En
esta entrada se describe un modelo de cooperación en la relación terapéutica que surge del ejercicio de la terapia centrada en soluciones. En primera instancia se presentan los
presupuestos que fundamentan el modelo, para después mostrar de manera gráfica su
método y finalizar con las implicaciones prácticas. Es propósito de este escrito contribuir al tema
relacionado con los elementos para la elaboración y administración de directivas
que se ha abordado, de manera puntual, en entradas anteriores (Directivas 1 y Directivas 2).
Presupuestos
a) Muerte de la resistencia
de Shazer afirma que, en un contexto clínico, el tradicional concepto de “resistencia” es una idea inútil
que ha perjudicado a los terapeutas. Implica ubicar en la persona del paciente
un proceso propiamente interaccional: la colaboración. El profesional, al
centrarse en las cuestiones de la resistencia, el poder y el control genera un
proceso de etiquetado que afecta la relación terapéutica. En palabras del
propio de Shazer (1995), “con este tipo de idea en su mente el terapeuta puede
realmente generar “resistencia” o no cooperación, cuando no directamente
conflicto. Es decir que las concepciones del terapeuta son capaces de producir
profecías de autocumplimiento, con un desenlace infortunado”. Como los conceptos de
“resistencia” y de “cooperación” se excluyen recíprocamente, si un profesional
opta por ver la conducta de su cliente como resistencia, no podrá ver los
intentos por cooperar y viceversa.
b) Una teoría de la cooperación
de Shazer desarrolla un modelo
de colaboración en la relación terapeuta-cliente a partir de los trabajos de
Robert Axelrod sobre el fenómeno de la cooperación. Axelrod y Hamilton
realizaron sus investigaciones sobre interacciones entre programas de
computación que participan de un juego basado en el dilema del prisionero. En el siguiente video se explica este dilema:
Estos autores nos advierten que
si los participantes en este juego continuaran indefinidamente, entonces la
estrategia que mejor recompensa a ambos, a diferencia que en el dilema del
prisionero original, no es la defección (confesar) si no la cooperación (no
declarar).
El programa vencedor de los
torneos realizados para la investigación fue el denominado “Ojo por ojo” que
tenía la estrategia de cooperar en la primera movida, y en hacer después lo
mismo que el otro jugador (si cooperaba, él coopera y si defeccionaba, él defeccionaba).
Axelrod concluye que incluso los programas de computación (que carecen de
sentimientos) se comportan de modo tal que produce un comportamiento
cooperativo (recíprocamente beneficioso).
Con respecto al estudio de
Axelrod, de Shazer (1995) menciona que “cuando se juega contra oponentes la idea es
que uno “gana” o “pierde”, pero cuando se juega con otro, la idea es trabajar
por el éxito conjunto”. Tal como lo hace el “Ojo por ojo” al ajustarse a las
pautas del otro jugador.
c) “Ojo por ojo” en el proceso de terapia
Con base a la estrategia del
“Ojo por ojo", de Shazer ha elaborado un modelo de cooperación que responde a la
siguiente lógica: el terapeuta se describe a sí mismo la particular manera en
que la familia intenta la cooperación, para después cooperar con ese modo de la
familia, y así promover el cambio.
Tal como ocurre en el programa
de “Ojo por ojo”, el profesional en la terapia presupone la cooperación desde
el principio. El terapeuta promueve la colaboración desde la primera movida y
tras la respuesta de la familia se ajusta a ella haciendo lo mismo.
Las siguientes figuras (La
tabla y el árbol de decisión) describirán a detalle el modelo de cooperación de de Shazer:
Figura 1 árbol de decisión de la cooperación |
Si el cliente reporta que…
|
…Entonces el terapeuta…
|
Hizo la tarea de
manera directa
|
Asigna una tarea
concreta y directa
|
Modificó la tarea
asignada
|
Asigna
tarea fácilmente modificable, que incluya opciones o indirecta
|
Fue vaga o confusa la
realización de la tarea
|
Asigna tareas lo más
vagas posibles y/o historias
|
No llevó a cabo la
tarea
|
No deja ninguna tarea
|
Implicaciones
prácticas
1) Escuchar y observar cuidadosamente a los clientes para
hallar pistas que ayuden a identificar las pautas peculiares de respuesta
colaborativa. Estas pistas se pueden encontrar en el lenguaje verbal y no
verbal tanto como en la forma en que llevan a cabo las directivas. Una vez
descubiertas dichas pistas, se sugiere que el profesional se ajuste a la
particular forma de cooperar del cliente.
2) Utilizar todo aquello que la familia trae a terapia con el
objetivo de mejorar el proceso de cooperación. El terapeuta puede enfocarse en
los lados fuertes y recursos de los miembros de la familia, usar sus palabras
clave y sistema de creencias, además de sus conductas no verbales.
3) Poner rótulos positivos a las conductas del paciente, el uso del yo
terapeuta, el sentido del humor, la normalización y los elogios son
herramientas para fomentar la cooperación en la relación
terapeuta-cliente.
Hasta
aquí se ha presentado un modelo para promover el proceso de cooperación en la relación
terapeuta-cliente. Se concluye recalcando la importancia de tomar en cuenta la
oportunidad de cambio en todo momento:
además de ajustarse a cada una de las respuestas del cliente se sugiere que el
profesional introduzca pequeñas diferencias “que hagan una diferencia”.
de Shazer, Steve (1995) Claves para la solución en terapia breve. Paidós.
Lipchik, Eve (2002) Terapia centrada en la solución. Amorrortu editores.
Selekman, Matthew (1996) Abrir caminos para el cambio. Gedisa,
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