las claves para conseguirlo está en ayudar a la madre a que exprese qué tipo de apoyo quiere de su marido; y en ayudar a éste a proporcionarlo adecuadamente.


“Por la boca muere el pez”


Se refiere a la pretensión de resolver los problemas de conducta de los hijos solamente hablando, bien sea en forma de “diálogo”, “consejos” o “sermones”. Cuando las palabras no se acompañan de hechos y consecuencias, cuando no se marcan con claridad los límites en la familia, pierden su valor educativo.


Animar a los padres a que recuperen su posición de autoridad de modo que las conductas disruptivas de sus hijos tengan consecuencias negativas y que las positivas reciban consecuencias beneficiosas.








“La batalla interminable”.






Es la escalada simétrica, en el que los padres entran en constantes batallas con sus hijos, sobre todo los que van siendo mayores y se acercan a la adolescencia, recurriendo a las armas de las amenazas, los chantajes, los gritos e incluso los insultos.


1) “mano de hierro en guante de seda”, que consiste en que los padres se mantengan firmes en cuanto a las consecuencias que tendrán las conductas negativas de sus hijos, pero desde una actitud de amabilidad y cercanía

2) Es importante en estos casos que los padres establezcan prioridades y no pretendan abordar todos los problemas de su hijo a la vez.


Intentar enseñar responsabilidad quitándola”.

Los padres se quejan de la falta de responsabilidad o incluso del “infantilismo” de su hijo y sin embargo lo promueven al asumir ellos constantemente la responsabilidad.


Tratar de ayudar a los padres a que vayan cediendo más áreas de responsabilidad a sus hijos, lo que implica aceptar y tolerar que cometan errores.




“Buscando el hijo perfecto”.


Los problemas de un hijo se vean mantenidos y exacerbados por la hiper-exigencia de los padres, que se traduce menudo en unas expectativas desmedidas en el campo académico, pero también deportivo y social.



Utilizar un abordaje más psicoeducativo para transladar a los padres los inconvenientes y resultados negativos de este exceso de exigencia.





“Ya madurará”.


Se trata de un patrón interaccional de laissez-faire que se sitúa en las antípodas del “hiperexigente” ya que los padres (o al menos uno de ellos) perciben las conductas de su hijo como problemáticas, pero entienden que es el niño el que debe de cambiar por su propia maduración, y en todo caso con la ayuda del “terapeuta-incubador”.




Utilizar un abordaje psicoeducativo, dirigido a que los padres adopten una postura de mayor exigencia.




Fuentes:

Mark Beyebach y Margarita Herrero de Vega “MÁS PAPAS Y MENOS PASTILLAS”: LA TERAPIA FAMILIAR COLABORATIVA Y BASADA EN FORTALEZAS EN LA INTERVENCIÓN CON NIÑOS Y SUS FAMILIAS. Artículo en prensa. Prevista su publicación en la revista “Sistemas Familiares” 


Richard Fisch, John H. Weakland, L. Segal, Lynn Segal. La táctica del cambio: cómo abreviar la terapia. Herder, 1994.

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