En
una entrada anterior abordamos el carácter y plan global de intervención del
modelo de terapia breve sistémica para el manejo de problemas de la infancia y
la adolescencia ( TBS para problemas infantiles). En el escrito se alude a las situaciones en las que los padres acuden al terapeuta con
la esperanza de que éste arregle lo que no funciona en el infante. Se explica que, con frecuencia, son
capaces de ver el síntoma, pero incapaces de identificar las acciones propias
que retroalimentan y a su vez son retroalimentadas por el problema. Por si esto
fuera poco se produce un fenómeno que Jay Haley llama “incongruencia
jerárquica”, es decir que el síntoma le otorga poder al menor frente a sus
padres que se perciben incapaces de ayudar al hijo.
Los
progenitores en la mayoría de las ocasiones establecen un tipo de relación con
el terapeuta que Steve de Shazer ha denominado de tipo cliente
demandante, es decir, se presentan con el terapeuta como conocedores
de que hay un problema por resolver, que el problema está en el niño pero que
no está en sus manos resolverlo y por tanto mostrarán en un inicio poco
involucramiento con respecto al cambio. El menor, en contraste con la
postura de los adultos, establece una relación de tipo cliente
visitante desde la cual, aunque pueda ser capaz de experimentar los
efectos del rol de chivo expiatorio, ignora cuál es el problema a resolver y
por tanto acude con cara de “a mí me trajeron”.
Aunado
a esto, el proceso de cambio de los padres se caracteriza por una notable
ambivalencia, en la que se mezcla el deseo de cambiar con el temor a lo
desconocido y el miedo a que “hacer algo diferente” empeore el problema.
Ante
este panorama, el terapeuta se enfrenta a importantes retos en la intervención
con los padres. ¿Cómo establecer una
relación colaborativa de trabajo conjunto con cada uno de los progenitores?,
¿Cómo lograr que los padres se vean y experimenten como los principales agentes
de cambio en la vida de su hijo?, ¿Cómo hacer que los progenitores se hagan
cargo?
Para
dar respuesta a estas preguntas, se presentan a continuación una serie de
ideas, tomadas del trabajo de Cloe Madanes (1984) desde el modelo de terapia
familiar estratégica. Cabe señalar que, antes de poner en práctica las
estrategias descritas, es importante que el profesional haya logrado una
alianza terapéutica al validar las preocupaciones de los padres y promover su
esperanza y la confianza en sus propios recursos.
Situación
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Estrategias
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Autoridad conferida
a los expertos
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Redefinir el
problema del hijo en términos de conducta de manera tal que para los padres
resulte más manejable.
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Motivar a los
padres a establecer reglas claras y límites. Para ello el terapeuta deberá
evitar asumir este rol por los progenitores y, en cambio, les ayudará a
confiar en sus recursos parentales, a declarar una posición clara con
respecto al problema y a no perder el foco en los objetivos.
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Autoridad conferida
al hijo
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Explicar a los
padres que su hijo necesita de su guía y que sólo cuando se conduzca
correctamente podrá hacerse cargo de sí mismo.
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Explicar al hijo
“las ventajas de las reglas y los límites”: Vivir en un mundo más predecible,
conocer sus derechos y obligaciones, y por ende no se verá envuelto en
situaciones en que podrá ser castigado arbitraria o inopinadamente.
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Promover una alianza
parental
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Autoridad conferida
a otros parientes
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Lograr que los
parientes, en vez de aliarse con el menor, apoyen a los padres en su empeño
por orientarlo.
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Padre que se
autodefine como inepto
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Sesiones a solas
con el adulto para reforzar competencias parentales y/o ayudarle a
sobrellevar la crisis que representa percatarse de las deficiencias y fallas
propias.
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Amenaza de quiebre
en la unidad parental
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Connotación
positiva del poder que tiene el hijo de unir a sus padres. Es conveniente
destacar la benevolencia y el autosacrificio del hijo.
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Progenitor que
descalifica a otro progenitor
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Reformular las
descalificaciones, por ejemplo: Debilidad por sensibilidad, dureza y
brutalidad por intento desesperado por ofrecer una clara orientación,
depresión e inestabilidad emocional por preocupación solícita.
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Tomar un rol de mediador para ayudar a los
progenitores a encontrar un común acuerdo
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Redefinir la
conducta del progenitor descalificador cómo una manera bien intencionada de
ofrecer apoyo al otro.
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Ignorar las dificultades conyugales y mantener el foco en la meta prioridad (posponer meta conyugal en el proceso de terapia) |
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Progenitores que
descalifican al terapeuta.
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Comenzar la terapia
hasta que se hayan aclarado las dudas y objeciones que presentan los padres
con respecto al terapeuta y su modelo de trabajo.
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Sugerir que prueben
la terapia durante 3 meses y que decidan hasta entonces si quieren continuar
o no.
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Repetir la demanda
de las tareas hasta lograr éxito. Para ello, el terapeuta puede explicar los
objetivos de las directivas, plantear las consecuencias negativas de no
llevarlas a cabo y las ventajas del cambio.
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En conductas graves
será útil plantear como última opción la hospitalización del hijo y
comprometer a los padres para no internar al menor hasta agotar todas las
opciones.
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Familia
monoparental
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Obtener cooperación
de un pariente (abuela, tía, amante, etc.) como sustituto parental
significativo.
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Alentar al
progenitor a tomar decisiones
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Organicidad (esquizofrenia,
trastorno bipolar, retraso mental)
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Proponer como meta
organizar para el hijo la vida más normal posible, manteniéndolo fuera del
hospital.
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Hasta
aquí se han descrito diferentes situaciones que tienen en común la dificultad del
progenitor para asumir la autoridad frente a los problemas del hijo. Para cada
una de estas situaciones se presentan estrategias específicas basadas en las
interacciones entre los padres y el menor. Espero que el lector encuentre útil alguna
de estas ideas y enriquezca su práctica en la intervención en problemas de la
infancia y de la adolescencia. Se concluye este escrito tomando prestada una
frase de Montesquieu: “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el
poder detenga al poder”
Fuentes:
Madanes, Cloé (1984) Terapia Familiar Estratégica.
Amorrortu. Buenos Aires.
De Shazer, Steve (1993). Claves en psicoterapia breve. Una
teoría de la Solución. Barcelona: Gedisa.
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